Las Direcciones Médicas se han convertido en todo un talento estratégico para las Organizaciones Sanitarias, dado que, sin duda, deben hacer frente a una larga lista de desafíos entre los que destacan la integración de avances tecnológicos, la aparición e implementación de la Innovación Terapéutica y el crecimiento exponencial de los datos. Lo cierto es que la transversalidad en la figura de las Direcciones Médicas parece volverse vital. De hecho, ostentan la responsabilidad en la asistencia médica en las Organizaciones Sanitarias y, por lo tanto, deben procurar y tratar de garantizar la calidad, la eficiencia, la seguridad y la armonía de las actuaciones asistenciales en todo el proceso, participando en las decisiones estratégicas y promoviendo la investigación y la innovación como elementos implícitos en la práctica profesional.
La mencionada transversalidad ha sido el eje fundamental del IV Encuentro de Direcciones Médicas, celebrado los días 21 y 22 del pasado mes de noviembre. Una transversalidad que debe plantearse como estratégica y que debe tener tendencias tan actuales e importantes como el valor, la innovación, la evaluación, la Inteligencia Artificial y la participación de los pacientes.
Resultados centrados en el paciente
En relación al valor, la Dirección Médica es clave para la implementación de la Gestión Basada en Valor que incluya liderazgo estratégico, en el sentido de que los Directores Médicos deben fomentar una cultura orientada a resultados centrados en el paciente; innovación en procesos, rediseñando itinerarios clínicos que optimicen la experiencia del paciente y los resultados; colaboración multidisciplinaria:, con la integración de las diferentes perspectivas sanitarias, administrativas y del paciente para alinear metas asistenciales con objetivos de valor, y la implementación de tecnología y el uso de herramientas clave como la historia clínica digital, el análisis predictivo y las plataformas de medición de resultados.
La medicina va a tener que transformarse siendo una necesidad el adaptarse a la automatización y prepararse para los cambios en la formación médica y las prácticas clínicas. Asimismo, se debe priorizar la investigación y la innovación en el ámbito de la Dirección Médica y la Gestión Sanitaria, subrayando su papel en la mejora de la atención médica y el cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad y equidad en el Sistema Sanitario.
El reto de las terapias avanzadas
En el caso de las terapias avanzadas, éstas van a ser un desafío y una oportunidad para toda la organización siendo un buen momento para reconducir bastantes cosas. A modo de ejemplo, los hospitales de cara a la implantación de las CAR-T tienen desafíos importantes en relación con la coordinación de los servicios implicados, la constitución de un comité clínico de Terapias CAR-T, enfermería especializada, un coordinador de terapias avanzadas, las plataformas de las empresas farmacéuticas, la organización administrativa de la llegada de los pacientes y la financiación de los fármacos. Y es que el futuro viene de la reorganización de los procesos asociados a nuevas indicaciones y de la investigación.
Todo ello conlleva grandes retos pendientes, como asegurar su financiación, evitar desigualdades, consolidar programas en los hospitales, evitar el miedo al alto coste, mejorar el proceso de derivación y mejorar aspectos regulatorios y de calidad. Y, por supuesto, medir y evaluar par poder tomar decisiones basadas en resultados.
Evaluación de tecnologías sanitarias
En el caso de las enfermedades hemato-oncológicas, como se ha visto en el IV Encuentro de Direcciones Médicas de la Fundación SEDISA, las Direcciones Médicas deben conducir y coordinar la evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) con rigor metodológico, integrando todas las visiones de los equipos asistenciales, que incluye por supuesto al paciente y, finalmente, conectarla con la evaluación económica con perspectiva social. También es de suma importancia desde el punto de vista de la Gestión Sanitaria y es que deben afrontar los retos que se presentan en este ámbito, como es poder catalogar y analizar estas innovaciones, para incorporarlas de manera ágil, dinámica y flexible, enfocando en la mejora de los resultados en salud, ya que se trata de un área punta de lanza en la investigación y la innovación bio-sanitaria.
Si bien la implementación de la tecnología es clave para el manejo de este tipo de patologías, no obstante, se requiere que exista una reevaluación en función de los diferentes escenarios que se pueden dar en el mundo real, saber incorporar todos los datos directa o indirectamente relacionados con la salud, utilizar los nuevos canales de comunicación y técnicas de análisis, aplicar las nuevas herramientas tecnológicas, sin perder de vista la perspectiva de las personas. Para todo ello, liderado por las Direcciones Médicas, se debe trabajar de forma multidisciplinar, recogiendo un sistema de priorización compartido y consensuado con todos los equipos de salud que desempeñan su actividad dentro y fuera de los hospitales.
Inteligencia artificial
En el abordaje de las enfermedades también es clave la introducción de las nuevas tecnologías, concretamente de la inteligencia artificial, que puede dar visibilidad a la información invisible. Cuando algo es raro es difícil de identificar porque puede quedar oculto entre las cosas más generales. El análisis de datos y las herramientas de IA pueden ayudar a identificar más rápidamente la enfermedad, a determinar el mejor tratamiento según experiencias previas y apoyar la investigación al poder cruzar las experiencias de todos los posibles pacientes afectados.
En la actualidad, ya se está utilizando la IA con el objetivo de aportar en la investigación de nuevos medicamentos, en el análisis de incidencia de las enfermedades concretas, en la aceleración de la búsqueda de información por parte de los médicos utilizando técnicas de procesamiento del lenguaje y en la aceleración de los ensayos clínicos. No obstante, debemos trabajar el presente sin dejar de mirar el futuro. Y es que para las Direcciones Médicas también será de suma importancia, ya que permitirá conocer datos factuales, concretos y personalizados de los pacientes afectados y de su evolución que conllevaría poder tener una planificación adecuada de recursos necesarios para el cuidado de estos pacientes.
Transversalidad de las Direcciones Médicas
Por último, pero no menos importante, la participación de los pacientes tiene un papel clave para la transversalidad estratégica de las Direcciones Médicas. La incorporación de los pacientes no solo es crucial para el Sistema Sanitario, ya que un agente como las organizaciones de pacientes aporta una mayor implicación y adherencia de los pacientes, permitiendo que sean corresponsables de la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, sino que también suponen un beneficio para los propios pacientes, en el marco de la gran labor que llevan a cabo en autoayuda, formación, acompañamiento, etc.
Debemos dar mayor participación al paciente en la toma de decisión sobre su proceso asistencial y formando parte de los organismos de toma de decisión en las instituciones de salud. A este respecto, los pacientes deben ser considerados como agentes activos en su atención médica, debido ser tenidas en cuenta sus opiniones y experiencias en todas las etapas del proceso de autorización y financiación de medicamentos.
Resistencia al cambio
Para conseguir lo expuesto, las Direcciones Médicas tienen grandes retos a los que hacer frente, como la resistencia al cambio cultural y organizacional, la necesidad de capacitación en habilidades de gestión y análisis de datos y los desafíos en la integración de sistemas de medición y análisis de costes. Sin embargo, seguir avanzando es fundamental y, en este sentido, las Direcciones Médicas cuentan con diferentes oportunidades, destacando la importancia de la mejora de la calidad percibida por el paciente, la optimización de los recursos y la sostenibilidad y la ventaja competitiva en entornos vulnerables en los que se valora la calidad obtenida y demostrada.
En definitiva, abordar los desafíos de las Direcciones Médicas en la integración y transformaciones de las Organizaciones Sanitarias requiere un enfoque proactivo, estratégico y colaborativo. Es fundamental priorizar la calidad asistencial, la innovación y la eficiencia para garantizar el éxito en la era actual. Y para ello se necesita de un liderazgo transformacional para hacer el cambio y colaborar con los profesionales y crear espacios para trabajar en proyectos de mejora.
Sección elaborada en colaboración con la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA).
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