El congreso anual de la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (SEDAP) cerró el viernes su programa con la intervención del psicólogo clínico Ismael Durado, profesor colaborador de la Universidad Oberta de Cataluña, y de la Universidad Internacional de Valencia, y especialista en inteligencia emocional. El experto repasó algunas claves sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de la población y, en especial, de los profesionales sanitarios.
“La pandemia trajo los aplausos en los balcones, pero luego se acabó la música y quedó el silencio. La gente compartió orgullo y satisfacción, pero luego volvió el silencio. A la gente se le dijo que los profesionales sanitarios son héroes, pero Superman no tiene que volver a casa después de sesiones maratonianas con miedo a contagiar a su familia, ni llora, ni se cubre con plásticos cuando no hay EPIS o tiene que buscar mascarillas de donde no las hay. No fueron héroes, sino grandes profesionales que en un momento dado tuvieron que redoblar esfuerzos dando lo mejor de sí mismos”, explicó.
Así, Durado criticó que, desde el punto de vista de la gestión sanitaria no todo era la respuesta asistencial a nivel de recursos hospitalarios o de Atención Primara. “Se tenía que haber redoblado esfuerzos y recursos para cuidar la salud mental de las personas que han estado en primera línea, especialmente aquellos que han gestionado la presión y la frustración con gran riesgo de romperse al final”, subrayó.
Desde ese punto de vista, cree que “falló la humanidad en la toma de decisiones”. “Yo todavía acompaño duelos de quienes no se pudieron despedir de sus seres queridos. En muchos casos, la última mano a la que agarrarse fuisteis vosotros. Los profesionales fueron la correa de transmisión del dolor de las personas”, expuso. “El efecto en la Salud Mental de la población ha sido importante. Hay mucha soledad y gente que aun no sale a la calle. Hay pacientes que vienen a ser escuchados, a ser supervisados en el manejo de su enfermedad, pero sobre a todo a ser acompañados”, recalcó.
Para el experto, también por parte de los clínicos se ha perdido humanización en el trato. “En ocasiones la atención no es tal, se nos olvida el poder de la sonrisa o que los ojos dan mucha información y a veces miramos poco a los pacientes”.
Además, destacó que “la pandemia ha puesto de manifiesto que somos vulnerables y nos dimos cuenta de que muchos líderes no llegaban, se rompían y sin liderazgo no hay dirección. El contexto era confuso, no había información, y los líderes deben reconocer qué es lo que no saben”. El experto dejó claro que el liderazgo en tiempo de crisis es volátil y que “a los líderes se les presupone capacidad de planificación, pero el Covid ha demostrado que debemos estar preparados para la incertidumbre y la improvisación”.
Desde su punto de vista, la labor del líder ejemplar debe ser humilde, conectada a la realidad de sus equipos y alejada del síndrome del despacho cerrado. Entre los criterios que destacan en este sentido, el profesor Ismael Durado recomendó “nunca olvidar de dónde venimos, ya que la humildad es el inicio de todo” y que “hay que convertirse en ejemplo y nunca olvidar quién eres para agradecer a los demás su trabajo”.
En la gestión de equipos, el experto aconsejó a los directivos y gestores sanitarios que “no dejen que las cosas se le suban a la cabeza ni olviden el esfuerzo que te costó llegar hasta donde están”. Y, aludiendo a ese recorrido que es la carrera profesional el experto recomienda “ayudar siempre como a ti te ayudaron” y destacó que para ser un buen líder “hay que ser consciente de que el respeto se gana con tus acciones, no con tus títulos”.
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