Los altos niveles de exposición al virus causante de la Covid-19 pueden reducir o anular la protección que proporcionan la vacunación y la infección previa, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Yale, la Universidad de Florida y el Departamento Penitenciario de Connecticut (Estados Unidos).
Las conclusiones, publicadas en ‘Nature Communications’, sugieren que, en entornos densamente poblados, las medidas de control que reducen los niveles de exposición al virus –como las mascarillas, la mejora de la ventilación y el distanciamiento– pueden suponer un beneficio adicional en la prevención de nuevas infecciones entre las personas vacunadas o previamente infectadas.
Estudio en el sistema penitenciario
El estudio se llevó a cabo en el sistema penitenciario del Departamento de Connecticut para averiguar si la inmunidad adquirida tras la vacunación o una infección previa era menos eficaz o «permeable» en situaciones en las que las personas están expuestas a altos niveles del virus, tal y como ha explicado Margaret Lind, autora principal del artículo e investigadora científica asociada de la Escuela de Salud Pública de Yale.
Responder a esta pregunta durante la pandemia ha sido un reto importante porque «es realmente difícil encontrar una población, como los residentes del Departamento Correccional de Connecticut, en la que sepamos el tipo de exposición que tiene alguien y conozcamos su estado de vacunación y de infección previa», ha recalcado Lind.
«Tuvimos una oportunidad única de responder a esta pregunta porque el Departamento Correccional había montado un programa intensivo de pruebas de Covid-19 y estábamos identificando y aislando a los individuos infectados», ha señalado el doctor Byron Kennedy, jefe médico del Departamento Correccional de Connecticut y profesor clínico asociado de la Escuela de Salud Pública de Yale.
Los investigadores rastrearon las infecciones entre 15.444 residentes de centros penitenciarios de Connecticut entre junio de 2021 y mayo de 2022, cuando el estado experimentó dos oleadas epidémicas debido a la aparición de las variantes Delta y Ómicron de Covid-19. También determinaron qué personas habían residido con un compañero de celda positivo en Covid y, como resultado, habían tenido una alta exposición al virus.
El estudio descubrió que, durante las oleadas epidémicas Delta y Ómicron, la inmunidad adquirida tras una vacunación, una infección previa y tanto la vacunación como la infección («inmunidad híbrida») era más débil cuando los residentes residían con un recluso infectado.
En concreto, durante la ola de Delta, la vacunación fue un 68 por ciento eficaz para prevenir la infección en residentes sin una exposición documentada, pero solo fue un 26 por ciento eficaz en residentes con exposición a un compañero de celda infectado. Una infección previa fue un 79 por ciento eficaz para prevenir la infección en residentes sin una exposición documentada pero fue un 41 por ciento eficaz cuando un residente estuvo expuesto a una persona infectada en su celda.
La inmunidad híbrida proporcionó el mayor nivel de protección, con un 95 y un 71 por ciento de eficacia, en los residentes sin una exposición documentada y con una exposición en la celda, respectivamente.
Aunque la protección global proporcionada por la vacunación, la infección previa y la inmunidad híbrida fue menor durante la onda epidémica con la variante Ómicron, más transmisible, se observó el mismo patrón en los niveles de protección.
Eficacia de la vacuna
La vacunación tuvo una eficacia del 43 por ciento en la prevención de la infección en residentes sin exposición documentada, pero solo fue del 4 por ciento en residentes que compartieron celda con una persona infectada. Una infección previa fue un 64 por ciento eficaz sin una exposición documentada, pero solo fue un 11 por ciento eficaz cuando un residente estuvo expuesto a una persona infectada en su celda.
Aunque la inmunidad híbrida proporcionó mayores niveles de protección durante la oleada Ómicron, solo fue un 20 por ciento eficaz en los residentes con una exposición en su celda, frente a ser un 76 por ciento eficaz en los residentes sin exposición documentada.
«Esta investigación es el primer estudio, que sepamos, que aporta pruebas reales de la naturaleza dependiente de la exposición o ‘permeable’ de la inmunidad que proporcionan la vacunación y la infección», añadió Lind.
El catedrático de Biología Derek Cummings, coautor del artículo y director asociado del Instituto de Patógenos Emergentes de la Universidad de Florida, ha comentado que «se necesitan más estudios para comprender si el mismo fenómeno de protección permeable puede estar produciéndose entre personas vacunadas y previamente infectadas en otros entornos de congregación, como hospitales y centros de salud».
«Sospechamos que la protección permeable puede ser la norma de la inmunidad frente a muchas enfermedades infecciosas de importancia para la salud pública», ha afirmado el doctor Albert Ko, coautor principal del trabajo. «Este estudio es un buen ejemplo del aprovechamiento de la colaboración entre el gobierno estatal y una universidad para responder a una pregunta difícil pero fundamental sobre cómo funciona la inmunidad contra la Covid-19, además de orientar la forma en que protegemos a nuestras poblaciones vulnerables», ha añadido.
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