La depresión, el síntoma más frecuente en los estadios iniciales de alzhéimer

La depresión es el síntoma más frecuente de la enfermedad de Alzheimer, sobre todo, en estadios iniciales. Así lo manifiesta la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Depresión, que tiene lugar cada 13 de enero.

CEAFA también señala que la aparición de síntomas depresivos “debe tratarse urgentemente para evitar el deterioro cognitivo que produce y, por tanto, el empeoramiento en las actividades de la vida diaria y pérdida de independencia”.

Depresión y asociaciones

El envejecimiento se asocia hasta en un 5-15 % con la depresión. Las causas de ello se deben al mayor riesgo de enfermedades y al aumento de posibilidades de tener discapacidad, así como pérdidas de seres queridos o amigos difíciles de afrontar.

Los síntomas relacionados con el estado del ánimo más frecuentes son la depresión y la apatía. En este sentido, es posible que esta sintomatología sea parte de la enfermedad e, incluso, una manifestación inicial de la demencia antes de que sean evidentes los síntomas cognitivos. Sin embargo, “hay consenso general en que parece existir una relación entre la historia anterior de depresión y el desarrollo de enfermedad de Alzheimer”, afirma la presidenta de CEAFA, Mariló Almagro.

Igualmente, la ansiedad y la depresión también pueden derivarse de sentimientos de tristeza, apatía, miedos o angustia producidos por los cambios que se dan al iniciar el proceso de desarrollo de la enfermedad. Son momentos en los que la persona se empieza a percatar de que no es capaz de realizar bien sus actividades habituales.

Por ello, Almagro incide en que “debemos seguir avanzando en materia de prevención y tratamiento de la enfermedad con el fin de mejorar la calidad de vida de los afectados y sus familiares. Sin duda, sigue siendo necesario que se destinen más recursos para la atención sociosanitaria de las personas con Alzheimer”.

Efectos en las personas cuidadoras

Según señalan desde CEAFA, en la relación del alzhéimer y la depresión también hay que tener en cuenta a las personas cuidadoras. Numerosos estudios demuestran que los familiares y/o cuidadores de personas con esta enfermedad experimentan niveles altos de ansiedad y depresión, teniendo, a su vez, más probabilidades de sufrir alzhéimer.

A menudo, las vidas de las personas cuidadoras giran en torno a la satisfacción de las necesidades del familiar enfermo. La labor de cuidado tiene un gran nivel de exigencia y se tiende a olvidar las necesidades propias. Por ello, desde la Confederación hacen hincapié en la importancia de “tomar conciencia de la necesidad de cuidarse más, para disponer de más energía y de recursos físicos y psicológicos que le permitan seguir cuidando”.

 

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