Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Radboud (Países Bajos) parecen haber encontrado un mecanismo esencial en el proceso de enfermedad de Covid-19, que hasta ahora se ha pasado por alto. Si la información es correcta, probablemente tenga importantes consecuencias para el tratamiento de la enfermedad.
Los investigadores se preguntaron qué sucede exactamente en el caso de una infección grave. Los médicos reconocen tres fases claras. Al principio, los pacientes presentan rápidamente disnea debido al líquido en los pulmones. Unos nueve días después de la infección se produce una reacción inflamatoria en los pulmones; los anticuerpos del paciente pueden atacar al virus a nivel pulmonar, lo que puede agravar aún más la situación en el pulmón. Algunos de los pacientes que se recuperan después de una estancia en la UCI desarrollan trombosis y cicatrices en los pulmones debido al líquido de larga duración, lo que dificulta la recuperación. En resumen: todo comienza con un problema de los fluidos.
“En esa primera fase, durante la cual los pulmones se llenan de líquido, las tomografías computarizadas de los pulmones se ven mal y los pacientes rápidamente experimentan disnea, que es muy característica. Esta imagen no puede ser explicada solamente por la infección de los pulmones. Así que tenemos la idea de que los capilares, empiezan a infiltrar a nivel pulmonar durante este proceso. Esa fuga causa problemas en los pulmones, porque se llenan parcialmente”, explica el líder del estudio, Frank van de Veerdonk.
Esta observación ya se hizo con el SARS (una infección previa por coronavirus que ocurrió en 2003), pero no había una buena explicación disponible. Los investigadores ahora llegan a una hipótesis, una explicación teórica que hace plausible la fuga. “El Covid-19 entra en los pulmones a través del receptor ACE2. El virus se une al receptor, que luego lo lleva a la célula pulmonar donde el virus puede multiplicarse. En caso de una infección masiva, este proceso hace que los receptores ACE2 desaparezcan del exterior de la célula. Con eso, su función también desaparece”, detalla el científico.
Se sabe que la ECA2 (enzima conversora de angiotensina 2) desempeña un papel en el mantenimiento de la presión arterial en todo el cuerpo, que está regulada por el RAAS, el sistema renina-angiotensina-aldosterona. El sistema RAAS, y por lo tanto el ACE2, controla la presión sanguínea regulando la vasodilatación y la vasoconstricción. Pero el ACE2 tiene otra función, que hasta ahora ha permanecido fuera de la escena en las infecciones por coronavirus.
“El ACE2 mantiene la bradiquinina bajo control. La bradiquinina hace que los vasos sanguíneos se infiltren. Tenemos buenas razones para creer que con las infecciones por Covid-19 vemos exactamente este efecto: cuando se introduce el virus, los receptores ACE2 desaparecen de las células pulmonares, dando rienda suelta a la bradiquinina para hacer que los pequeños vasos sanguíneos se infiltren masivamente en el lugar de la infección”, indica Van de Veerdonk.
Los investigadores reconocen este fenómeno a partir de otra enfermedad muy rara: el angioedema hereditario. Las personas con esta enfermedad pueden desarrollar repentinamente una inflamación de, por ejemplo, las manos, los pies, el abdomen o la cara. Estas inflamaciones pueden persistir durante varias horas, a veces incluso días, después de lo cual desaparecen tan rápidamente como se han desarrollado. La causa de estas inflamaciones: fugas en los vasos sanguíneos debido al exceso de bradiquinina.
Algunos efectos secundarios de los inhibidores de la ECA, que se utilizan contra la presión arterial alta, también son muy similares a los síntomas observados con Covid-19. La tos seca, por ejemplo. Y en casos raros, el angioedema también puede ocurrir con los inhibidores de la ECA.
Los problemas de fugas vasculares pueden agravarse por una fase inflamatoria. Esto causa aún más fuga y daño a los pulmones. Los medicamentos antiinflamatorios pueden tener un efecto potencialmente amortiguador aquí, y los médicos e investigadores de todo el mundo están haciendo todo lo posible para seleccionar los medicamentos más óptimos para esta etapa.
Además, la infiltración vascular de larga duración y la inflamación de los vasos sanguíneos desencadenarán la cascada de coagulación que llevará a la trombosis y eventualmente a la cicatrización de los pulmones. Las intervenciones que se inician tempranamente para tratar esta fuga tienen la capacidad de prevenir estas serias complicaciones y podrían ser efectivas para mantener a los pacientes fuera de la UCI.
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