La inflamación de la glotis o laringitis puede deberse a un uso excesivo de la voz, una infección respiratoria viral o una exposición a sustancias irritantes. La principal complicación es que las cuerdas vocales se inflaman o irritan, por lo que se produce una ronquera o distorsión en los sonidos producidos por el aire que pasa a través de las cuerdas. En algunas ocasiones, el paciente puede llegar a perder temporalmente la voz. Si la ronquera se vuelve persistente, es posible que exista una enfermedad no diagnosticada más grave. La principal recomendación para el paciente con laringitis aguda es el descanso de la voz. Si el paciente continúa forzando las cuerdas vocales es probable que se produzca un daño mayor e, incluso, la cronificación.
Cuando la laringitis es de corta duración se considera aguda, mientras que si tarda más de tres semanas en curarse se denomina crónica. Normalmente los síntomas duran 15 días como máximo, y la causa más habitual es la infección por un virus (resfriado, bronquitis o sinusitis). La laringitis también puede tener su origen en una infección bacteriana, como la difteria, si bien gracias a la vacunación estos casos son poco frecuentes. El paciente con laringitis debe acudir al médico si el problema persiste más de dos semanas, y también si tiene dificultad para respirar, fiebre o dolor intenso, tos con sangre o problemas para tragar.
Principales síntomas
- Distorsión, debilidad o pérdida de la voz.
- Sensación de aspereza, sequedad o cosquilleo en la garganta.
- Dolor de garganta.
- Tos seca.
Cuando el paciente es pediátrico debe acudir al médico si tiene dificultad al respirar o estridor inspiratorio. Otros signos de alarma pueden ser que el niño babee más de lo habitual, tiene problemas para tragar o fiebre superior a 39,4º C. La Asociación Española de Pediatría indica que la gran mayoría de las laringitis en niños son provocadas por virus respiratorios, y les afectan sobre todo entre los seis meses y los seis años de vida. Esta patología es más habitual durante los meses fríos.
La laringitis aguda también es conocida como crup o laringitis estridulosa. El crup es la inflamación de las cuerdas vocales y de las vías respiratorias debajo de la laringe. Frecuentemente son síntomas que pueden tratarse con medidas de autocuidado, como permanecer en silencio, beber abundante líquido, evitar el alcohol, el tabaco, las comidas picantes, etc. Si los síntomas se complican, es necesario acudir al médico. La epiglotitis, por ejemplo, puede suponer un riesgo para la vida tanto de niños como de adultos.
Laringitis crónica
La laringitis crónica es aquella que dura más de tres semanas, y su causa más frecuente es la exposición durante un tiempo a productos o sustancias irritantes, como vapores químicos, reflujo ácido, bebidas alcohólicas o tabaco. También causa laringitis crónica el uso excesivo y habitual de la voz, como por ejemplo los cantantes o los profesores. En consecuencia, el paciente puede sufrir tensión de las cuerdas vocales, lesiones y aparición de pólipos o nódulos en las cuerdas vocales.
La exploración física del paciente suele ser inespecífica y el síntoma fundamental es la disfonía, según las guías de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL). Las alteraciones de las cuerdas vocales, aunque benignas en un principio, pueden provocar cambios citológicos y estructurales que evolucionan en un carcinoma.
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