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martes, 27 de junio de 2017


¿Qué es la microcefalia?

La microcefalia es el término médico que se utiliza cuando un niño tiene la cabeza más pequeña de lo normal. No es una enfermedad en sí, sino más bien una señal de que el cerebro tal vez no se esté desarrollando como debería.


En los bebés y niños, el crecimiento normal del cerebro es lo que hace crecer la cabeza.

Si el cerebro no se desarrolla, el niño puede tener discapacidades intelectuales y físicas en menor o mayor grado. También es posible que un niño tenga microcefalia sin presentar ningún tipo de retraso.
Hay que recordar que el cerebro es un órgano sorprendente y aún misterioso para nosotros en muchos aspectos. Existen muchos casos de niños que nacen con problemas cerebrales y se desarrollan mucho mejor de lo que habían previsto los médicos.

¿Cómo se diagnostica la microcefalia?

La microcefalia se puede diagnosticar a través de un ultrasonido (ecografía) mientras el bebé aún está en el útero, y se detecta cuando la circunferencia de la cabeza es menor de lo que corresponde al tamaño del bebé y al tiempo de gestación.

Recuerda, sin embargo, que las mediciones hechas a través de una ecografía no son del todo exactas porque dependen de la habilidad del profesional que las realiza, la posición del bebé y la calidad del equipo de ultrasonido.

Una vez que nace el bebé, el médico puede diagnosticar la microcefalia midiéndole la circunferencia del cráneo con una cinta métrica.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), un bebé recién nacido tiene microcefalia si su cabeza mide 33 cm (13 pulgadas) o menos de circunferencia (si es prematuro, el número será diferente). Sin embargo, las autoridades de Brasil (donde los casos de microcefalia se han multiplicado) están considerando unas medidas diferentes, para comprobar si un bebé tiene microcefalia: 31,5 cm para niños, y 31,9 cm para niñas.

Los CDC y el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos (NCHS por sus siglas en inglés) ofrecen una calculadora en línea de la circunferencia del cráneo para bebés de cero a 36 meses.

Por sí sola, la medida de la cabeza no es suficiente para determinar si hay malformaciones cerebrales. También hay que tener en cuenta lo siguiente:

El perímetro craneano de los padres (si los padres tienen cabezas pequeñas, podría ser simplemente una característica hereditaria).
Si el parto fue vaginal. Se recomienda volver a medir el perímetro cefálico 3 o 4 días después del parto, puesto que la cabeza del bebé tiene la capacidad de "estrecharse" al pasar por el canal de parto y tarda unos días en volver a la normalidad.
Las proporciones del cuerpo del bebé. Un niño de estatura baja tiende a tener la cabeza más pequeña.

¿Cuándo se puede obtener un diagnóstico definitivo?

Puesto que la microcefalia se da debido a la falta de crecimiento cerebral, tarda un poco hasta que se puede detectar en los exámenes médicos.

Por ejemplo, si el problema que provocó la microcefalia ocurrió en el primer trimestre del embarazo, es posible que cuando te hagan una ecografía en el segundo trimestre, alrededor de las 20 semanas, la cabeza del bebé aún sea del tamaño normal para esa etapa y la microcefalia solo aparezca más adelante, o incluso después del nacimiento.

La microcefalia podría no ser evidente hasta después del nacimiento del bebé, ya que su cabeza podría ser normal al nacer y luego dejar de desarrollarse de la manera esperada en los próximos meses. Por eso en las consultas de rutina con el pediatra siempre le medirán la cabeza a tu bebé.

¿Cuáles son las causas de la microcefalia?

En muchos casos de microcefalia se desconoce la causa de la malformación. Entre las causas más conocidas se incluyen:
Los trastornos o problemas genéticos, como el síndrome de Down, y las trisomías 13 o 18, entre cientos de otros factores. En el caso de los síndromes genéticos, puede haber malformaciones también en otras partes del cuerpo.
Infecciones sufridas por la madre durante el embarazo, como la rubéola, el citomegalovirus, la toxoplasmosis, la sífilis y posiblemente el virus del zika.
Exposición de la madre a agentes teratógenos (que pueden causar defectos congénitos) durante el embarazo, como la radiación, ciertas sustancias químicas, alcohol o drogas, entre otros.
Craneosinostosis o craneoestenosis: cuando la mollera del bebé se cierra antes de tiempo. En ese caso, el problema empieza en los huesos del cráneo, y no en el cerebro del bebé.
Malnutrición, fenilcetonuria o diabetes durante el embarazo, sin el tratamiento médico adecuado.
Lesión o trauma al cerebro del bebé, como por ejemplo, a la hora del nacimiento. En ese caso la microcefalia solo se hace evidente a medida que el bebé crece.

Las pruebas de diagnóstico por imagen, como la resonancia magnética y la tomografía computarizada a veces logran identificar la causa de la microcefalia. Cuando se detectan calcificaciones, por ejemplo, eso significa que hubo algún tipo de infección en el cerebro.

Si un bebé tiene microcefalia, ¿se desarrollará normalmente?

La medida de la cabeza en sí no es suficiente para determinar si un bebé tendrá o no un desarrollo normal. Todo dependerá del estado de su cerebro.

Los resultados de pruebas como la tomografía computarizada y la resonancia magnética podrían indicar posibles malformaciones cerebrales. Cuando el cerebro es más pequeño de lo normal para la edad y el sexo del bebé, el trastorno también se llama microcefalia.

Pero aún con las imágenes del cerebro del bebé, no hay cómo saber con certeza el tipo de discapacidades o problemas que este podrá tener cuando crezca.

Los problemas más frecuentes son retrasos intelectuales o motrices, parálisis cerebral, epilepsia, trastornos oftalmológicos e hiperactividad.

Los niños con microcefalia necesitan los cuidados de un neurólogo pediátrico y otros especialistas para se pueda detectar a tiempo cualquier retraso en su desarrollo.

En general, cuanto más pequeña es la cabeza del niño, más graves serán las secuelas, aunque esta relación no está del todo comprobada.

¿Cómo se trata la microcefalia?

Desafortunadamente, no hay como recuperar el crecimiento cerebral perdido ni hacer que el cráneo vuelva a ser normal, excepto en los casos de craneoestenosis, que son bastante raros.

Sin embargo, es importante que el niño reciba seguimiento médico constante para que se introduzcan lo antes posible las terapias y los estímulos que ayudarán en su desarrollo intelectual y motriz.

Quizás necesite medicamentos y tratamientos para condiciones médicas específicas. Por ejemplo, si el niño tiene epilepsia, el médico le recetará medicinas para controlar las convulsiones.

¿Hay algo que pueda hacer para evitar que mi bebé tenga microcefalia?

Sí y no. Puedes cuidar de tu salud antes de embarazarte y durante el embarazo, y tomar las precauciones necesarias para evitar la exposición a sustancias que son tóxicas para el bebé, además de evitar el contagio de infecciones que puedan hacerle daño.

El problema es que no siempre podrás controlar esos factores, por más precavida que seas. Si desarrollas una infección que pueda causar la microcefalia, habla inmediatamente con tu médico y sigue el tratamiento recomendado. Sin embargo hay infecciones como el virus del zika para las que no hay un tratamiento específico.

Tampoco hay pruebas que puedas hacerte durante el embarazo que descarten que tu bebé tendrá problemas. Los ultrasonidos o ecografías ayudan a revisar el crecimiento de la cabeza del bebé. Sin embargo, no hay nada que se pueda hacer para evitar la microcefalia, si tras una infección ocurre daño cerebral.


Y si de hecho el bebé nace con microcefalia, además de empezar lo antes posible las intervenciones y los tratamientos recomendados, lo que realmente hará la diferencia en su vida y le permitirá tener el mejor desarrollo posible será el apoyo y cariño que reciba de su familia. 

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