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viernes, 29 de agosto de 2014

Dosis de acetaminofen en los niños


Si el término acetaminofén no te resulta familiar, seguramente lo reconocerás por su nombre de marca, Tylenol, un medicamento que los padres administran a sus niños para bajarles la fiebre, o aliviarles un dolor o malestar.
En la proporción correcta para cada edad es un excelente aliado, pero hay que tener cuidado: en dosis excesiva puede resultar tóxico y dañino, según advierte a los padres y al público en general un reciente comunicado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (conocido como FDA, por sus siglas en inglés). 

 
Cuando Eduardo comenzó a ir a la guardería a los tres añitos, una de las primeras cosas que trajo de vuelta a casa ¡fue un virus!  Su pediatra le recomendó reposo, líquidos y acetaminofén o Tylenol para la fiebre.  Cuando se agotó el que quedaba en el frasco, el papá de Eduardo pensó que no había razón para ir corriendo a comprar uno nuevo a la farmacia cuando en el botiquín tenían un frasco de acetaminofén concentrado que usan cuando se enferma  su bebé de 9 meses. “Le doy a Eduardo una cucharadita más de éste que es para bebitos y así le hace efecto”, pensó. ¡Un grave error!



Según la doctora Sandra Kweder, de la Oficina de Nuevos Medicamentos de la Administración de Medicamentos y Alimentos (o FDA), cuando el acetaminofén que se vende en forma de gotas concentradas (para bebés) se le administra a un niño mayor en una cantidad más elevada (una cucharada, por ejemplo),  puede ocasionar una sobredosis fatal. Desafortunadamente, es un error muy común. Según la doctora Kweder, ése es precisamente el problema más grande con el uso del acetaminofén: darle a los niños, sin querer, la dosis equivocada.


Y bueno, puedes preguntarte, ¿por qué es tan fácil equivocarse con la dosis de acetaminofén o Tylenol? ¿Es que las instrucciones para su uso no vienen bien claras en los envases? Por supuesto que sí, pero analicemos las razones.


En primer lugar, la confusión puede derivarse en parte por la gran variedad de opciones  del mismo producto, que viene en diferentes concentraciones e instrucciones de dosificación para niños en distintas edades de desarrollo.  Son tantas las que hay en el mercado que a veces no se sabe ni cuál escoger. Compruébalo la próxima vez que vayas a la farmacia: echa una ojeada a la cantidad de opciones para el acetaminofén: envases en diversos tamaños, colores, para el día, para la noche, para bebés, para niños de 2-4 y la lista continua.


En segundo lugar, muchas personas no leen las instrucciones completas o se confían pensando que si es un medicamento tan común debe ser totalmente inofensivo.
Pero aún cuando los padres sean extremadamente cautelosos en la administración del acetaminofén, es posible que se produzca una sobredosis si el niño está tomando más de un medicamento que lo contenga como ingrediente activo  (uno para bajar la fiebre, otro para aliviar la tos y el dolor de garganta o para contener la secreción nasal, por ejemplo).  ¿Cómo es posible? Pues porque el acetaminofén se encuentra también en esos medicamentos para el catarro o  para la tos. De hecho, se encuentra en la fórmula o composición de más de 600 medicamentos ya sean recetados o de venta libre.


Entonces, ¿es seguro usar acetaminofén o no?  Si se siguen las instrucciones del envase, el acetaminofén es por lo general seguro y efectivo.  Pero si el niño toma más de lo indicado puede producirle náuseas, vómitos o dolor en el abdomen.
En la actualidad, la FDA está revisando las recomendaciones para unificar la dosificación y la potencia del medicamento (hoy día existen 7 potencias en el mercado), así como para establecer estándares más precisos para las unidades de medida del envase (vienen lo mismo en mililitros, que en cucharadas que en centímetro cúbicos).
Para darle acetaminofén a tu hijo, sigue los siguientes consejos:
  • Nunca le des más de una medicina que contenga acetaminofén a la vez. Para saber si un medicamento de venta libre (sin receta) lo contiene, busca el nombre acetaminofén (acetaminophen) en donde están los: datos acerca de la medicina (Drug Facts) en la sección en la que se enumeran los ingredientes activos.  Si el medicamento te lo recetó el médico, pregúntale al farmacéutico.
 
 
  • Selecciona la medicina de venta libre adecuada para la edad y el peso del niño. La sección del envase que tiene las instrucciones te indica si la medicina es la adecuada para tu hijo y qué cantidad debes darle. Si la dosis para la edad o el peso del niño no aparece en el envase o no tienes claro cuánto debes darle, es mejor que consultes con el farmacéutico o con el pediatra.
 
 
  • Nunca le des más cantidad de la indicada. Si la medicina no es suficiente para bajar la fiebre o aliviar al dolor, llama al médico para que te indique qué hacer.
 
 
  • Si la medicina viene en líquido, usa el medidor que viene con el frasco. Nunca uses una cuchara de mesa común.
 
 
  • Mantén un registro diario de la cantidad de medicamento que toma el niño y a qué hora se la das para que todos los que están al cuidado del niño sepan exactamente cuándo se le administró la última dosis y no le den otra por accidente.
 
 
  • Si te saltas una dosis, no le des el doble en la siguiente para compensar la que perdió. Sigue el horario ya establecido.
 
 
  • Si el niño ingiere accidentalmente demasiado acetaminofén, busca ayuda médica de inmediato, aunque el niño no se sienta mal.  Llama a emergencia o llévalo rápidamente a un hospital o centro de atención de la salud. Algunos de los síntomas de sobredosis de este medicamento son: náuseas, vómitos, falta de apetito, sudoración, cansancio, moretones, dolor en la parte superior derecha del abdomen, coloración amarillenta de los ojos y la piel, o malestares como si tuviera una gripe.
 
 
Ten mucho cuidado con la administración del acetaminofén o de cualquier otro medicamento que le des a tu hijo, y en especial, si debe tomar varios a la vez. Si tienes dudas, llama al pediatra o consulta con el farmacéutico.  Y recuerda de mantener los medicamentos de cualquier tipo fuera del alcance de los niños para evitar accidentes. Prevenir es siempre mejor que tener que lamentar.


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