Especialistas alertan sobre los síntomas de deshidratación en bebés

Profesionales del Hospital de Manises (Valencia) alertan sobre los síntomas de deshidratación en bebés. Aseguran que en verano «hay que mantener una buena hidratación de la madre y el niño para evitar riesgos durante los días más calurosos«.

Según explican los expertos, durante la temporada veraniega se dan circunstancias que pueden repercutir en los hábitos de la madre. También en el bebé, que todavía se alimenta de la leche materna.

Aspectos como el calor, la humedad, los desplazamientos por viajes, la exposición al sol, una mayor sudoración o los cambios en los horarios pueden alterar estos hábitos. Las consecuencias pueden convertirse en un problema de salud grave.

Los profesionales aconsejan vigilar la exposición excesiva al sol para prevenir tanto lesiones en la piel como efectos en la salud del bebé. «Se debe evitar la exposición durante las horas de más calor del día. Si es imprescindible salir a esas horas, se debe usar protección como gorros o sombrillas».

Signos de deshidratación

Entre las señales que indican deshidratación en los menores se encuentran la hipoactividad o irritabilidad del bebé. También tener la boca seca, sensación de sequedad en la piel y mucosas. Puede disminuir la cantidad de orina (de color más intenso y olor más fuerte) y tener febrícula (temperatura mayor de 37 grados).

Por contra, estos son los síntomas de una buena hidratación: buen estado de humor del bebé (contento y activo), tener la boca húmeda. También es un buen síntoma orinar con frecuencia y tener la orina de color claro o hacer deposiciones con cierta frecuencia, incluso con cada toma o varias veces por toma.

De acuerdo a los especialistas, los casos más severos de deshidratación pueden presentar daños «irreparables». Por ello, los padres y los cuidadores de los bebés han de prestar atención a los signos que indican que está bien o mal hidratado. Y actuar en consecuencia y de forma rápida en caso de deshidratación.

Lactancia materna en verano

En cuanto a la lactancia materna en verano, la doctora Blanca Garrido, especialista en Pediatría del Hospital de Manises y coordinadora de la Unidad de Cuidados Intermedios Pediátricos y Neonatales, hace una apreciación. Señala que la madre que da leche a su hijo «debe asegurarse de mantenerse hidratada de forma frecuente. A la vez que mantener una alimentación rica en gran variedad de productos frescos y saludables».

«La lactancia suele aumentar en la temporada estival porque los bebés aumentan su demanda para compensar la pérdida de líquidos». Lo explica la doctora, e indica que se debe prestar atención al bebé «ofreciéndole el pecho frecuentemente y dándole a amamantar a demanda».

En esta línea, los expertos apuntan que la leche materna contiene un 85 % de agua. Ello supone que «el lactante se mantiene hidratado gracias a sus tomas».

Así, para la lactancia materna en meses veraniegos, aconsejan «buscar lugares y realizar posturas cómodas». Además de «dar el pecho en la sombra y en lugares frescos, así como evitar el contacto directo del ventilador y el aire acondicionado». Entre las posturas que aconsejan se encuentra el «balón de rugby» y recostarse con el bebé de lado con la finalidad de que «no haya un encuentro cuerpo a cuerpo».

Finalmente, aconsejan «guardar adecuadamente la leche materna si no se va a utilizar para que no pierda sus atributos ni se eche a perder. Se puede refrigerar o congelar según las horas que pasen entre su extracción y la toma de leche».

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