María José Sánchez, investigadora de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), es una de las diez mujeres que aparecen en la Clasificación de investigadoras españolas y extranjeras en España, según Google Scholar, elaborada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En concreto, ocupa el octavo lugar de este listado en el que aparecen 5.600 investigadoras ordenadas según mayor índice h y secundariamente por número de citas. Esta investigadora estudia Medicina y Cirugía, y se doctora en la Universidad de Granada en 1996. Es especialista en Microbiología y Parasitología Clínica (MIR 1993-1996) y experta en Epidemiología e Investigación Clínica por la Universidad de Granada en 2000. Posteriormente, se incorpora a la EASP en 1997 como becaria de investigación y técnica adscrita al Registro de Cáncer de Granada. Desde 2003 trabaja como profesora y responsable de la Dirección de Investigación de 2007 a 2016, y la Dirección del Registro de Cáncer de Granada desde 2009. Entre otras muchas ocupaciones, ha sido investigadora principal de un grupo de investigación del Ciber de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), presidenta de la Red Española de registros de Cáncer de población o asesora de la Dirección del Plan Integral de Oncología de Andalucía desde 2015. En la actualidad es la directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (IBS GRANADA). También trabaja como coordinadora del Programa de Epidemiología y Control de las Enfermedades Crónicas del CIBER de Epidemiología y Salud Pública. Asimismo, es la directora de la Cátedra de Medicina 5P de la EASP, la Universidad de Granada y Roche. María José Sánchez recibe en 2022 un premio de la Diputación de Granada por su trayectoria investigadora en Oncología. Su labor como profesional sanitaria va mucho más allá, puesto que también tiene una amplia experiencia docente.
¿Qué ha supuesto para Ud. el reconocimiento de la Diputación de Granada?
Efectivamente, en noviembre de 2022 recibí la Medalla de Oro de la provincia de Granada, otorgada por la Diputación de Granada, por mi trayectoria investigadora en cáncer. Realmente, me llena de satisfacción y orgullo haber recibido esta distinción, porque reconoce la investigación en cáncer de un grupo de investigación andaluz, además liderado por una mujer.
En su discurso comentó la necesidad de “fomentar las vocaciones investigadoras”, ¿cómo se podría hacer?
Claramente es necesario fomentar las vocaciones investigadoras en las niñas y las mujeres. Hay que seguir planteando desde varios sectores de la sociedad (universidades, centros de investigación o Administración pública) iniciativas dirigidas a hacer crecer el interés por la ciencia y la tecnología entre la juventud.
¿Cómo se puede hacer?
Por ejemplo, a través de encuentros entre estudiantes y diferentes perfiles de profesionales científico-técnicos, de manera que los vean trabajar y puedan ampliar su conocimiento sobre el tipo de trabajos que se desarrollan en estos sectores. Además, habría que hacer hincapié en que para fomentar vocaciones científico-técnicas no basta con mejorar el interés y la competencia en las asignaturas científicas y tecnológicas, ni tampoco con pretender hacerlas más divertidas. Hay que incidir en otros aspectos relacionados, como la propia percepción del alumnado sobre su idoneidad, la percepción de su entorno en relación con los trabajos, así como las posibilidades que ofrece el mercado laboral dentro de estos ámbitos.
¿Cuáles son los principales problemas que tiene la investigación en España?
España invierte hasta cuatro veces menos dinero de su PIB en ciencia y tiene menos de la mitad de investigadores por cada millón de habitantes que países como Corea del Sur, Japón, Suecia, Singapur, Alemania, etc. La investigación en España es una carrera de obstáculos, rodeada de burocracia para su gestión, y con escasa financiación, inferior a la media europea.
Los jóvenes investigadores siguen emigrando.
España tiene que invertir más en ciencia. Es difícil retener y estabilizar el talento científico en nuestras instituciones. Tenemos que ser capaces de generar conocimiento potencialmente útil de elevado impacto tanto a nivel académico, como científico, social y económico, como motor de renovación y progreso en todos los sectores.
¿Y cuáles son las mejores satisfacciones para un investigador?
Satisfacciones hay muchas. Una de ellas es la excelencia de los investigadores de España y la capacidad de trabajo; hacemos mucho con poco dinero. Por otro lado, generar conocimiento científico que ayude a mejorar la vida de las personas es lo más satisfactorio, es decir, la investigación traslacional que llega del laboratorio a la cama de los pacientes. Por otro lado, es muy satisfactorio poder investigar para prevenir el desarrollo de enfermedades como el cáncer.
¿Cuándo y cómo comenzó en usted esa vocación de investigadora?
Desde muy pequeña tuve inquietud y curiosidad por estudiar y descubrir cosas. Hice un bachillerato de ciencias puras, me gustaban mucho las matemáticas. Decidí estudiar Medicina con la idea de evitar enfermedades y cuidar a las personas que ya estaban enfermas. Durante mi periodo del MIR en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada tuve la oportunidad de formarme en investigación y hacer mi tesis doctoral. Allí me di cuenta de que la investigación biomédica era mi pasión. Uní la microbiología con el cáncer, en el proyecto que marcó claramente mi vida profesional, un proyecto internacional sobre virus del papiloma humano y cáncer de cavidad oral. Y desde ahí, ha sido un no parar.
¿En qué consiste su trabajo actual? ¿Cuánto tiempo dedica a la investigación y cuánto a la formación?
Actualmente dirijo un grupo de investigación de excelencia en la Escuela Andaluza de Salud Pública, en el IBS GRANADA y en el CIBERESP. Dedico gran parte de mi trabajo a tareas de dirección y gestión desde que soy directora científica del IBS GRANADA. A pesar de mis responsabilidades directivas, nunca he dejado de solicitar proyectos, escribir artículos científicos, solicitar recursos humanos y mis tareas de divulgación científica que tanto me gustan. Un porcentaje de mi tiempo también lo dedico a la docencia de pregrado, pero, sobre todo, de postgrado en másteres. En resumen, trabajo demasiado.
En general, ¿qué diferencias existen en la actualidad entre un investigador y una investigadora?
Afortunadamente, cada vez existen menos diferencias entre investigadores e investigadoras, sobre todo en las fases iniciales de la carrera investigadora. En la ciencia las mujeres son mayoría, pero en los puestos más bajos. A medida que se sube de escalón en la carrera científica el número de mujeres es cada vez menor.
¿Cómo es su relación con la parte administrativa y financiera de su labor como investigadora? ¿Se involucra en todas las gestiones para conseguir material o financiación, por ejemplo?
Me paso la vida pidiendo recursos competitivos para investigación, tanto públicos como privados, para proyectos y para contratos pre y postdoctorales. Eso es parte de mi trabajo. No podemos parar si queremos mantener y hacer crecer el grupo de investigación. La financiación estable del CIBERESP es una ayuda importante para contratos de investigadores.
En su caso, ¿cómo valora la financiación pública vs. financiación privada? ¿Es posible alcanzar una colaboración público-privada?
La financiación de la investigación e innovación en el sector de la salud y biomedicina debe ser pública, fundamentalmente, pero también privada. Estoy convencida de que, en investigación, la colaboración público-privada es el modelo que debemos seguir, apoyando el desarrollo de proyectos entre empresas y organismos de investigación. El objetivo es promover el desarrollo de nuevas tecnologías, la aplicación empresarial de nuevas ideas y técnicas, y contribuir a la creación de nuevos productos y servicios.
¿Qué consejos le daría a una persona joven que siente esa vocación investigadora?
Hay que estudiar mucho, no queda otra. La investigación es una carrera de fondo en la que hay que poner mucha ilusión y esfuerzo personal. Tienen que respetarse a sí mismos para poder respetar a los demás, amar su trabajo, poner pasión para hacer lo que a uno le gusta, disfrutar de las ganas de aprender solo por el placer de hacerlo, superar y aprender de los errores, la importancia de un segundo idioma, la calidez humana, el sentido del humor y el compromiso social.
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