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viernes, 24 de marzo de 2023

Cómo afrontar los nuevos retos de la AP en el SNS

La Atención Primaria (AP) ha sido clave en la atención a la pandemia por COVID-19 en el conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS), al ser responsable de la ejecución de la vigilancia epidemiológica con la detección y seguimiento de los casos. Todo, sin olvidar la asistencia a los pacientes crónicos y la atención en el domicilio. Ello ha demostrado la cohesión social que aporta este nivel asistencial. Sin embargo, nos encontramos en un momento clave de la AP. Por ello, la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (SEDAP) y el MÉDICO INTERACTIVO, con el patrocinio de Sanofi, pusieron en marcha una encuesta dirigida a los profesionales sanitarios, en la que les ofrecían la posibilidad de expresar su opinión sobre el funcionamiento de este primer nivel de atención sanitaria.

Con los principales resultados se ha generado un informe que permite a los equipos directivos de los diferentes Servicios de Salud llevar a cabo las decisiones que consideren para la mejora de la AP en base a la información aportada por todos los colectivos integrantes de la Atención Primaria española.

Los mayores problemas detectados entre los sanitarios son la falta de financiación (una de las distintas causas de la falta de profesionales y de recursos sanitarios), en opinión de la mayoría de los encuestados, y los problemas organizativos, relativos a la rigidez administrativa, falta de autogestión y de trabajo en equipo.

Teniendo en cuenta las evidentes fallas en la administración sanitaria, a tenor de la encuesta, los profesionales consideran que existe un amplio margen de mejora, no solo inyectando más presupuesto en la AP, sino mejorando la organización de este primer nivel asistencial. “Unos cambios que no precisan de mayor inversión económica, ya que están relacionados con la reorganización de roles, ampliación de competencias y optimización de la coordinación de la atención mediante la implantación de rutas asistenciales”. La inversión económica y la reorganización deben ir parejas en este momento tan complicado.

Creen que, para que ocurra la transformación de la AP, se tienen que dar mejoras en el ejercicio profesional, citando una adecuada dimensión de plazas, cupos y agendas, así como mejoras de las condiciones laborales y retributivas, y la consecución de un auténtico liderazgo y autonomía en la gestión de los equipos.

“La medición de indicadores debe centrarse en medir la satisfacción de profesionales y pacientes y en la medición de resultados en salud y no solo en la medición de la actividad”, han añadido.

Sobre las situaciones que más provocan burnout, uno de los temas que más han sufrido los sanitarios de AP durante la pandemia, en la encuesta, la mayoría de los profesionales (el 72 por ciento) citan la sobrecarga de trabajo, la falta de recursos, de reconocimiento profesional y el exceso de burocracia.

Inversión

“Nuevamente, la falta de inversión ha contribuido a estas situaciones, acompañada de los procesos organizativos y el ‘desprecio’ de la AP”, por lo que inciden en la necesidad de disponer de una mayor capacidad de presupuesto, autogestión y mejorar las condiciones laborales.

Esta cuestión debe ser, en opinión de Rita Tristancho Ajamil, directora general de Programas Asistenciales del Servicio Canario de la Salud, y directiva de la SEDAP, prioritarias en su abordaje.

“Por mucho esfuerzo que hagamos en mejorar los recursos en AP, si los profesionales, e incluso estudiantes y futuros profesionales, no lo consideran un nivel fundamental y resolutivo, y si los usuarios no le dan el uso y el valor adecuado, no conseguiremos que el sistema sanitario sea sostenible, puesto que la AP es fundamental para ello”.

Respecto a los problemas de financiación, Tristancho Ajamil piensa que no están tanto en la falta de personal, sino en la precariedad laboral, “que a su vez es la que produce falta de personal. Esto deriva en una fuga de trabajadores y sensación de frustración. Además, es imprescindible incorporar perfiles técnicos y tecnológicos que nos permitan avanzar en dar respuesta a una sociedad digitalizada y demandante, a través de herramientas que permitan dar tiempo a los profesionales de calidad para la relación médico-paciente y evitarle tareas repetitivas y burocráticas”.

En una línea similar se expresa María del Rocío Hernández Soto, presidenta de la SEDAP, quien incide en la necesidad de una “reorganización imperiosa de la AP”, al tiempo que aliviar la carga laboral de los sanitarios. “Hay que salir de los centros de salud para trabajar con la comunidad en actividades de promoción de la salud y prevención, visitar a los mayores en sus domicilios, residencias”, sostiene.

Mientras, Cristina Ibarrola, directiva de la SEDAP desde Navarra, sostiene, en plena coincidencia con sus compañeras de Junta y con la mayoría de los profesionales encuestados, que hay que “empezar por prestigiar la AP y empoderarla a todos los niveles. No podemos cerrar los ojos a lo que está sucediendo, ya que la AP es el eje vertebrador del sistema”.

Mejoras laborales

Si solo pudieran cambiar un aspecto de la AP, los encuestados se decantan por mejorar las circunstancias del ejercicio profesional. “Esto incluye desde decisiones a nivel de mesogestión, como adecuar los cupos médicos, hasta decisiones que debe tomar el profesional en la gestión de la demanda de su cupo. Además, es esencial la educación sanitaria y la información y formación del paciente sobre su salud”, explica la presidenta de SEDAP.

Para Hernández Soto, “la medicina paternalista que se ha llevado a cabo durante muchos años ha hecho al paciente muy dependiente de su médico”.

Sin reorganización de tareas, inclusión de nuevos perfiles profesionales y el uso de herramientas que disminuyan la burocracia en las consultas no se podrá transformar la AP. Esta es la opinión de Tristancho Ajamil, para quien todos los indicadores son imprescindibles para evaluar correctamente el cambio.

A la directora general de Programas Asistenciales del Servicio Canario de la Salud le llama la atención que “en la encuesta los indicadores de calidad asistencial sean los menos considerados por la mayoría, ya que el propósito debería ser obtener buenos resultados en salud, pero con calidad asistencial y, por supuesto, con una alta satisfacción de profesionales y usuarios”.

Satisfacción de los pacientes

La satisfacción de los pacientes es la segunda iniciativa para tener en cuenta por los encuestados. En este sentido, para Hernández Soto esta cuestión siempre le genera dudas. “La satisfacción va ligada a las expectativas del paciente y, en ocasiones, son exageradas y no puede resolverlas el médico; más que de satisfacción quizás debíamos plantearnos si podemos resolver sus demandas”, recalca.

En esta misma línea se sitúa Tristancho Ajamil. “La satisfacción de los pacientes sería discutible si hemos de responder a todo lo que ellos esperan o hemos de trabajar por hacerles más corresponsables de su salud y del mejor uso de los recursos”.

El paciente tiene que estar en el centro del sistema, asevera Cristina Ibarrola, pero tenemos que concienciarle y empoderarle, “porque hacer sostenible el sistema no es una cuestión solo de los directivos, sino también de las personas que acuden a él”, dice con vehemencia la representante de SEDAP en Navarra.

Liderazgo gerencial

Sobre la formación que precisan los gerentes de la AP, la creencia de los encuestados es la misma: debe ser excelente, “pero para todos. Además de conocimientos técnicos elevados, hacen falta otras cualidades y habilidades, entre las que el liderazgo es esencial, pero no la gestión de personas, las personas se lideran, no se gestionan. Una diferencia entre un profesional y un gerente es la competencia de tomar decisiones de calado, a veces en situaciones muy apremiantes por no decir estresantes”, recalca la presidenta de SEDAP.

“Porque el profesional adopta decisiones en su nivel de responsabilidad, pero el gerente tiene que saber que, cuando toma una decisión, va a tener profesionales a su lado y otros enfrentados, y por ello, deben ser decisiones basadas en información veraz, velando por los intereses, en primer lugar, de la población a la que atendemos, y cuidando a los profesionales, y en segundo lugar, buscando la eficiencia y la sostenibilidad”, puntualiza Hernández Soto.

Tristancho muestra su sorpresa por lo poco valorada que está en la encuesta la gestión en innovación y en gestión 3.0 “que considero fundamental”. Por otro lado, opina que un gestor tiene que ser conocedor de la AP. “Hemos de trabajar por la profesionalización de la Gestión en cualquier nivel asistencial”, remarca.

Historia clínica

Los sanitarios de AP proponen una inversión prioritaria en tecnología, dando respuesta a las necesidades y contacto con los actores implicados: profesionales y pacientes. A juicio de Tristancho Ajamil, para mejorar la capacidad de resolución en AP es imprescindible una historia clínica única como herramienta fundamental.

Reconoce que sí es mejorable el uso de nuevas tecnologías, como herramientas de Inteligencia Artificial (IA), pero para ello se ha de invertir también en la formación para su uso. “La telemedicina también se presenta como una de las herramientas fundamentales para el manejo de los pacientes crónicos, lo que permitirá mejorar el uso de los recursos en las consultas”.

Una opinión similar es la de Hernández Soto, quien insiste en que la “AP debe ser resolutiva, para lo que no se necesitan equipamientos tan complejos como en hospitales, pero sí es esencial que los médicos estén formados en realización de determinadas pruebas como la ecografía. También sería clave una inversión en historia digital interconectada, monitorización en domicilio de los pacientes crónicos complejos, o dotar a las residencias de mayores de la tecnología que permita videollamadas con los profesionales de los centros de salud”.

Una tecnología que, tal y como apunta Cristina Ibarrola, avanza a velocidad de vértigo. “La innovación diagnóstica o de tratamiento hay que ir incorporándola para que aporte valor al sistema; todo ello, además, para que seamos más resolutivos”.

Aunque la mayoría de los profesionales indican que sería necesario e importante que cambiara el modelo de atención a las urgencias de AP, sobre todo de pacientes crónicos complejos, no hacen referencia a cuál sería el cambio.

Gestión integrada

“Lo que considero es que los pacientes crónicos complejos no deberían pasar por el circuito habitual de urgencias, sino que deberían definirse otras rutas o mecanismos urgentes para ellos”, sostiene Tristancho Ajamil.

Para la presidenta de SEDAP, no solo tendría que llevarse a cabo un cambio en estas urgencias. “La AP tiene que reorganizarse y la población asumir la parte de las responsabilidades que le corresponde; no hay que confundir urgencia con ‘conveniencia’ de acudir a un punto de urgencias porque es cuando mejor cuadra con la agenda personal”.

De la encuesta se desprende que solo el 22 por ciento de los profesionales conoce experiencias de gestión integrada, percibiendo en más de la mitad de los casos un impacto negativo. “En mi Comunidad, Canarias, compartimos el modelo de gestión integrada en las islas no capitalinas con el no integrado en las capitalinas. A pesar de que la respuesta de que el impacto de la gestión integrada es negativo en el sistema sanitario, yo no estoy de acuerdo con ello”, explica Tristancho Ajamil.

De hecho, considera que la experiencia es muy útil en áreas no muy grandes, y más compleja cuando hablamos de áreas extensas con más de un hospital, “pero si se trabajara profundamente creo que la integración mejoraría la calidad de atención, sobre todo de los pacientes crónicos”, remarca.

Del mismo modo opina Cristina Ibarrola, firme defensora de la gestión integrada.  “Los resultados de los centros que cuentan con ella tienen mejores resultados que van en beneficio del paciente. Soy una entusiasta de la financiación basada en valor”, explica la directiva de la SEDAP en Navarra.

En cuanto a la fragmentación de la atención y la poca coordinación entre niveles asistenciales por profesionales, apuntan al incremento de comunicación entre Primaria y Hospitalaria.

Camino por recorrer

Esta comunicación, como añade Tristancho Ajamil es esencial, pero es imposible de llevar a cabo sin una Historia Clínica única, “por lo que me llama la atención que en la encuesta no sea más votada. Por supuesto que la comunicación entre niveles y las rutas deben existir para que el ‘viaje’ del paciente en su proceso de enfermedad se lleve a cabo con una actuación de la mayor calidad, eficiencia y teniendo en cuenta sus prioridades y decisiones, pero sin un sistema de información unificado las cosas se complejizan bastante”, remarca la experta, en perfecta sintonía con Hernández Soto y Cristina Ibarrola.

Por último, el 75 por ciento de los encuestados piensa que los servicios de salud deberían tener más en cuenta a la Atención Primaria. “Aunque las autoridades sanitarias de todas las Comunidades Autonómicas se están esforzando mucho en mejorar la AP, lo cierto es que aún queda mucho por hacer”, coinciden.

 


LA ENCUESTA 

Elaborada por la SEDAP y el MÉDICO INTERACTIVO y dirigida a los profesionales de AP. Su cuestionario consta de 12 preguntas centradas en cuestiones relevantes de la profesión como cuáles son sus principales problemas, necesidades formativas, lo positivo o mejorable de la gestión sanitaria, la atención a los pacientes o las carencias en materia tecnológica, entre otras.

Las preguntas eran de respuesta libre, permitiendo al consultado expresar sus comentarios sin limitaciones. Han participado en el estudio 117 profesionales sanitarios: 21 directivos, 16 mandos intermedios, 52 médicos, 14 miembros del colectivo de enfermería, 2 de administración y 12 de otros colectivos sanitarios.

La muestra ha tenido representación de todas las CC. AA., excepto del Principado de Asturias, con la siguiente distribución: Andalucía (19), Aragón (2), Islas Baleares (2), Comunidad Valenciana (10), Canarias (3), Cantabria (1), Cataluña (12), Castilla y León (21), Castilla-La Mancha (6), Extremadura (4), Galicia (4), Comunidad de Madrid (19), Región de Murcia (9), Navarra (2) y País Vasco (3).

 

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