Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la London School of Hygiene & Tropical Medicine (Reino Unido) ha revelado el “alarmante impacto mundial” del estreptococo del grupo B (EGB), una bacteria común que puede transmitirse en el útero, durante el parto o en las primeras semanas de vida y que provoca alrededor de 150.000 muertes de bebés cada año, más de medio millón de nacimientos prematuros y una importante discapacidad a largo plazo.
El informe hace un “llamamiento urgente” al desarrollo de vacunas maternas contra el EGB para reducir este número de víctimas, destacando que podrían ser altamente rentables (con importantes beneficios para la salud) en todas las regiones del mundo. Se están desarrollando varias vacunas contra el EGB, pero todavía no hay ninguna disponible, a pesar de llevar varias décadas en proyecto.
Amenaza importante e infravalorada
“Esta nueva investigación muestra que el estreptococo del grupo B es una amenaza importante e infravalorada para la supervivencia y el bienestar de los recién nacidos, que tiene efectos devastadores para muchas familias en todo el mundo. La OMS se une a sus socios para pedir que se desarrolle urgentemente una vacuna contra el EGB materno, que tendría profundos beneficios en países de todo el mundo”, explica el doctor Phillipp Lambach, autor del informe y del Departamento de Inmunización, Vacunas y Productos Biológicos de la OMS.
Por primera vez, esta nueva investigación cuantifica la importante contribución del EGB a los nacimientos prematuros, así como a las deficiencias neurológicas, como la parálisis cerebral y la pérdida de audición y visión, que pueden producirse tras las infecciones asociadas al EGB.
“La infección por estreptococos del grupo B supone una amenaza para la salud pública: supone un grave problema para todas las familias afectadas y en todos los países. La vacunación materna podría salvar la vida de cientos de miles de bebés en los próximos años, y sin embargo, 30 años después de que se propusiera por primera vez, el mundo no ha suministrado una vacuna. Ahora es el momento de actuar para proteger a los ciudadanos más vulnerables del mundo con una vacuna contra el EGB”, afirma la profesora Joy Lawn, colaboradora del informe.
Embarazo y estreptococo del grupo B
Una media del 15 por ciento de las mujeres embarazadas de todo el mundo (casi 20 millones al año) son portadoras de la bacteria del EGB en la vagina, normalmente sin síntomas. Puede transmitirse de la mujer embarazada al feto en el útero, o a los recién nacidos durante el parto.
Actualmente, la profilaxis antibiótica administrada a la mujer durante el parto es el principal medio para prevenir la enfermedad del EGB en los recién nacidos, si se detecta la bacteria durante el embarazo.
Sin embargo, incluso en regiones con una alta cobertura de profilaxis, siguen existiendo importantes riesgos para la salud, ya que es poco probable que esta intervención prevenga la mayoría de los nacimientos muertos asociados al EGB, los partos prematuros o la enfermedad por EGB que se produce más tarde después del nacimiento.
La mayor carga de EGB se encuentra en los países de ingresos bajos y medios, donde el cribado y la administración intraparto de antibióticos son más difíciles de implementar, y por lo tanto se necesita una vacuna con mayor urgencia. Las tasas más elevadas de EGB materno se dan en el África subsahariana (con cerca de la mitad de la carga mundial) y en Asia oriental y sudoriental.
“Una nueva vacuna materna contra el EGB cambiaría las reglas del juego en la reducción de la mortalidad neonatal y materna en los países más afectados, especialmente en el África subsahariana, donde la carga de estas muertes es alarmante. Pedimos a todas las partes interesadas que traten esta cuestión como una prioridad moral”, ha asegurado la doctora Martina Lukong Baye, coordinadora del Programa Nacional Multisectorial de Lucha contra la Mortalidad Materna, Neonatal e Infantil del Ministerio de Salud Pública de Camerún, quien también ha colaborado en el informe.
Evitar más de 50.000 muertes anuales
Se calcula que, si la vacuna contra el EGB llegara a más del 70 por ciento de las mujeres embarazadas, se podrían evitar más de 50.000 muertes anuales relacionadas con el EGB, así como más de 170.000 nacimientos prematuros.
Según el informe, los beneficios monetarios netos de un año de vacunación materna contra el EGB podrían alcanzar los 17.000 millones de dólares, que se acumularían a lo largo de varios años, si las vacunas tuvieran un precio asequible.
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