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Los neuropéptidos orexina-A y orexina-B, también denominados hipocretinas, están relacionados con la ingesta de comida y bebida, así como con determinados procesos cognitivos, entre otras funciones. Investigadores del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) intentan averiguar si estos neuropéptidos contribuyen al fenotipo clínico de la anorexia nerviosa, a pesar de que se desconoce su rol y los mecanismos subyacentes.
Un artículo publicado por esta universidad catalana analiza el vínculo entre la concentración de orexina-A y el funcionamiento neuropsicológico en pacientes diagnosticadas con esta anorexia nerviosa. Una baja concentración de orexina-A se correlaciona con un peor resultado de flexibilidad cognitiva y toma de decisiones por parte de las pacientes, según los resultados del estudio firmado por, entre otros autores, Roser Granero Pérez, del Departamento de Psicobiología y Metodología de la UAB.
Esta investigación abre nuevas vías para el estudio de las interacciones entre la orexina-A y los sistemas que regulan la homeostasis energética y las emociones, en concreto en pacientes diagnosticadas con anorexia nerviosa. Los resultados son relevantes en el campo de la intervención, puesto que pueden ayudar a realizar nuevos planes terapéuticos en trastornos de la conducta alimentaria; por ejemplo, se podrían desarrollar estrategias farmacológicas complementarias a las psicoterapias presentes que maximicen la probabilidad de éxito a corto y largo plazo.
Producción en el hipotálamo
Las orexinas son un tipo de neuropéptidos descritos con producción localizada en el hipotálamo (lateral y posterior) y con amplia proyección a regiones límbicas, tronco-encefálicas y corticales. Investigaciones recientes han vinculado ambos péptidos (A y B) no solo con la ingesta de comida-bebida, sino también con la estabilización del ciclo sueño-vigilia, la homeostasis (particularmente con la regulación del gasto de energía), los sistemas de recompensa y también con determinados procesos cognitivos, entre otras funciones.
En cuanto a la anorexia nerviosa, los expertos la definen como un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por un peso corporal anormalmente bajo, percepción distorsionada de la imagen corporal y miedo importante a engordar. Hasta la fecha se conocían estudios que apuntaban a que la severa malnutrición que acompaña a este trastorno afecta a todo el organismo, incluido el funcionamiento cerebral.
Además, la evolución clínica produce deterioro en el rendimiento de funciones neuropsicológicas, como la capacidad de flexibilidad cognitiva o la toma de decisiones. En este sentido, los déficits en el funcionamiento ejecutivo podrían favorecer estilos de pensamiento poco flexibles y aumentar las distorsiones en la percepción de la propia autoimagen. Esto redundaría en una ingesta reducida de alimentos y contribuiría a la falta de eficiencia de las actuales intervenciones terapéuticas, sobre todo en pacientes de larga evolución.
Investigación Bellvitge-Universidad Autónoma
Las orexinas podrían jugar un papel en el fenotipo clínico de la anorexia nerviosa, aunque se desconoce cuál es el rol que ejercen y los mecanismos subyacentes. Es la principal conclusión del estudio realizado bajo la dirección clínica de Fernando Fernández-Aranda y Susana Jiménez-Murcia, especialistas del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge, y la dirección metodológica de Roser Granero-Pérez, del Departamento de Psicobiología y Metodología de la UAB.
La investigación analizó la relación entre las concentraciones plasmáticas de orexina-A y el funcionamiento neuropsicológico en un grupo clínico de n=51 mujeres con diagnóstico de anorexia nerviosa, y tomó como referencia el patrón de asociaciones obtenido en un grupo control de mujeres sin trastorno alimentario. Los resultados indicaron que los niveles de orexina-A y el rendimiento en pruebas cognitivas en el grupo clínico eran significativamente inferiores a los registrados en el grupo control. Asimismo, la concentración reducida de este neuropéptido se asociaba a peor resultado en el ámbito de la flexibilidad cognitiva y de la toma de decisiones en situación de riesgo.
Pinchar aquí para ir al estudio Reduced plasma Orexin-A concentrations are associated with cognitive deficits in anorexia nervosa.
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