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miércoles, 11 de septiembre de 2024

La liraglutida reduce el IMC y controla la presión arterial y la glucemia en niños de entre 6 y 12 años

La liraglutida es segura y eficaz en niños de 6 a 12 años con obesidad. Así lo confirma un estudio que se ha presentado hoy en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), que se celebra en Madrid, y que se publica simultáneamente en The New England Journal of Medicine. En dicho grupo de población, la pauta con liraglutida durante algo más de un año consigue una reducción del IMC del 7,4% en comparación con el placebo. A la reducción del peso hay que sumar el control de la presión arterial y de la glucemia.

El ensayo SCALE Kids, coordinado por Claudia Fox, del Centro Pediátrico de Medicina de la Obesidad de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis, es el primer estudio que examina la seguridad y eficacia de la liraglutida en la población pediátrica.

La liraglutida es un agonista del receptor del péptido-1 similar al glucagón (GLP-1).  Imita la acción de una hormona GLP-1 para reducir el apetito y la sensación de hambre, ralentizar la liberación de alimentos del estómago y aumentar la sensación de saciedad después de comer.

Diseño del estudio

En el estudio de fase 3, financiado por Novo Nordisk, han participado 82 niños (53,7% varones) con edades comprendidas entre 6 y 12 años. Al inicio del estudio, la edad media era de 10 años, el IMC de 31,0 kg/m2 y el peso corporal de 70,2 kg. El 54,9% de los niños presentaba al menos una complicación relacionada con la obesidad, como resistencia a la insulina o pubertad precoz. De total de pacientes seleccionados, 56 recibieron inyecciones diarias de liraglutida (3 mg o dosis máxima tolerada) y 26, inyecciones semanales de placebo durante las 56 semanas que duraba el tratamiento.

Todos los participantes recibieron asesoramiento individualizado para llevar una dieta sana y realizar actividad física, unos 60 minutos al día de ejercicio de intensidad moderada a alta.

Resultados

Tras el tratamiento, se observó que la variación media del IMC fue de un 5,8% menor en el caso de la liraglutida y de un 1,6% mayor en el grupo placebo, lo que supone una diferencia del 7,4%. La variación media del peso corporal fue de más 1,6% para la liraglutida y de más 10% para el placebo, lo que supone una diferencia del 8,4%. También se constató una reducción del IMC de al menos un 5% en el 46,2% de los niños tratados con liraglutida y en el 8,7% que recibieron placebo.

Con respecto a los efectos secundarios, aparecieron con frecuencia en ambos grupos (89,3% de liraglutida y 88,5% de placebo). Entre estos figuran efectos gastrointestinales, como náuseas, vómitos, diarrea,  que fueron los más frecuentes en el 80,4% de los niños que recibieron liraglutida y en el 53,8% que recibieron placebo.

El 12,5% de los receptores de liraglutida y el 7,7% de los receptores de placebo experimentaron efectos secundarios graves.

La investigadora ha indicado que “el fármaco puede ser útil para muchos niños, pero no para todos”.

Periodontitis

A las complicaciones de la diabetes hay que sumar una más: la periodontitis. Los pacientes con diabetes tienen más riesgo de desarrollarla, por eso, es clave identificar a los que están en riesgo para iniciar pautas preventivas lo antes posible. Así lo ha manifestado, Fernando Valentim Bitencourt, del Departamento de Odontología y Salud Bucodental de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, en la rueda de prensa celebrada en el congreso de la EASD.

Para llegar a esta conclusión se han analizado los datos 15.922 individuos, con una edad media de 63,7 años, con diabetes de tipo 2 y en los que se tuvieron en cuenta variables como el estado sociodemográfico, los hábitos de vida, incluidos el tabaquismo y los niveles de actividad física, y los problemas de salud. Se observó una clara relación entre las complicaciones microvasculares y los casos moderados/graves de periodontitis. Así, las personas con retinopatía diabética tenían un 21% más de probabilidades de padecer periodontitis moderada/grave que las que no sufrían complicaciones diabéticas. Por su parte, la neuropatía diabética se asoció a un aumento del 36% del riesgo de padecer enfermedad periodontal grave. Cuando una persona tenía las dos complicaciones el riesgo aumentaba hasta el 51% y con la dislipidemia, aún más.

Ante estos resultados, Bitencourt ha indicado que es necesario abordar de forma multidisciplinar esta situación para poder prevenir la aparición de periodontitis en pacientes con diabetes de tipo 2.

Ventana de alimentación

En el control de la glucemia también tiene que ver el tiempo que transcurre entre comidas. Un estudio que ha presentado Kelly Bowden Davies, de la Universidad Metropolitana de Manchester, en Reino Unido, demuestra que una ventana de alimentación a 8 horas al día mejora significativamente el control de la glucemia en adultos con riesgo de diabetes tipo 2, con independencia de que sea más temprano o más tarde.

Este trabajo indica que restringir la alimentación a una ventana de 8 horas al día mejora significativamente el tiempo diario en el rango normal de glucosa en sangre y reduce las fluctuaciones de los niveles de glucosa en sangre.

Sin embargo, modificar el periodo de restricción de 8 horas a una hora más temprana o más tardía del día parece que no ofrece beneficios adicionales.

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