La calidad del aire es un importante problema de Salud Pública. “La contaminación atmosférica y acústica es la causante de más de 10.000 mueres al año en España, por lo que hay que reconocerlo como un importante problema de Salud Pública”. Son palabras de Carlos A Jiménez-Ruiz, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), al hilo de conmemorarse, hoy, el Día Mundial del Medioambiente. Consciente de la gravedad de la situación, la SEPAR, con la colaboración de la Asociación de Informadores de Salud (ANIS), la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) y la European Public Health Alliance (EPHA), adelantándose a la celebración, organizó ayer una webinar, dirigida a los profesionales de la información, con el objetivo de proporcionar información y formación especificas en aspectos relacionados con la calidad del aire y el cambio climático y cómo condicionan la salud respiratoria.
Además de neumólogos de SEPAR expertos en salud y medio ambiente, participaron representantes del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, del Ministerio de Sanidad, del Ayuntamiento de Bilbao, de Ecologistas en Acción, de la Plataforma en Defensa de Madrid Central y de FENAER como Federación de pacientes con enfermedades respiratorias para dar respuesta a todas las preguntas planteadas y explicar cuáles son las soluciones que proponen para la mejora de la calidad del aire y el control de la contaminación ambiental.
Isabel Urrutia, neumóloga del hospital de Galdakao (Bizkaia) y coordinadora del Área de Medio Ambiente de la SEPAR, en su ponencia sobre la “Epidemia del COVID-19” hizo un exhaustivo repaso sobre algunas de las investigaciones que actualmente se están llevando a cabo.
Según los datos recogidos en el estudio “Impacto de la contaminación ambiental en la salud humana de la Universidad de Deusto”, la contaminación es el cuarto factor de riesgo de mortalidad en todo el mundo. De hecho, 9 de cada 10 personas respiran aire contaminado y se estima que 7 millones de personas que mueren anualmente se deben a la mala calidad del aire. “Reducir la contaminación es una medida imprescindible de salud pública”, apuntó Urrutia, en plena coincidencia con Jiménez-Ruíz.
Apoyar las acciones de mejora del aire
Urrutia se refirió a los estudios prelimininares que se llevan en distintos entornos y países, que aunque precisan de mayor evidencia, pero que marcan tendencia. En ellos se confirman que la exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de la infección por COVID-19 y la mortalidad de las neumonías asociadas. “Por esto, pensamos que hay que tener en cuenta la calidad del aire para la prevención para las epidemias”, recalcó la neumóloga, al tiempo que incidió en la necesidad de “apoyar todas las acciones que se realicen para mejorar la calidad del aire sobre todo en las ciudades”.
Tal y como reseño la neumóloga del hospital de Galdakao, una de las principales fuentes de contaminación es el tráfico. En España, supone el 32% de la emisión de NO2 y el 10% de PM 2,5 y es una de las causas de que muchas ciudades españolas superen a menudo los niveles recomendados para la salud humana de distintos contaminantes y partículas. “En los días que esto ocurre aumentan los ingresos hospitalarios, las consultas médicas y las atenciones en urgencias, especialmente de los enfermos con patologías respiratorias crónicas”, reconoció Urrutia.
Porque la contaminación crónica del aire facilita y contribuye al desarrollo de enfermedades respiratorias que están vinculadas a las tasas de mortalidad por COVID-19 más altas. En los estudios publicados en los que se analizan lo sucedido por la expansión del coronavirus en la zona Norte de Italia o China, lugares muy industrializados y con alto niveles de contaminación sostenidos, se concluyen que existe una significativa asociación entre contaminación e infección por COVID-19 y que un aumento en la concentración de agentes contaminantes produce en paralelo un aumento de mortalidad significativo especialmente en NO2 y el Ozono
El ruido afecta a nuestro sistema inmunológico
El epidemiólogo del Instituto Carlos III Julio Díaz Jiménez hizo especial hincapié al señalar que el problema de la contaminación no son solo los 10.000 muertos. “Está detrás de otras muchas patologías: cardiovasculares, diabetes, hipertensión, enfermedades cerebrovasculares, etc; la contaminación en esta crisis sanitaria no nos ha creado más personas vulnerables, si no que ha hecho que el efecto de la infección vírica haya sido más importante”, explicó, mientras incidió en que al hablar de contaminación atmosférica siempre nos referimos a la química, “pero el ruido también puede hacer que nuestro sistema inmunológico baje y la respuesta a la infección sea también menor”, explicó.
El epidemiólogo apuntó que el 70% del ruido en las ciudades es producido por el tráfico. “Existe una relación directa entre el número de coches y los ingresos tanto por causas respiratorias como problemas circulatorios”. Por eso, los expertos abogan por planes integrales, “con una serie de indicadores que predigan cuándo se supera el umbral de la calidad de aire permitida, de las temperaturas, del número de patologías como el dengue. Que sepamos cuál será el impacto del calor en ingresos, en mortalidad… Cuantificar todos estos marcadores para tomar acciones”, añadió Díaz Jiménez.
En esta línea censuró que en el tema del ruido como agente contaminante “estamos como hace 50 años. Hay evidencias de su peligrosidad, pero la gente no se lo cree, tampoco las administraciones, aunque les solemos recordar que su impacto en la salud al menos es igual que el de la contaminación química”, se lamentó.
Marta Múñoz, de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, se refirió a las políticas de mejoras que están llevando a cabo el Ministerio. “Las emisiones en Europa desde el 2000 han disminuido, pero las propuestas de calidad de aire de la comisión europea no han funcionado; es un tema que no está solucionado. Aunque hay muchas iniciativas en marcha, todavía persisten los efectos nocivos para la salud por la mala calidad del aire”, explicó.
Muñoz adelantó también el marco y las perspectivas de la Comisión Europea, que se sustentan en tres pilares de la legislación europea. Por un lado, normas de calidad del aire: “Las fechas de los valores límites esperan ser fijadas en 2020; directivas sobre los techos nacionales de emisión y las emisiones de las principales fuentes contaminantes”, subrayó.
Reconoció que los valores de la CE son menos estrictos que los de la OMS; “hay notables discrepancias porque la OMS tiene como objetivo proteger la salud. La evaluación de la CE, en cuanto a los valores de contaminación que no se pueden sobrepasar son menos ambiciosos que los que marca la OMS, aunque el Parlamento Europeo urge a la Comisión que introduzca valores más estrictos para las directrices europeas”.
44,7 millones de personas respira aire contaminado
Covadonga Caballo Diéguez, subdirectora general de Salud Ambiental y Laboral del Ministerio de Sanidad, reconoció que los factores ambientales son determinantes para la salud pública y responsables del 23% de la mortalidad de nuestro país. Según la Agencia Europea de Medio ambiente, 38.000 muertes prematuras en 2015 fueron debidas a la contaminación, que potencia el cáncer de mama, las enfermedades neurológicas, y produce partos prematuros en un 17%. “Se trata de reducir los efectos perjudiciales reduciendo, regulando y controlando las emisiones de los contaminantes atmosféricos”.
Según el ultimo informe de la calidad del aire y salud, la mayoría de las personas que viven en ciudades europeas siguen expuestas a niveles mayores de contaminación atmosférica que a los recomendados por la OMS y más de 44,7 millones de personas respiran aire contaminado según valores recomendados por la organización.
“La reducción de tráfico por la COVID-19 ha mejorado la calidad del aire significativamente en toda España, sobre todo en las ciudades. Pero las mejoras tienen fecha de caducidad. A pesar de que una mala calidad del aire tiene hace a las personas que están expuestas a esta contaminación a ser más vulnerables a los efectos del coronavirus”, señaló, al tiempo que recalcó que desde hace años muchos países, entre ellos España, llevan aplicando medidas de control de la contaminación. “Sanidad está desarrollando distintas iniciativas. Entre ellas el Plan Nacional de Salud y Medio Ambiente, el Plan de Temperatura, que lo estamos empezando, mientras que el del Calidad del Aire llevamos unos años ya trabajándolo. Todo ello para aumentar la capacidad de alertas y de prevención.”
Alfonso Gil, Teniente de alcalde de Bilbao y concejal de Movilidad y sostenibilidad y presidente de la Comisión de Transportes de la Federación Española de Municipios y Provincias, relató las políticas llevadas a cabo en la capital vizcaína para la mejora de la calidad del aire, que está sirviendo de ejemplo tanto para ciudades del Estado como de Europa. “En 2018 con el acuerdo de todos los partidos políticos del consistorio logramos reducir el tránsito de coches al 30% y se ha demostrado con ello la mejora de la calidad del aire; han bajado las partículas contaminantes y ha aumentado el ahorro energético. Ademas de recuperar espacios para la ciudadanía. Por ello, a partir del 30 de julio en todas las carreteras de la villa no se podrá circular a más de 30 km. Bilbao será transitable de manera peatonal en poco tiempo”, remarcó con satisfacción.
Gil y el Ayuntamiento de Bilbao se fijaron como objetivo fomentar el uso de la bicicleta, promover el transporte público, que lo están electrificando, y optimizar los semáforos.“Tenemos un estudio en marcha en Bilbao para lograr que la gente respire mejor; si nuestra población goza de mayor salud será, además, beneficioso para el sostenimiento de nuestro sistema de salud/Osakidetza”, apuntó , al tiempo que añadió que rebajando la contaminación atmosférica y acústica “tendremos ciudadanos activos”.
Divulgación veraz
Por su parte, Juan jose Nogeira, del Departamento de Química de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Plataforma en Defensa en Madrid, apostó por una divulgación científica veraz e inclusiva en contaminación y salud.
“El grueso de la población no tiene acceso a la información científica de modo accesible y rigurosa. A la sociedad no le llega de las fuentes originales, sino de los políticos, redes, e incluso de empresas privadas. De hecho se encuentran con mensajes contradictorios”, sostuvo.
Con el agravante de que este tipo de información no siempre es certera, no llega a los colectivos que más necesitan.”Además, hay que luchar contra las campañas de desinformación, sobre los bulos de que la contaminación atmosférica proviene de las calefacciones. Cuando la realidad es que la mayor contaminación es por el tráfico de la carretera”, remarcó Nogeira, quien concluyó recordando que la divulgación debe ser rigurosa y basada en la formación y “sobre todo alcanzar a los colectivos más afectados por la contaminación, los que tienen menos acceso a la información”.
La visión de los afectados
Mariano Pastor puso cara y ojos a las personas que sufren por la contaminación. Enfermo respiratorio, Pastor apuesta por reducir la polución, una acción “que es responsabilidad de todos. Aunque se sabe que causa el 50% de las neumonías infantiles y afecta a la salud cardiovascular no hay respuestas desde la Administración para solucionar el problema”.
Además, la mayoría de la población no conoce las medidas que puede adoptar. No se habla de ello o mínimamente. “ Los propios pacientes no conocemos ni aplicamos las medida pare reducirlo”, se lamentó.
Confinar el coche para recuperar el aire
Por último, Nuria Blázquez, coordinadora de Transportes de Ecología en Acción, fue tajante al señalar la necesidad de confinar los coches para recuperar nuestro aire. Y es que el confinamiento llevó a índices bajos de contaminación en todas las ciudades del Estado. “El número de coches de la calle está relacionado con el número de ingresos”, sentenció.
Si recuperamos los espacios de los coches, recuperaremos también el aire. “Toda la ciudadanía mejorará en salud. “En el momento de la desescalada se ha visto que la gente ha preferido la bicicleta porque ha sido un medio seguro y cómodo. En las ciudades quienes tienen que tener la prioridad son las personas, cuando hay más peatones hay menos ingresos hospitalarios, menos enfermos cardiosvasculares”, comentó con satisfacción.
Por otro lado, la activista apostó porque no se estigmatice el transporte público como transmisor del COVID. “Hay que tomar medidas, apoyarlo, porque es un medio fundamental y necesitará financiación. Y hay que quitarse de la cabeza de que la bicicleta sigue siendo para el fin de semana”.
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