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En todos los hospitales españoles se ha observado una disminución del número de pacientes con trastorno mental que han acudido a los servicios de agudos y de urgencias psiquiátricas, como apunta Edorta Elizagarate, jefe de Servicio de Psiquiatría de la Red de Salud Mental de Álava del Servicio Vasco de Salud-Osakidetza. “Al igual que ha ocurrido en otras especialidades, en Psiquiatría se ha producido una menor demanda y asistencia de los pacientes. En general, la ocupación de camas ha sido menor y los centros de salud mental no han podido realizar consulta presencial”, añade.
¿Cuáles han sido las principales causas?
Por una parte, se ha recurrido a las consultas por teleasistencia para evitar que el paciente acudiera a los servicios de urgencias, pero, posiblemente, el miedo ha tenido un factor disuasorio a la hora de acudir a los hospitales para pedir ayuda, especialmente en el caso de las patologías leves.
¿Cómo ha sido la evolución de las personas con trastorno mental?
En los hospitales psiquiátricos y en las unidades de hospitalización tengo la constatación de que la respuesta de los pacientes ha sido mejor de lo esperado. Puede ser una apreciación personal que también se corresponde con la opinión de colegas cercanos. Es como si en situaciones de máxima tensión los pacientes tuvieran una mejor capacidad de adaptación o, al menos, mejor de lo esperado.
¿Prevén repuntes de brotes, descompensación, etc. a corto o medio plazo?
En tiempos normales hacemos una serie de intervenciones en las consultas, en los hospitales de día y en los centros psicosociales que se basan en mantener el contacto con el sistema sanitario, la administración y la observación de los tratamientos, etc. Es evidente que los pacientes han podido tener una menor adherencia al tratamiento. Las personas con patologías como los trastornos de ansiedad pueden haber sufrido un empeoramiento debido a la situación de confinamiento.
¿Y, en concreto, el paciente con esquizofrenia?
Estas personas han acudido menos a las consultas, y estoy seguro de que se va a producir un repunte de casos. Como no han acudido a los hospitales de día, han dejado la medicación. Tal vez los primeros días ha podido haber un esfuerzo de contención familiar, pero la situación está durando mucho tiempo. Lo mismo ocurre con los pacientes que tienen trastorno bipolar. Hemos visto pocos episodios maniacos, y creemos que puede haber un repunte, al igual que en el caso de los trastornos obsesivos o los delirios.
También esperamos un posible repunte de los casos de pacientes depresivos y con trastorno de ansiedad. La gente que ha tenido patologías previas sufrirá muy seguramente una recaída.
¿Los especialistas han podido mantener el contacto con sus pacientes aunque sea por teléfono o videollamadas? ¿Han requerido más asistencia?
Obviamente, hemos tenido que emplear nuevas formas de interacción, aunque no es lo mismo que la relación presencial médico-paciente de Psiquiatría. Ahora podemos comunicarnos a través de chats, videoconsultas o con llamada telefónica, que es la forma más habitual. Son elementos de trabajo y de contacto, una forma de estar presente, pero no es lo mismo. Al menos nos permiten conseguir que los pacientes se sientan apoyados. Contribuyen a detectar y prevenir pacientes en riesgo de descompensación depresiva, psicótica, de suicidio, etc.
¿Se seguirán utilizando estas herramientas cuando termine la pandemia?
En el futuro, seguiremos usando el teletrabajo y la telepsiquiatría, pero no con la impronta que han tenido estos meses.
¿Creen que se están cumpliendo las terapias? ¿Observan falta de adherencia al tratamiento?
En estos momentos es imposible saber si ha habido una falta de adherencia, aunque podremos comprobarlo en parte con la receta electrónica, que nos avisa si el paciente acude a la farmacia y recoge su medicación. Por ahora, no tenemos datos relativos al consumo de medicamentos.
Hemos intentado mantener la misma medicación a los pacientes que tenían tratamiento de larga duración y, por supuesto, seguir vigilantes. Es más fácil, porque se trata de una fórmula de administración que favorece la adherencia. Creemos que, en general, lo hemos conseguido. No he visto ni me han notificado faltas de adherencia en pacientes con este tipo de administración.
¿Se prevé un aumento de las adicciones o de su gravedad? Alcohol, drogas, nuevas tecnologías…
Ha habido un repunte de las apuestas no deportivas, debido al cese de la actividad en las ligas. Por ahora todo son hipótesis, y no sabemos si cuando vuelvan las apuestas deportivas seguirán apostando al resto de juegos. En el ámbito de las adicciones, se dice que las leves mejoran y que las graves empeoran. Se están viendo fenómenos curiosos, como, por ejemplo, el descenso de consumo de cannabis en adolescentes de una forma más que exponencial. Por el contrario, las adicciones más graves han empeorado por la falta de disponibilidad. El precio de la cocaína y otras drogas se ha quintuplicado. Además, el paciente alcohólico probablemente también haya hecho un consumo mayor durante estos meses y el consumidor de tabaco ha fumado más cigarrillos.
¿Se ha observado algún repunte de la violencia por descompensación de los pacientes con algún tipo de trastorno mental?
Sí, ha sido un hecho constatable. Se ha producido un aumento de la violencia de género dentro de los hogares. Ha aumentado el número de mujeres y de niños que han necesitado protección en los centros de acogida. En este sentido, el confinamiento ha sido particularmente dañino en el ámbito de la violencia de género y en el seno de la familia.
¿Cómo debe ser el fin del confinamiento de las personas con trastornos mentales, en general?
No disponemos de programas específicos de desconfinamiento para el paciente psiquiátrico. En nuestro hospital ya comenzamos la normalización de la actividad psiquiátrica intrínseca, porque en el último mes y medio no hemos hecho nada más que COVID-19. No hemos hecho Psiquiatría, puesto que hemos tenido que organizar el hospital para infectados, no infectados, contactos y sospechosos. Todo era COVID-19.
¿Cuáles son los principales cambios que se tendrán que realizar?
A partir de ahora, en la medida en que no hay tanta presión asistencial, volveremos a realizar una asistencia psiquiátrica normalizada. Intentaremos de nuevo hacer nuestro trabajo habitual en el desconfinamiento, teniendo en cuenta diversos factores. En primer lugar, debemos preservar la seguridad de los pacientes en materia de contaminación. Además, es necesario potenciar de nuevo las visitas a domicilio, e, incluso, la hospitalización a domicilio.
Por tanto, la normalización de la actividad psiquiátrica debe incluir educación para la salud, telemedicina reforzada y prevención de los repuntes. El desconfinamiento se debe hacer en las mismas condiciones que el resto de la población. En cuanto a los repuntes, se prevén rebrotes de trastornos psicóticos y trastornos obsesivos.
¿Y cómo debe ser la vuelta a la rutina de las personas con esquizofrenia?
Deben seguir los mismos patrones con respecto al desconfinamiento que el resto de la población. Habrá que hacer un gran esfuerzo de educación para la salud con el objetivo de que comprendan bien cuáles son los riesgos de la situación y las medidas que se deben adoptar. Debemos hacer una vigilancia en los domicilios o pisos tutelados, por eso recalco la necesidad de hacer visitas domiciliarias.
¿Qué posibles secuelas quedarán en la población, en general?
Los pacientes y la población general han tenido que despedirse de sus seres queridos sin el proceso de duelo. De forma global, tendremos mucho trabajo en este periodo de desconfinamiento.
¿Qué secuelas pueden quedar en el personal sanitario?
Los profesionales sanitarios vivirán en el futuro, muy posiblemente, episodios de burn out, y también estrés postraumático. Han realizado su trabajo en condiciones muy complicadas, han tenido que tomar decisiones difíciles en muy poco tiempo, con muchos dilemas. Todas estas situaciones van a traer secuelas. No somos héroes, pero sí nos hemos comprometido mucho y puede haber un efecto rebote posteriormente.
¿Qué medidas pueden tomar para mejorar el estado de ánimo?
Como hemos dicho durante toda la pandemia, el mejor consejo que se les puede dar a los profesionales sanitarios es que descansen. Ya no es necesario que acudan todos los días al hospital y deben ser capaces de hacer turnos. Tienen que leer e informarse de forma fehaciente en las fuentes oficiales, como la web del Ministerio de Sanidad. Deben estar informados, pero no sobreinformados, porque puede ser muy perjudicial. También puede resultar beneficioso que estén en contacto con los compañeros y que no se aíslen.
Es lógico que en estos momentos haya profesionales sanitarios con problemas de falta de sueño, irritabilidad; es normal debido a la situación que estamos viviendo. Quienes tengan antecedentes de patologías depresivas, obsesivas o ansiosas no creo que en estos momentos tengan unas dificultades mayores. Probablemente habrá más casos de burn out, pero tendrán que seguir haciendo sus rutinas. Al igual que el resto de la sociedad, es necesario evitar el consumo de drogas y alcohol, intentar mantener unos horarios ordenados y evitar durante el día libre pasar del colchón al sillón y del sillón a la nevera.
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