La vía inhalatoria es el tratamiento de elección en el tratamiento de los pacientes con asma, ya que ofrece la posibilidad de llegar, de forma directa y rápida, al sistema bronquial alcanzando los pulmones con dosis de medicamentos menores que mediante la vía sistémica. De esta forma, también se reducen los posibles efectos secundarios.
El principal problema que suscita es la correcta aplicación de la técnica para el funcionamiento de los dispositivos que será la que condicione su efectividad en los pacientes con enfermedades pulmonares obstructivas como el asma. En este contexto, diversos estudios han puesto de manifiesto que la principal dificultad por la que el 50% de los pacientes no tiene adherencia terapéutica reside en el mal uso de los dispositivos inhaladores.
Pese a su evolución a lo largo del tiempo, en la actualidad no se cuenta con un dispositivo ideal que pueda paliar dicha circunstancia para todos los pacientes, ya que cada situación clínica requiere un abordaje diferente y es importante individualizar cada tratamiento. Por lo tanto, es esencial la instrucción del paciente en el manejo de los dispositivos, lo que puede reducir el número de errores críticos en la técnica de inhalación y, por consiguiente, en el control de la enfermedad, en la reducción de las hospitalizaciones por esta causa, y en un descenso del gasto sanitario.
El estudio Critikal, publicado en la revista Journal of Allergy and Clinical Inmunology, ha sido el primero en evaluar la relación entre los errores específicos de inhalación y los peores resultados en pacientes con asma. Según sus resultados, esfuerzo inspiratorio insuficiente de los pacientes fue el principal error que se dio entre el 32% y 38% de los usuarios que utilizaban los inhaladores de polvo seco (DPI), que se asociaron a un mal control del asma y un mayor número de exacerbaciones. Por su parte, los usuarios de los inhaladores de cartucho presurizado de dosis media (MDI), la principal contrariedad con la que se encontraron el 24,9% de los pacientes fue la actuación antes de la inhalación.
El estudio Critikal
El estudio Critikal, que ha contado con la colaboración de Mundipharma, es una investigación observacional transversal y multicéntrica,en la que se han estudiado los casos de 3.660 pacientes adultos con asma persistente, de 7 países diferentes, que recibían un tratamiento combinado a dosis fija con corticoides inhalados y beta-agonistas de acciónprolongada (ICS/LABA) en diferentes dispositivos de inhalación de polvo seco o en cartucho presurizado, entre los años 2011 y2014.
Con el fin de obtener unos datos fiables, en el estudio se analizaron diversas variables relacionada con los errores en la técnica de inhalación como el grado de control del asma según los criterios GINA (Global Initiative for Asthma), o la asociación de fallos con el número de exacerbaciones graves y moderadas. Además, se realizaron varios análisis estadísticos multivariantes para los errores relacionados con un mal control del asma, así como un análisis de sensibilidad ajustado por adhesión al tratamiento, a fin de minimizar las confusiones en los resultados.
Entre las principales conclusiones arrojadas por el estudio Critikal, destaca que todos los pacientes, con independencia del uso de inhaladores MDI o DPI, cometieron errores con los dispositivos utilizados. Los más frecuentes en ambos grupos fue la mala posición de la cabeza en el momento de realizar la inhalación, en el 34% de los casos; mientras que un 25% y 32%, respectivamente, no realizaba un buen vaciado pulmonar previo a la inhalación. El tercer error más repetido, en el 25% y 33%, respectivamente, fue no realizar una apnea adecuada de, al menos, 3 segundos después de la inhalación.
En este sentido, los nuevos dispositivos BAI (Breath-Actuated Inhalers) son inhaladores que se activan por la propia inspiración del paciente y están diseñados, especialmente, para facilitar y simplificar el manejo de los dispositivos de terapia inhalada. En España, se acaba de presentar Flutiform® k-haler®, el primer tratamiento para el asma formulado en un dispositivo activado por la propia respiración del paciente.
Como conclusión, los investigadores del estudio Critikal destacan que el tratamiento del asma debe centrarse en la educación en el uso de los inhaladores para reducir los errores críticos mencionados que influyen, directamente, sobre el manejo y control de esta enfermedad respiratoria.
Programas de educación estructurados
Otra de las conclusiones del estudio es la necesidad de seleccionar el tipo correcto de inhalador para cada paciente, y de poner en marcha un entrenamiento adecuado del usuario, por parte de los equipos de Atención Primaria y especializada, para reducir los errores críticos que se produce en la técnica de inhalación.
Por tanto, el principal caballo de batalla está en la educación del paciente respiratorio crónico en el manejo de los dispositivos inhaladores para que adquiera las habilidades necesarias que le permitan cumplir el tratamiento y conseguir mejorar su autocuidado y el autocontrol del asma. Todo ello redundará en una disminución de la morbilidad y mortalidad, mejorará su calidad de vida y reducirá los costes sanitarios asociados al manejo de esta patología.
El doctor José María Vega Chicote, del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Carlos Haya, en Málaga, destaca en la “Guía GEMA Inhaladores: Terapia inhalada: fundamentos, dispositivos y aplicaciones prácticas” -que cuenta con el apoyo de Mundipharma– que: “los programas educativos estructurados e individualizados, que incluyen instrucciones escritas sobre el tratamiento y la forma de actuar ante las descompensaciones, son útiles para reducir la morbilidad y la aparición de exacerbaciones, aumentan la calidad de vida y disminuyen el uso de recursos sanitarios en enfermos con asma”.
En ese mismo documento se detalla que este programa formativo debe incluir información sobre la enfermedad, los síntomas y las complicaciones, los diferentes tratamientos, el correcto uso de los inhaladores, la monitorización de los síntomas y el flujo respiratorio máximo, y cómo actuar cuando se va deteriorando la enfermedad para prevenir crisis o exacerbaciones.
Un punto importante a tener en cuenta es la necesidad de que esa formación sea continuada y que se vaya implementando y mejorando en todas y cada una de las visitas que el paciente haga a la consulta de su médico. De este modo, los médicos podrán comprobar los avances o retrocesos del paciente, de forma periódica, y tomar medidas para mejorar su uso. Para que esto suceda, un aspecto a tener en cuenta es la necesidad de mejorar y optimizar el conocimiento y la capacitación de los profesionales médicos, en todos los entornos de la atención médica, en el manejo de los dispositivos.
En cuanto a la forma de acceder al paciente para instruirle en el uso de los dispositivos de terapia inhalada, en la Guía GEMA inhaladores se apunta a una formación completa, avalada por diferentes estudios, que incluya instrucciones escritas y verbales, demostraciones educativas de farmacéuticos, presentaciones multimedia y seguimiento continuado con refuerzo en las demostraciones de la técnica del inhalador.
De lo que no cabe duda es de que los programas educativos han demostrado su eficacia en el tratamiento del asma, disminuyendo la morbilidad y los costes sanitarios, mejorando la confianza del paciente en los profesionales sanitarios, e incrementando su adherencia terapéutica y ganando en calidad de vida.
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