El 51º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Reumatología (SER), celebrado esta semana en Madrid, ha organizado por primera vez un simposio para abordar las patologías en adultos de edad avanzada. El coordinador e ideólogo de la mesa ‘Reumatología geriátrica’ ha sido José Ángel Cabezas Lefler, jefe de la Unidad de Reumatología del Complejo Asistencial de Zamora.
Dos de las ponentes han sido Guadalupe Manzano Canabal, también del Hospital de Zamora, que ha hablado de ‘Reumatismos inmunomediados en la tercera fase. ¿Quo vadis?’, y Lourdes Villalobos Sánchez, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, que ha comentado los avances en ‘Síndromes autoinflamatorios geriátricos’.
Foto: Sociedad Castellano-Leonesa de Reumatología.
Reumatología geriátrica
José Ángel Cabezas ha comentado a EL MÉDICO INTERACTIVO que esta subespecialidad se ha vuelto más necesaria que nunca debido al envejecimiento de la población. “Zamora tiene la edad media más elevada de toda España, el peor saldo vegetativo, la mayor pérdida de habitantes por cada 1.000 personas y la mayor tasa de dependencia, según el Instituto Nacional de Estadística (INE)”, ha enumerado.
A partir de estas cifras, decidió organizar en Castilla y León unas jornadas de enfermedades inmunomediadas o autoinmunes en las personas mayores. La siguiente edición de las Jornadas de enfermedades inmunomediadas en la tercera edad se celebrarán en Zamora el 26 y 27 de septiembre de 2025, orientadas a la formación de reumatólogos y geriatras.
Dos perfiles de pacientes
Guadalupe Manzano ha explicado que en Reumatología geriátrica hay dos perfiles de pacientes habituales. “Por una parte, tratamos a personas con enfermedades reumáticas inmunomediadas que empiezan en la tercera edad. Por otro lado, está el paciente diagnosticado a una edad temprana que ha llegado a mayor gracias a los avances terapéuticos. En este caso, debemos ocuparnos también de posibles comorbilidades, la polifarmacia, etc.”.
Diagnóstico clínico
La mayoría de las patologías reumatológicas se suelen diagnosticar en edades tempranas. Cuando el síndrome debuta en edad avanzada, el diagnóstico se basa en la historia clínica, fundamentalmente, y en la exploración, junto con las herramientas habituales de laboratorio y las técnicas de imagen. “Otras técnicas más sofisticadas no se suelen emplear con la gente mayor, aunque si realmente hay sospecha se pueden hacer pruebas genéticas”, ha indicado José Ángel Cabezas.
Sinergias con otras especialidades
Las comorbilidades y la polifarmacia del paciente de edad avanzada hacen necesario crear “sinergias” con otras especialidades, como ha comentado el responsable de la Unidad de Reumatología de Zamora. “Igual que Reumatología interacciona con Nefrología, Dermatología o Neumología, creemos necesario comenzar a trabajar con Geriatría. La colaboración es necesaria para tratar a esos pacientes que superan los 80 años, que son frágiles, dependientes y tienen muchas comorbilidades”.
En este sentido, el Hospital Ramón y Cajal de Madrid sí tiene una unidad especializada en Reumatología geriátrica con un funcionamiento modélico, a juicio del especialista, pero no es lo habitual en el resto de hospitales españoles.
Relación con Atención Primaria
“La relación con Atención Primaria es fundamental, y es diferente según las zonas”, ha dicho José Ángel Cabezas, quien ha destacado la complicaciones para tratar a pacientes mayore que viven en zonas rurales o de difícil acceso.
Precisamente del envejecimiento de la población ha hablado también Guadalupe Manzano Canabal, también del Hospital de Zamora. “En los próximos años vamos a ver cómo aumenta la tasa de dependencia y cómo envejece más la población. Se estima, según proyecciones poblacionales, que más de 14 millones de habitantes tengan más de 65 años para 2040”, ha apuntado.
“En el paciente de edad avanzada con enfermedad autoinmune, y en general en el paciente reumático, es fundamental considerar la presencia de síndromes geriátricos, ya que pueden complicar tanto el abordaje diagnóstico como el manejo clínico”, ha subrayado la especialista.
Más servicios de Geriatría
Para mejorar el cuidado de estos pacientes, José Ángel Cabezas ha propuesto la creación de más unidades o servicios de Geriatría. “En algunas provincias de Castilla y León sí hay Geriatría, un poco pobre, pero en Zamora ni siquiera tenemos. Sólo contamos con una geriatra en la planta de Traumatología, pero se dedica íntegramente a los pacientes mayores con consulta. No tiene consulta ni interacción con otros servicios hospitalarios”.
Otro aspecto aportado por Guadalupe Manzano ha sido “la formación y educación a pacientes y la comunicación”. “Debemos formar al paciente mayor y a sus cuidadores sobre las distintas patologías, los tratamientos y lo que pueden hacer para mejorar su salud y su calidad de vida”.
Síndromes autoinflamatorios
Por su lado, Lourdes Villalobos Sánchez, reumatóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal y en la Clínica Universidad de Navarra, ambos centros de Madrid, ha hablado de los síndromes autoinflamatorios en el paciente mayor, dentro del simposio de Reumatología geriátrica. Ha incidido en la necesidad de conocer mejor estas patologías para poder detectarlas y diagnosticarlas.
En el adulto, según la experta, hay “una baja prevalencia de síndromes autoinflamatorios, pero ha habido tantos avances recientes en el diagnóstico, especialmente en genética, que están cobrando cada vez mayor relevancia”.
La especialista se ha referido, en concreto, al VEXAS (Vacuolas, enzima E1, ligado al X, Autoinflamatorio, Somático), un síndrome autoinflamatorio que debuta en adultos y que se conoce desde hace unos cuatro años. “Los avances en el conocimiento de este síndrome están siendo muy llamativos”.
Diagnóstico tardío
Aparte del VEXAS, en su ponencia Lourdes Villalobos ha comentado las novedades de otros síndromes autoinflamatorios que también pueden debutar en adulto o que, si debutan en edad infantil, el paciente no recibe el diagnóstico hasta que es mayor. “Por tanto, los reumatólogos debemos conocer estas enfermedades, porque muchos pacientes llegan a la vida adulta sin un diagnóstico”.
Se entiende que el recorrido de estos pacientes hasta conseguir un diagnóstico, incluso pasando por Atención Primaria, es “difícil”. “Son enfermedades raras, poco prevalentes, y no todos los médicos reciben la formación suficiente”, ha apuntado. “Estos pacientes tienen síntomas inflamatorios recurrentes en el tiempo. A veces, cursan más de manera crónica, pero con más frecuencia son intermitentes. Suelen presentar fiebre, lesiones cutáneas inflamatorias, artralgias o artritis. Además, pueden inflamar prácticamente en cualquier localización. Los síntomas inflamatorios que se repiten en el tiempo sí que deberían hacer sospechar a cualquier médico de Familia u otro especialista que puede haber un síndrome autoinflamatorio, por lo que debe derivarlo a Reumatología”.
Análisis genético
Cuando el reumatólogo sospecha que un paciente puede presentar un síndrome autoinflamatorio, se puede pedir el estudio genético dirigido para aquellas enfermedades que sí tienen un gen asociado. “Hasta la mitad de los pacientes van a tener un estudio genético negativo. Entonces, ¿la genética nos sirve? Sí, en enfermedades monogénicas”, ha explicado Lourdes Villalobos. Es decir, resulta eficaz cuando hay un gen definido para esa enfermedad, pero luego hay síndromes autoinflamatorios poligénicos que no tienen ningún gen identificado en la actualidad. “En estos casos, tenemos que diagnosticarlos basándonos en la clínica”, ha apuntado.
La especialista también ha mencionado otro grupo de pacientes con “síndromes autoinflamatorios indiferenciados. Se trata de síntomas inflamatorios recurrentes que no encajan ni en las monogénicas ni en las poligénicas”.
Tratamiento y evolución del paciente
En el abordaje terapéutico del paciente se deben tener en cuenta las posibles comorbilidades y la polimedicación, especialmente cuando se trata de una persona de edad avanzada. “Uno de los tratamientos de inicio son los corticoides, pero no están exentos de riesgos, así que debemos asumirlos y estar pendientes de posibles efectos secundarios”.
En todo caso, ha añadido, “está disponible un arsenal terapéutico cada vez mayor, según cuál sea la enfermedad autoinflamatoria. Cada una tiene su manejo terapéutico”. Entre otros, ha mencionado la colchicina, las terapias biológicas y los inhibidores JAK.
Futuro de las investigaciones
La investigación en el ámbito de las enfermedades autoinflamatorias es robusta, y todavía queda mucho camino por delante. “Cada vez conocemos más la genética de estas enfermedades, y la secuenciación masiva nos está ayudando muchísimo a ponerle nombre a muchos de estos síndromes, y a conocer el gen responsable”.
Ninguna de las ponentes ha indicado tener conflicto de interés.
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