La transición a la menopausia predispone a la mujer a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Para analizar los motivos y consecuencias de esta realidad, contamos en un nuevo episodio del ciclo de entrevistas sobre la salud cardiovascular de la mujer, realizado en colaboración con ORGANON, con José María Gámez, cardiólogo clínico en el Hospital Universitario Son Llàtzer y profesor de Cardiología Universidad de las Islas Baleares.
Una de las claves sin duda está en los cambios que se producen a nivel hormonal. “Con la llegada de la menopausia el estradiol se reduce a una décima parte y el protagonista pasa a ser la estrona, por lo que aumentan los andrógenos circulantes”. Entre otras cuestiones, esto provoca que “cambie la disposición grasa de las mujeres, pasando de tener la grasa colocada en las caderas y se distribuye en el abdomen, con un fenotipo más masculino asociado al riesgo cardiovascular”.
Aumento de los factores de riesgo cardiovascular
Además de todo ello, con la llegada de la menopausia se producen más cambios en la mujer asociados a factores de riesgo cardiovascular. El experto cita otros como que “el estradiol produce vasodilatación”, lo que provoca que las arterias se vuelvan más rígidas y la presión arterial de las mujeres se eleve. “Al llegar a los 50 la mitad de las mujeres va a desarrollar hipertensión arterial”, declara el cardiólogo.
Otra cuestión es que también se da un cambio en el perfil lipídico, ya que si bien en la etapa fértil las cifras de colesterol LDL suelen ser menores que el HDL, con la menopausia estas cifras se invierten y además aumenta el colesterol total. Igualmente se desarrolla una mayor resistencia a la insulina, lo que supone mayor incidencia de diabetes tipo 2.
Todo esto se suma, según José María Gámez, a que los síntomas propios de la menopausia, como los sofocos o el bajo estado de ánimo pueden suponer que la mujer esté menos motivada para llevar estilos de vida más saludables, lo que muchas veces hace que se entre en un círculo vicioso que agrava la situación de riesgo.
Un riesgo sumativo
Si esta situación es generalizada para todas las mujeres al llegar a la menopausia, el cardiólogo profundiza sobre aquellas mujeres que ya llegan con un riesgo cardiovascular a esta etapa de su vida por diferentes motivos y que pueden ver agravada su situación.
Un caso claro son las pacientes de enfermedades autoinmunes como el lupus o la artritis reumatoide, más habituales en mujeres que hombres, en los que los cambios inflamatorios a nivel cardiovascular de la menopausia pueden suponer un empeoramiento. También es el caso, por ejemplo, de mujeres tratadas de cáncer de mama, que pueden tener, como consecuencia de los tratamientos, un mayor riesgo cardiovascular.
Por otra parte, están las mujeres que ya tienen un riesgo adquirido por diversas situaciones biológicas, como las que ocurren en el embarazo y ya se han comentado en capítulos previos a esta serie. Es el caso de mujeres de desarrollen diabetes gestacional, trastornos hipertensivos del embarazo, o que por ejemplo hayan tenido partos prematuros, abortos de repetición, etc. Estas pacientes tendrán por tanto un mayor riesgo.
“El problema es que estos factores de riesgo no siempre se tienen tan en cuenta, porque no hay grandes estudios poblaciones que se hayan centrado en ellos”, advierte el experto. No obstante, en los trabajos realizados al respecto, la evidencia es bastante clara.
Mayor prevención primaria
Si bien hay factores de riesgo que no van a ser evitables y que es necesario que el profesional conozca e identifique, hay otros que sí pueden mejorarse con un mayor trabajo en prevención primaria y la prescripción de estilos de vida saludables. “Es muy importante que la mujer llegue a los 50 con la menor carga posible de riesgo cardiovascular. Si ya tiene factores de riesgo en la juventud, con más motivo debemos incidir en promover conductas y hábitos cardiosaludables”.
Por otra parte, el experto incide es que es necesario poner un mayor foco en los factores de riesgo diferenciales entre hombres y mujeres, ya que en muchas guías apenas se mencionan levemente. No obstante, hay guías de las sociedades europeas que sí han empezado a abordar el riesgo cardiovascular específico de la mujer con la llegada de la menopausia.
Como mensaje final, el cardiólogo insiste en que más allá de los tratamientos farmacológicos, lo importante es actuar antes de que sea necesario poner un tratamiento. “Si logramos que las mujeres tengan hábitos de vida saludable desde la infancia, con la llegada de la menopausia esos factores de riesgo estarán más amortiguados”, concluye.
Ver la entrevista completa en este link.
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