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lunes, 3 de junio de 2024

La EPOC leve, a veces, se puede controlar sin medicación

El manejo de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) leve se centra en el control de los síntomas de la enfermedad, prevenir su progresión y mejorar la calidad de vida del paciente. Según las pautas actuales de tratamiento, estos pacientes podrían controlar su enfermedad con intervenciones terapéuticas no farmacológicas continuas. “No obstante, será necesario realizar evaluaciones periódicas para monitorizar la progresión de la EPOC y ajustar el manejo según se requiera, considerando la introducción de tratamientos adicionales si los síntomas empeoran o si hay evidencia de exacerbaciones frecuentes”.

Así lo indica la doctora Margarita Orte, del Centro de Salud Tudela Oeste, en Navarra. Esta especialista añade que aunque los síntomas en pacientes con EPOC leve pueden ser menos notorios que en etapas más avanzadas, aún requieren de intervenciones terapéuticas. Entre ellas, Orte menciona la cesación tabáquica, la educación sobre la enfermedad, el ejercicio físico y la vacunación.

“En algunos casos, además, se precisa el uso de broncodilatadores de acción larga, como los anticolinérgicos de larga duración, para aliviar la disnea aguda”, agrega. Pero antes de seguir con el tratamiento farmacológico, la doctora Trinidad Hernández, del Centro de Salud Andorra, en Teruel, insiste en otras necesidades terapéuticas que tienen estos pacientes.

Características de la EPOC leve

El EPOC leve se caracteriza por una obstrucción bronquial moderada, con un FEV1 postbroncodilatación superior al 80 %. Según las directrices de la guía GesEPOC, se considera de bajo riesgo aquel paciente con disnea grado 0-1 mMRC, FEV1 superior al 50 % y hasta un máximo del 80 %. Además, los pacientes no tienen más de una exacerbación sin requerir hospitalización en el último año, resume la doctora Celia  López, residente en el Centro de Salud Las Fuentes Norte, en Zaragoza.

Por su parte, la guía GOLD identifica al grupo A como aquel con menor impacto clínico y menor progresión de la enfermedad, con criterios como disnea grado 0-1 mMRC, no más de una exacerbación sin ingreso hospitalario en el último año, y una puntuación CAT inferior a 10 para evaluar el impacto en la calidad de vida. “Aunque no existe una cifra exacta, se estima que entre el 85 % y el 90 % de los pacientes con EPOC leve tienen antecedentes de tabaquismo, siendo este el principal factor de riesgo asociado a la enfermedad”, destaca.

Abandonar el tabaco, esencial

En este punto, la doctora Hernández insiste en que el abandono del hábito tabáquico es la actuación más importante tanto en estos como en cualquier paciente con EPOC “para evitar el deterioro funcional de la persona”. De hecho, argumenta que, incluso, se debe plantear el tratamiento farmacológico con bupropión, vareniclina, o la terapia sustitutiva con nicotina, junto con medidas de apoyo. “De esta manera se consigue aumentar la tasa de abstinencia tabáquica”, dice.

Otras medidas necesarias son: “evitar los contaminantes medioambientales, una adecuada nutrición, realizar actividad física adecuada y adaptada a la edad y a las condiciones físicas del paciente, así como evaluación y el tratamiento de las comorbilidades”, apunta. Además, es importante “recomendar un grupo de apoyo para dejar de fumar y manejar las recaídas y, si lo precisa, utilizar productos de reemplazo de la nicotina”.

Medidas farmacológicas

Además de estas medidas, el doctor Diego Ruiz, del Centro de Salud Onda, en Castellón, explica que el paciente con diagnóstico de EPOC en grado leve debe ser tratado de base con -al menos- un broncodilatador de acción larga, ya sea LABA (b-2- Adrenérgicos de acción larga) o LAMA (anticolinérgicos de acción larga).

Ruiz apunta que, si es necesario por un mal control de los síntomas con un solo fármaco, es preferible combinar tratamientos (LAMA + LABA) en un solo dispositivo adaptado a las preferencias y características del paciente.

Además, en pacientes con disnea persistente y un solo broncodilatador de acción prolongada, se recomienda añadir el segundo. En casos donde se considere necesario el uso de corticosteroides inhalados (ICS), la doctora subraya que “es más recomendable la combinación LABA + LAMA + ICS que la combinación LABA + ICS”.

En caso de exacerbación

“Si se observa una respuesta adecuada al tratamiento, se mantendrá sin cambios. En caso contrario, se deben considerar las siguientes medidas. Revisar la adherencia al tratamiento, verificar la técnica de inhalación, evaluar la posible influencia de comorbilidades y determinar el rasgo predominante a tratar, ya sea el mal control de la disnea o la presencia de exacerbaciones”, agrega el doctor Ruiz.

En situaciones de exacerbación, “se debe considerar la adición de tratamiento con broncodilatadores de acción corta, como SABA (β-2-agonistas adrenérgicos de acción corta) y SAMA (anticolinérgicos de acción corta)”, sostiene. “En casos poco frecuentes de obstrucción leve y síntomas escasos o intermitentes, podría ser apropiada la administración a demanda de broncodilatadores de acción corta como tratamiento de base”, concluye el experto.

Frenar la enfermedad

Controlar y frenar la progresión de la enfermedad es posible si el paciente sigue las recomendaciones y tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, que le ayudaran a reducir el riesgo de exacerbaciones y con ello mejorar el pronóstico, anticipa la doctora Alba Álvarez, del Centro de Salud Bóliva, en Vila-real (Valencia).

“Es esencial considerar que la EPOC con frecuencia se presenta junto con otras enfermedades que pueden influir en su progresión, por lo que es fundamental tratar adecuadamente estas comorbilidades”, destaca la doctora. Entre las afecciones asociadas más comunes se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer de pulmón, la depresión y la ansiedad, así como el reflujo gastroesofágico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la EPOC ocupa el tercer lugar entre las causas de mortalidad, después de la cardiopatía isquémica y las enfermedades cardiovasculares. “Pero, a pesar de su naturaleza crónica, se ha observado un aumento significativo en la esperanza de vida de los pacientes que dejan de fumar, ya que este es el factor que más influye en la evolución de la EPOC”, reflexiona la experta.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores: Margarita Orte Pascual, Trinidad Hernández Rodríguez, Susana Larripa de la Natividad, Alba Álvarez Oltra, Joaquín Merino Laborda, Adrián Martínez Hernández, Daniel Acosta Marín, Diego Ruiz Vitoria y Celia López Diego.

 

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