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martes, 14 de mayo de 2024

“En Sanidad, todas las comunidades tenemos los mismos problemas”

La consejera de Salud y Políticas Sociales de La Rioja, María Martín Díez de Baldeón, afronta con ilusión su segunda etapa en el cargo tras el retorno del PP al Gobierno riojano. Desde que en julio tomó posesión de la cartera ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a reducir las listas de espera. “En seis meses las hemos bajado un 21 por ciento. Era inadmisible que la gente tuviera que esperar entre 6 meses y un año para una intervención”. Entre sus líneas maestras se halla, además, el refuerzo de la Atención Primaria, la implementación de programas de salud mental en la infancia y adolescencia y la creación de una facultad de Medicina, que ayudará a generar un “ecosistema” sanitario que haga de La Rioja un lugar atractivo para los profesionales de la salud. En la entrevista con la Revista EL MÉDICO aboga por los acuerdos entre todas las comunidades, “porque en Sanidad todas tenemos los mismos problemas”.

María Martín Díez de Baldeón. Entre 2015-2019 fue consejera de Salud y Políticas Sociales de La Rioja, cargo que abandonó al ganar el PSOE el Gobierno riojano. En julio de 2023, también con un ejecutivo popular liderado por Gonzalo Capellán, volvió a convertirse en la máxima responsable de la Sanidad riojana. Nacida en Toledo, es ingeniera de montes por la Universidad Politécnica de Madrid y graduada en Ciencias Políticas por la UNIR. Es una activa defensora de la igualdad de oportunidades y de trabajar por acabar con la brecha salarial en el área sanitaria entre hombres y mujeres.

Consejera entre 2015-2019 y ahora de nuevo desde julio de 2023. En medio, la pandemia de COVID-19. En Sanidad, ¿qué diferencias ante y postpandemia señalaría como más significativas?

La forma en que se han disparado las listas de espera en estos últimos cuatro años y la toma de determinadas decisiones, como la internalización de distintos servicios sin haber planificado que podían haber faltado profesionales de especialidades concretas o que eran servicios transversales para el funcionamiento del hospital, han hecho que se resienta el funcionamiento del hospital y que sea todo bastante más difícil en algunas áreas asistenciales.

Con un intermedio de signo político contrario, al volver a la consejería con el PP, ¿qué diferencias más notables ha percibido con respecto a su etapa anterior?

En el anterior gobierno hubo una cooperación entre extrema izquierda y PSOE. Esos dos votos que necesitaban, de Izquierda Unida y de Podemos para gobernar, obligó a que todo lo que estaba externalizado se internalizara, pero sin previa planificación. Por ejemplo, así se hizo en radiología sin haber aportado los suficientes radiólogos al hospital y ese cambio en un servicio transversal como el de radiología lo que hace es que se distorsione prácticamente todo. Hubo momentos en los había gente hospitalizada esperando una intervención o una prueba sin poder intervenir porque esa radiología, TAC o resonancia no se podía hacer. Ocurrían cosas como esta. Se internalizó también todo el tema de transporte sanitario, lo que duplicó el presupuesto que teníamos nosotros. Se internalizó toda la anterior cooperación público-privada concertada, con la que siempre que había picos lográbamos que se bajara en la concertada, pero al anular esta colaboración se dejó que siguiera subiendo y se pasara de unas listas de espera de alrededor de 40 días a encontrarnos con 123 días cuando hemos llegado nosotros.

Como mal generalizado, la falta de profesionales sanitarios será un amargo desayuno cotidiano. ¿Cómo está La Rioja en este baremo de necesidad?, ¿cómo paliar esta insuficiencia?

Lo peor de todo es la inacción de quien tiene la competencia que, en este caso, es el Ministerio de Sanidad. Todos sabemos que hay déficit de determinados profesionales, como, por ejemplo, los relacionados con salud mental: psiquiatras, enfermeras y psicólogos clínicos, así como en AP, médicos, pediatras y enfermeras de familia; todo esto que se sabe desde hace años y se tenía que haber planificado. En el año 2018 se firmó un acuerdo entre los consejeros de todas las comunidades, en aquel momento en su mayoría del PSOE, y llegamos a una resolución para la mejora del número de profesionales, para que se fuera avanzando. Al llegar el 2023 no se había hecho absolutamente nada, se seguía con el mismo problema, pero agravado. En La Rioja había los mismos médicos de familia que en 2019 y menos psiquiatras. Esto sí que es un problema.

Cuando se reclaman más sanitarios pensamos en salarios, pero en realidad, ¿sólo con más dinero se arreglaría esa falta? ¿qué otras cosas habría que ofrecerles?

Creo que lo que hay que cambiar es la manera de actuar en todo el sistema. La AP del año 86 no es la misma que la del 2024. Hay más exigencias, más especialidades, más coordinación y más tecnología. En la gestión pública, el problema que tenemos es que la gestión en sí avanza mucho más lenta que en el resto de los ámbitos. Esto me parece que es sobre todo un problema de gestión y de ineficacia. No me refiero a los profesionales, sino al conjunto del sistema público, por lo que creo que la base está en la revisión de un modelo que sigue teniendo el esquema del año 86, cuando estamos en el siglo XXI. Para mí, esa es la clave; no es ni el dinero, ni el horario, es sencillamente que el modelo que se está llevando ahora de a lo mejor trabajar más profesionales y repartir las competencias, o qué tipo de cartera tiene que haber y qué no, debiera cambiarse por uno que analizara que tipo de cosas no aportan valor y se siguen haciendo. Todo esto requiere una revisión muy profunda en la que debe intervenir todo el mundo con voluntad de mejorar por parte de todos.

¿Ante esta carencia se compite al mejor postor entre comunidades y las más pequeñas quedan relegadas? ¿Cómo competir en igualdad con el atractivo profesional de Madrid, Barcelona, …? ¿Competir o compartir y colaborar?

Creo que en el momento en que se pusiera encima de la mesa este avance de modelo probablemente no tendríamos esa carencia. Pero en este momento, pondré un ejemplo no de esta legislatura, sino de la anterior.  Se decía de La Rioja, que nuestros profesionales se iban a Navarra porque allí tenían mejores condiciones y mejores sueldos. Nuestra relación con Navarra y el País Vasco siempre ha sido muy buena a través de convenios. Al firmar un convenio con Navarra, los periodistas le preguntaron al consejero invirtiendo los términos, que por qué los médicos de Navarra se venían a La Rioja, si era porque había mejores condiciones y mejores sueldos. Así que, el problema de la Sanidad pública es la falta de indicadores, de evaluación y de datos reales sobre lo que está pasando. A mí, una de las cosas que más me sorprende en este sector es que no haya un registro de profesionales y que, ahora, en el siglo XXI, en 2024 todavía esté sin cerrarse este registro de profesionales. A partir de ahí, es cierto que casi todo o mucho son percepciones y cuando se juegan con percepciones hay veces que no es la realidad y creo que ese es uno de los ámbitos, el del dato y el de la calidad del dato, lo más crítico en la Sanidad pública.

¿Qué papel tendría que jugar el Consejo Interterritorial?

Tendría que ser el de la coordinación absoluta y no está siendo así. De ello doy fe especialmente en esta nueva legislatura del Estado. A mí nunca me había pasado, y llevo en cargos públicos mucho tiempo, que en una Interterritorial todas las Comunidades de todos los signos políticos estén diciendo una cosa y que el resultado sea otro y, además, digan que es por consenso. Me parece que eso es primero una deslealtad y, segundo, una falta de cara a futuro de lo que tiene que ser la cooperación entre instituciones. Es muy fácil ponernos de acuerdo entre las Comunidades Autónomas; todas tenemos los mismos problemas, independientemente del signo político, la Sanidad tiene las mismas necesidades y enseguida nos ponemos de acuerdo. El ejemplo fue la obligatoriedad de las mascarillas; todos sabíamos lo que debíamos hacer, pero fue una decisión que no fue consensuada. Ahora ocurre lo mismo, te dan una serie de planes y datos sin tiempo y capacidad de reacción; creo que hay que tener voluntad por todas las partes, especialmente cuando alguien tiene una competencia que afecta a otra institución, y me refiero a cualquier cosa que afecte a los profesionales, que si se da ese paso tiene que ir con memoria económica y financiación. Si no, lo que estás haciendo es un canto al sol y casi un engaño.

¿Consecuencia de lo anterior pueden ser las largas listas de espera?, ¿cómo están en La Rioja?  Y ¿cómo gestionan su reducción?

Nada más entrar al Gobierno hicimos un plan de choque; nuestro presidente en la campaña electoral fue muy claro y dijo que él no solo no huía de la colaboración público-privada, sino que entendía que lo inteligente es aprovechar todos los ámbitos, que también en Sanidad creía en la colaboración público-privada. Por eso, uno de los ejes fue volver a los conciertos para ayudar en esos picos de listas de espera, aunque en aquel momento ya no era una cuestión de picos, sino de bajar la cifra de unos indicadores excesivamente altos en tiempos de espera. Nunca había habido tal volumen de personas que esperasen más de 6 meses y hasta un año para una intervención; nos parecía que no se podía consentir. Con nuestro plan de choque se hizo, por un lado, actividad extraordinaria, se estudió hasta donde podíamos llegar con medios propios, apretando el acelerador, duplicando camas en todas las habitaciones del Hospital San Pedro, que son individuales, contando con el Hospital de Calahorra para derivar pacientes, haciendo actividad extraordinaria bien programada y otra serie de líneas en ese plan de choque que han dado, en seis meses, un resultado de una bajada del 21 por ciento en listas de espera. Hemos pasado de 120 días el 1 de septiembre a 80, que es el último dato que tenemos.

En La Rioja están poniendo en marcha una Facultad de Medicina, ¿creen que ayudará a asentar a los médicos en la comunidad?

Entendemos que sí y que, sobre todo, lo que va a crear es un mayor ambiente y nivel a la hora de la calidad asistencial y querer quedarse, porque estas son profesiones muy vocacionales, que de tener la oportunidad de doctorados y de dar clase se quedarán, porque aquí en La Rioja tenemos el centro de investigación Biomédica y también el de investigación clínica. Con todo ese entorno entiendo que puede ser muy atractivo que exista esa facultad de Medicina.

Los problemas de salud mental, especialmente entre los jóvenes y más después de la pandemia, van en aumento. Es uno de sus objetivos de legislatura, ¿cómo se enfrentan a estas patologías in crescendo?

Cogiendo el toro por los cuernos y empezando por los diagnósticos precoces. Para eso lo que hay que hacer es trabajar de la mano de Educación, sobre todo, y del Instituto de la Juventud. También estamos con la Universidad. Por un lado, está la parte de la Universidad en investigación, ya que tenemos un departamento muy importante de Psicometría. En este momento ya hemos dado pasos de cribado en secundaria, cuando empiezan a producirse los cambios de los niños, para aplicar programas de intervención emocional. Pero daremos más pasos todavía para que esos cribados sean en todos los niveles de Educación, en segundo de primaria especialmente, y luego reforzar desde AP esos niveles leves y moderados, dirigidos sobre todo a estrés, ansiedad e idea suicida en caso de jóvenes con trastornos leves, que son los que al final puede colapsar si pasan a trastorno grave, pero que si lo coges a tiempo no va a más y logras un filtro que entendemos que es lo más importante. También creemos que es clave poner un foco especial sobre el trastorno del neurodesarrollo, para lo que ya tenemos en marcha un programa muy potente de atención temprana hasta los 6 años, pero queremos reforzarlo y ampliarlo.

La AP es la clave de una buena Sanidad pública. ¿Cuáles son las demandas, las fortalezas y las debilidades de este nivel asistencial en la Rioja?

La fortaleza creo que es el tamaño. Tenemos 20 zonas básicas de salud. Esas zonas tienen 20 coordinadores y creo que se pueden hacer proyectos innovadores con ellos y con las supervisoras de enfermería, para ir dando pasos muy eficientes tanto en modelos de gestión como de la asistencia. Destacaría proyectos interesantes de Medicina comunitaria y de aplicación de retinografía, que pueden frenar luego la asistencia y las listas de espera en hospital. Es decir, pasos en AP que es más fácil de aplicar por el tamaño. La debilidad que tenemos es la dispersión; hemos de tener muchos más efectivos que en Madrid para una población que es bastante menor. Hay que llegar a todos los sitios y nosotros tenemos 174 consultorios y hay que atenderlos. En algunos lugares tenemos médicos con solo 300 tarjetas sanitarias y eso al final es un problema, porque para gestionar esto a veces hay que hacer auténticas maravillas

Y en una región con tantos pequeños municipios, ¿qué peso tiene la AP rural?

Es otra de las fortalezas, empezar a dar pasos para que la atención personalizada, la Medicina individualizada, sea desde AP, porque siempre se nos va la idea al hospital, a oncología o dermatología. En este caso, Medicina personalizada en AP significa que si nosotros tenemos una zona en la que la mayoría son agricultores y ganaderos, se puede hacer hincapié en las enfermedades y patologías que pueden venir derivadas de esa profesión; en otra zona, que sea de más industria pues lo mismo, trabajando en cada zona con investigación específica dirigida a lo que en ella más se necesite. Por ejemplo, en áreas de población envejecida se puede hacer Medicina personalizada más tipo Geriatría. Si en algún sitio se pueden dar estos pasos y conseguir avanzar rápido en Medicina personalizada es en las zonas rurales. En consecuencia, la gente de zonas rurales pequeñas con centro de atención continuada puede estar mejor atendida que la de la ciudad, porque la Medicina personalizada es sobre todo en primaria y conociendo al paciente.

Una queja que comentan con frecuencia muchos médicos es la poco ágil relación entre AP y atención hospitalaria. ¿Cómo es en La Rioja?

Siempre me planteo esa cuestión porque hay especialidades donde es muy fácil y en otras no tanto. Las nuevas tecnologías son las mismas en todos los casos: correo electrónico, videoconferencias, teléfono, WhatsApp. En la anterior legislatura nosotros organizamos el Foro de Profesionales, una especie de buzón donde se hablaba de todo y esta cuestión se planteaba. Al final, la conclusión era que todo depende de personas; los medios es fácil disponerlos, pero lo demás depende de las personas.

Humanizar la Sanidad frente al avance de nuevas tecnologías con digitalización creciente y la IA ya en marcha. ¿Cómo casan la atención personalizada y esta necesaria tecnologización?

Es totalmente compatible. Y en el caso de vulnerabilidad, como es una enfermedad, más todavía; puede darte seguridad que un robot con big-data sea capaz de ayudar con tumores malignos porque ve más que el ojo y tiene mayor probabilidad de encontrarlos que un cerebro humano; pero tú de quien te fías es de la persona que corrobora lo que explora ese robot y que lo que dice ese big-data es cierto. Porque creo que hay un componente primordial; en la curación de una enfermedad un gran porcentaje tiene que ver en cómo te la comunican, cómo te animan y a que lleves un tratamiento de forma adecuada, no solo en el entorno familiar, sino en este caso en el hospitalario y en la AP. Si esos profesionales tienen esa empatía, el proceso es mucho mejor que si no lo tienen, y un robot o una IA jamás van a tener esa empatía.

¿Qué papel ocupa esta “Medicina preventiva” en su hoja de ruta sanitaria?

Total, es la número uno. Es como en todo, parece que donde más presupuesto se pone es lo más importante, y no es así. Salud Pública entiendo que es casi lo más importante porque es la que se encarga de la prevención, epidemiología, de todas las alertas. En nuestro caso, Salud Pública trabaja en red con infinitas instituciones, asociaciones, especialmente, con educación en prevención y educación en formación de salud. Tienen un gran papel concomitante con AP y enfermería, que son las puertas de entrada para esa prevención y promoción. Para nosotros es el número uno en Sanidad, porque como decimos, primero hay una Sanidad preventiva, luego una curativa y después está la paliativa. En las tres tenemos especial empeño y las tres son igual de importantes.

Usted también es consejera de asuntos sociales. ¿El código postal es muy decisivo en la salud de los riojanos?

La verdad es que no. A mí, que no soy riojana, una de las cosas que más me llama la atención es que no veo guetos. En La Rioja, tal vez por carácter y por la forma de vida, está todo muy mezclado. Esto es percepción, no es evidencia científica, pero sí hay evidencia científica de que ciertos trastornos tienen influencia social pero no por la clase económica, sino por situaciones concretas, me refiero a la salud mental. Creo que en salud mental todos vivimos bajo circunstancias peculiares del medio o una situación de estrés alta, que pueden hacer saltar la chispa y provocar un incendio en la salud, manifestándose ese trastorno que tenías ahí latente. Eso no es tanto del nivel social, sino más bien de la parte biológica. Pero sí es cierto que el entorno social es importantísimo, porque es mucho más fácil comer bien si tu economía es boyante que si no la tienes, pero no creo que haya más patologías en unos barrios que en otros. De hecho, en los centros de salud se hizo un estudio para el Plan de Salud Riojano y no se detectaron más enfermedades en unos centros que en otros.

Sanidad pública versus privada. Usted es consejera de Sanidad, de toda la Sanidad. ¿Cómo es la relación de ambas en su comunidad? ¿son complementarias o competidoras?

En nuestro ámbito y en esta legislatura son totalmente complementarias. Es el fallo de la legislatura anterior, que fueron antagónicas por parte de la pública; se rechazó todo todo lo que tuviera que ver con la privada. Desde mi punto de vista es un gran fallo. Soy consejera de toda la Sanidad, eso por un lado y, por otro, lo que hace falta es que en esa colaboración lo que prime sea la transparencia y que a través de esa transparencia consigamos mejores resultados para los ciudadanos, que al final es para lo que estamos aquí. Si con la colaboración, además de dar mejores resultados, el sistema es más económico y es más eficiente, estamos en el modelo de gestión complementario público-privado en el que yo creo.

¿Qué empuja a una ingeniera de montes hacia el mundo de la Sanidad? ¿Le gusta la gestión?

Me encanta la gestión, la gestión pública y el reto que supone todo lo que hay que cambiar en ella. Así como la Sanidad pública es el buque insignia de la tecnología, de la financiación, de la investigación, de la formación, de cómo le importa a todo el mundo, la gestión pública de esa Sanidad pública está a años luz de llegar a esa altura de la tecnología que se emplea en salud. Creo que es un reto y en ese reto se pueden aportar muchas cosas con un buen equipo.

Volviendo a la primera pregunta. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. ¿Cree que hemos escarmentado y aprendido algo tras el baño de realidad sanitaria en la pandemia de COVID-19?

Creo que sí. Ojalá hubiéramos aprendido más, porque muchas veces, incluso por lo mal que lo pasamos lo queremos olvidar, y hay cosas que, a lo mejor, tenían que haber llegado para quedarse. Pero me parece que globalmente sí que se han dado pasos importantes, que se ha reflexionado mucho sobre mejoras y que, aunque quede mucho por hacer, algo se ha mejorado, se ha avanzado o por lo menos se está en la línea de seguir avanzando. Relacionado con la pandemia, en La Rioja se está haciendo un importante esfuerzo en el concepto “Una sola salud”, para prevenir y hacer frente a las amenazas comunes que afectan a la salud y al bienestar de los seres humanos, los animales, las plantas y el medio ambiente. Antes no se hablaba nada de este tema y ahora se están dando pasos, y aquí pasos importantes.

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