El sueño es importante para mantener un buen estado de salud. Un estudio que se publica en Diabetes Care pone de manifiesto que un sueño deficiente aumenta la resistencia a la insulina, por lo que es importante tener un sueño adecuado para minimizar el riesgo de diabetes de tipo 2.
Tal y como ha descrito una de las autoras del trabajo Marishka Brown, directora del Centro Nacional de Investigación sobre Trastornos del Sueño del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, centro que financió el estudio junto el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, «las mujeres duermen peor que los hombres, por lo que es fundamental comprender cómo afectan los trastornos del sueño a su salud a lo largo de su vida, especialmente en el caso de las mujeres posmenopáusicas», afirma la doctora Marishka Brown, directora del Centro Nacional de Investigación sobre Trastornos del Sueño del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), que cofinanció el estudio con el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK), ambos parte de los NIH.
Estudios previos han demostrado que la restricción del sueño puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y trastornos del metabolismo de la glucosa, que pueden provocar resistencia a la insulina y diabetes de tipo 2.
Sin embargo, muchos de esos estudios se realizaron sólo en hombres o se centraron en la restricción grave del sueño a corto plazo.
Parámetros estudiados
En este trabajo sólo han participado mujeres y se ha intentado determinar si una restricción leve y prolongada del sueño, con una reducción 1,5 horas cada noche, aumentaba los niveles de glucosa e insulina en sangre de las mujeres.
Para el estudio, se seleccionaron a 40 mujeres con edades comprendidas entre los 20 y 75 años con patrones de sueño saludables (al menos 7 o 9 horas por noche) y niveles normales de glucosa en ayunas, pero con riesgo elevado de padecer enfermedades cardiometabólicas por tener sobrepeso, obesidad o antecedentes familiares de diabetes de tipo 2, aumento de lípidos en sangre o enfermedades cardiovasculares.
Para establecer una línea de base para el estudio, las mujeres llevaron un sensor en la muñeca para registrar sus patrones de sueño durante dos semanas, además de llevar registros nocturnos del sueño. A continuación, completaron dos fases de estudio de seis semanas en orden aleatorio: una en la que continuaron siguiendo sus patrones de sueño saludables y otra en la que se restringió el sueño. Entre medias se tomaron un descanso de seis semanas para recalibrarse los datos registrados.
Fases del estudio
Durante la fase de sueño correcto, los participantes mantuvieron sus horarios habituales de acostarse y levantarse. De media, dormían 7,5 horas por noche. En la fase de restricción del sueño, las participantes retrasaron su hora de acostarse 1,5 horas por noche, mientras mantenían sus horas de vigilia habituales.
Así, en esta esta fase, dormían 6,2 horas por noche. Al principio y al final de cada fase del estudio, las participantes completaron una prueba oral de tolerancia a la glucosa para medir los niveles de glucosa e insulina en sangre, junto con una resonancia magnética para medir la composición corporal.
Los investigadores descubrieron que restringir el sueño a 6,2 horas o menos por noche durante seis semanas aumentaba la resistencia a la insulina en un 14,8% entre las mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas, con efectos más graves en las posmenopáusicas, de hasta un 20,1%.
En las premenopáusicas, los niveles de insulina en ayunas aumentaban en respuesta a la restricción del sueño, mientras que los niveles tanto de insulina en ayunas como de glucosa en ayunas tendían a aumentar en las posmenopáusicas.
Conclusiones
Del estudio se desprende que se necesita más insulina para normalizar los niveles de glucosa en condiciones de restricción del sueño e, incluso, la insulina puede no haber estado haciendo lo suficiente para contrarrestar el aumento de los niveles de glucosa en sangre de las posmenopáusicas. Si esta situación se mantiene en el tiempo, es posible que la insuficiencia prolongada de sueño en personas con prediabetes pueda acelerar la progresión a diabetes tipo 2.
Los investigadores también analizaron si los cambios en el peso corporal explicaban los cambios observados en los niveles de insulina y glucosa, ya que las personas tienden a comer más en estados de sueño restringido.
Sin embargo, descubrieron que los efectos sobre la resistencia a la insulina eran en gran medida independientes de los cambios en el peso corporal. Cuando las mujeres recuperaron su sueño y empezaron a dormir de nuevo entre 7 y 9 horas por noche, los niveles de insulina y glucosa volvieron a la normalidad.
El siguiente paso del equipo de Marishka Brown es intentar comprender mejor cómo la deficiencia de sueño afecta el metabolismo en hombres y mujeres, así como explorar las intervenciones del sueño como una herramienta en los esfuerzos de prevención de la diabetes tipo 2.
- Zuraikat FM, et al. Chronic Insufficient Sleep in Women Impairs Insulin Sensitivity Independent of Adiposity Changes: Results of a Randomized Trial. Diabetes Care. 2023. https://doi.org/10.2337/dc23-1156.
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