La insulina glargina sustituye a la insulina humana. Se administra de modo subcutáneo y se libera paulatinamente, lo que facilita la entrada de glucosa a los tejidos a través de la externalización del receptor GLUT-4 intracitoplasmático hacia la membrana celular de los diferentes tejidos que expresan el receptor de insulina.
La insulina glargina tiene un inicio de acción entre 1-3 horas tras su administración subcutánea y presenta una duración de unas 20-24 horas, sin presentar pico en su acción.
Su beneficio se centra en que es una insulina que no presenta picos de acción, es estable, con una durabilidad suficiente como para administrarse en la mayor parte de los pacientes en una única dosis diaria, lo que permite mayor adherencia terapéutica y facilidad para el manejo del tratamiento insulínico. Además, se puede administrar en cualquier momento del día.
Insulinización
Cuando se insuliniza a un paciente con ADOS de novo lo habitual es utilizar dosis de 0,2-0,3 U/Kg de peso al día. De cualquier modo, la pauta debe establecerse de forma individual en función de cada paciente, de la HbA1c previa y del tratamiento previo.
Es importante realizar una adecuada educación sobre el manejo de las plumas precargadas y la administración de insulina, y realizar una titulación de la dosis, valorando la posible necesidad de ajuste o la necesidad de otros tipos de insulina prandial concomitantemente.
Indicaciones
Cualquier paciente con diabetes mellitus tanto tipo 1 como tipo 2 se podría beneficiar del uso de insulina glargina. En pacientes con diabetes tipo 1 se puede emplear como parte de una terapia bolo-basal mientras que en la de tipo 2 se puede prescribir como parte de un tratamiento junto a antidiabéticos orales.
Existen diferentes formas de usar insulina. Una de ellas es en combinación con antidiabéticos orales a una dosis única de acción lenta. También se puede inyectar insulina a diario, hasta tres o cuatro veces al día, combinando la insulina de acción rápida con lenta. De esta forma, se conseguirá un adecuado control de los niveles de glucosa en sangre y se reducirán los riesgos de las posibles complicaciones.
Diabetes tipo 2
En los pacientes con diabéticos tipo 2 se puede iniciar tratamiento con insulina al inicio de la enfermedad, de manera temporal si aparece cetonuria intensa o síntomas cardinales de diabetes (poliuria, polidipsia y pérdida de peso), especialmente con HbA1c >9 %
Durante el seguimiento de la enfermedad, se puede implantar la pauta insulínica de forma transitoria en situaciones o enfermedades intercurrentes, como son descompensaciones hiperglucémicas agudas, cetonuria intensa, sepsis, infarto agudo de miocardio, cirugía mayor, traumatismo grave, intolerancia oral, insuficiencia cardiaca, hepática o renal aguda…
Otra situación en la que se requiere insulina es cuando ya no es posible alcanzar el objetivo de control glucémico por el fracaso del tratamiento con otros antidiabéticos no insulínicos, a pesar de las combinaciones posibles a dosis plenas. Aunque sea necesario iniciar tratamiento con insulina, no implica la retirada de los otros fármacos, pues la mayoría de las veces se deben combinar. Si hay patologías que desaconsejan el uso de otros fármacos hipoglucemiantes, también es necesario insulinizar de forma permanente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Endocrinología Silvia Aznar Rodríguez, Cesar Gonzalvo Díaz y Elena Parreño Caparros, de Albacete, y los médicos de Familia Abelardo Orquin Vera, Rafael Llin Sanz e Isabel Vercher Llopis, del Centro de Salud de Ontinyent.
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