Los síntomas de la enfermedad cardiovascular pueden ser diferentes entre los hombres y las mujeres. Pueden incluir dolor de pecho, falta de aire, dolor, entumecimiento, debilidad o frío en las piernas o los brazos si se estrechan los vasos sanguíneos de las partes en el cuerpo; dolor en el cuello, la mandíbula, la garganta, abdomen superior o en la espalda.
Algunos de los factores de riesgo para desarrollar enfermedades del corazón pueden incluir, edad, sexo, antecedentes familiares, el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de actividad física, el consumo de alcohol, la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Estos pacientes suelen acudir a la consulta con dolor torácico, disnea, síncope y palpitaciones.
Cálculo del riesgo
Las escalas habituales de riesgo cardiovascular, SCORE2, SCORE 2 OP, no se aplican en pacientes diabéticos, que directamente se clasifican en riesgo intermedio a pacientes jóvenes con diabetes de menos de 10 años de evolución, alto riesgo a los que no cumplan estos criterios ni tampoco de muy alto riesgo cardiovascular o muy alto riesgo los que tienen enfermedad cardiovascular establecida, más de tres factores de riesgo cardiovascular y enfermedad renal crónica.
Sin embargo, existen otras tablas que sí servirían para calcular el riesgo cardiovascular y tendrían en cuenta otras patologías, como puede ser la escala de Framingham. Esta tiene en cuenta edad, sexo, colesterol total, presión arterial, tabaquismo, diabetes e hipertrofia ventricular izquierda. De esta forma, se calcula el riesgo cardiovascular a los 10 años, que incluye angina estable, infarto de miocardio y muerte coronaria.
Recomendaciones
La última guía europea de la Sociedad Europea de Cardiología y Sociedad Europea de Aterosclerosis establece como objetivo de cLDL en los pacientes de muy alto riesgo, en los que incluye a los diabéticos tipo 2 y a los tipo 1 con lesión cifras de c-LDL < 70 mg/dl, con un nivel de evidencia IA. Si no se puede lograr este objetivo, al menos será necesario reducir en un 50 % los niveles de cLDL.
El tratamiento de elección para conseguir estos objetivos son las estatinas, que se deben elegir en función de su potencia para reducir el cLDL.
En un porcentaje importante de pacientes diabéticos, a pesar de seguir un tratamiento óptimo con estatinas y de lograr los objetivos de control de cLDL, persiste un riesgo residual elevado de sufrir evento cardiovascular, atribuido principalmente a la dislipemia aterogénica.
Combinación
Así, en pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular la combinación de estatinas y ezetimiba es útil, ya que son fármacos hipolipemiantes complementarios, dado que su mecanismo de acción es distinto.
La sinergia entre ambos permite alcanzar los objetivos en pacientes que requieren un control más intensivo de LDL. Distintos estudios demuestran que existe mayor descenso en LDL con el tratamiento combinado con rosuvastatina con ezetimiba sin problemas de seguridad significativos.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Gabriel Sanchez Nava, Minerva Gallego Marcos, Mario Benavente Martín, Andrés Álvarez González, Maria Victoria Carrasco Roncero y Miguel Turégano Yedro, de Cáceres, y Alberto Avilés Toscano, David Grande Prada y Francisco José Fernández García.
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