La alergia ocular pediátrica es un motivo de consulta bastante común en Oftalmología. Hoy en día es una de las patologías oculares más frecuentes en los niños. No siempre revisten la misma gravedad, tal y como señala el doctor Jesús López Andrade, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Poniente.
Normalmente, los niños empiezan a notar esta alergia al sentir picor. “Se restriegan y rascan frecuentemente los ojos. Otros síntomas son el lagrimeo, la molestia ocular o las ‘legañas’ blanquecinas. Con poca frecuencia, el cuadro tiene mayor importancia, afectando a la córnea y apareciendo visión borrosa y fotofobia”, explica el doctor.
La estructura ocular más afectada por la alergia es la conjuntiva. Es la membrana mucosa que recubre la zona anterior del globo ocular, a excepción de la córnea. “Precisamente, por el hecho de estar en la zona más anterior del ojo y estar expuesta a los factores y alérgenos ambientales, hace que se vea fácilmente afectada por ellos”, afirma.
Una vez que el alérgeno entra en contacto con el ojo, puede provocar diversas formas de alergia ocular según la repuesta del paciente y su reacción de hipersensibilidad. “Algunas son formas muy agudas. Una situación típica es la de un niño que sale al campo y, tras tener contacto con alérgenos de las plantas y flores, desarrolla bruscamente un cuadro de picor intenso con hinchazón (edema) de párpados y conjuntiva”, asegura el Dr. López Andrade.
Otras, en cambio, responden a la estación, lo que se denomina conjuntivitis alérgica estacional. Es la forma más frecuente de alergia ocular en niños y ocurre, sobre todo, en primavera y otoño por la dispersión del polen.
“También hay formas crónicas que duran meses, años o incluso toda la vida, que pueden manifestarse de distintas formas, como la conjuntivitis alérgica perenne, la conjuntivitis vernal, atópica, etc.”, señala el jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Poniente.
Tratamiento adecuado
El doctor López Andrade señala que la alergia ocular raramente es una manifestación aislada de la alergia. Suele acompañarse de manifestaciones de la alergia en otros órganos, como la rinitis alérgica, asma o la dermatitis atópica.
También “hay formas agudas que desaparecen pronto y formas crónicas que duran años e, incluso, toda la vida del paciente. Es fundamental identificar el tipo de cuadro para enfocar el tratamiento adecuadamente”, señala.
En cuanto al tratamiento farmacológico básico, están los fármacos antihistamínicos (en colirio o comprimidos) que bloquean la respuesta de la conjuntiva ante el contacto con el alérgeno. “En colaboración con ellos hay otros fármacos como antiinflamatorios no esteroideos, estabilizadores de mastocitos, etc.”, cita.
Asimismo, señala que en formas mas intensas se pueden requerir corticoides en colirio o sistémicos e, incluso, otros inmunosupresores.
Consejos para los pacientes
“Una vez identificado el cuadro y realizadas las pruebas que su oftalmólogo considere en cada caso, si se identifica el alérgeno, algo que no es posible siempre, lo primero es intentar evitar su contacto o eliminarlo cuando se pueda (por ejemplo, ácaros del polvo, animales domésticos, etc.), explica el doctor. También se aconseja el uso de gafas de sol en exteriores para reducir este contacto.
“Es importante que los padres aprendan el manejo de las medidas y tratamientos básicos (lavados con suero frío, lágrimas artificiales o colirios antihistamínicos) para adecuarlos a la variabilidad que el cuadro presentará en la evolución de las formas crónicas, en paralelo al seguimiento que se realice por su oftalmólogo”, concluye el oftalmólogo.
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