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martes, 27 de abril de 2021

La dosificación de la insulina glargina debe ser individualizada

La insulina glargina es una insulina de acción prolongada que se debe administrar una vez al día, a cualquier hora, pero todos los días a la misma hora.

La dosis y el horario de administración se debe prescribir de forma individual en cada paciente.

Se puede utilizar en adultos, adolescentes y niños a partir de dos años. En todos ellos la pauta de tratamiento en cuanto a dosis y horario debe individualizarse.

Durante los días y semanas siguientes tras iniciar tratamiento con insulina glargina se requiere establecer estrecho control metabólico e ir ajustando la dosis de forma individual.

Se puede requerir ajuste de dosis de esta insulina cuando se producen cambios en el estilo de vida del paciente, cambios en el peso corporal o si surgen otras circunstancias que tengan riesgo de hipo o hiperglucemias.

Vía de administración

Se administra siempre por vía subcutánea, en abdomen, muslos o deltoides. Siempre hay que informar al paciente que se deben cambiar los puntos de inyección dentro de un área de aplicación determinada en cada administración.

Los diabéticos tipo 1 habitualmente requieren el 50% de su insulina diaria como basal y el 50% como prandial. Las necesidades diarias totales de insulina se pueden estimar en función del peso, con dosis típicas que oscilan entre 0,4 y 1,0 unidades/kg/día. Se requieren cantidades mayores durante la pubertad, el embarazo y las enfermedades médicas.

Recomendaciones

La ADA recomienda 0,5 unidades/kg/día como dosis inicial típica en pacientes con diabetes tipo 1 que son metabólicamente estables, la mitad administrada como insulina basal. La dosis basal de insulina de acción prolongada se ajusta para regular la glucosa en ayunas.

En la diabetes mellitus tipo 2 se reserva el uso de insulina a dos situaciones: al inicio de la enfermedad, de forma habitualmente temporal, en pacientes con elevaciones glucémicas importantes y muy sintomáticos, así como en las fases más avanzadas de la enfermedad cuando ya no es posible alcanzar el objetivo de control glucémico con el tratamiento no insulínico.

Se podría añadir una dosis de insulina intermedia, poco habitual, antes de acostarse o una dosis de insulina prolongada (glargina o detemir) a cualquier hora, pero todos los días a la misma. Es preferible administrarla por la mañana en diabéticos que presentan hipoglucemias nocturnas.

Pauta de inicio

Se puede comenzar con una dosis de insulina de 10 UI o también 0,2 UI/kg/día. Por otro lado, hay que evitar una sobredosificación de insulina basal. Se puede sospechar cuando la dosis es superior a 0,5 UI/kg/día.

El ajuste de dosis de insulina basal tanto en DM1 como en DM2 se puede realizar teniendo en cuenta el valor de la glucemia capilar en ayunas. Este será medido por el paciente mediante la realización de autocontroles.

El paciente aumentará la dosis inicial de insulina en 2 UI cada tres días hasta conseguir que la glucemia en ayunas sea inferior al objetivo fijado. Si los valores de partida están muy alterados (glucemia en ayunas > 180 mg/dl), se podrá incrementará la dosis en 4 UI cada tres días.

Primera elección

El uso de insulina glargina está indicado de primera elección en todos pacientes con diabetes mellitus tipo 1 desde el momento del debut asociado a análogos de insulina rápida siguiendo una pauta basal-bolo.

En aquellos con diabetes mellitus tipo 2 en los que existe mal control metabólico a pesar del uso de otros fármacos hipoglucemiantes o en caso de que la reserva pancreática esté muy disminuida (péptido C disminuido o indetectable) y/o aparezca clínica cardinal (polidipsia, poliuria y pérdida de peso) que sugiera insulinopenia endógena.

También hay que tener en cuenta otros factores como la insuficiencia renal, el peso del paciente y el uso de fármacos con efectos secundarios hiperglucemiantes (glucocorticoides o inmunosupresores entre otros) para tomar la decisión de elegir el fármaco que proporcione un mejor control metabólico según las características individuales de cada paciente.

Insulinas basales

En cuanto al uso de insulinas basales como la glargina U300 o la insulina degludec, habría que ajustar la posología ya que las UI de estas insulinas no expresan la misma potencia que las UI de la insulina glargina U100.

Las guías terapéuticas establecen que una diabetes mellitus tipo 2 puede considerarse controlada cuando la HbA1c es menor de 7%.

Hipoglucemias

Los efectos secundarios más frecuentes en el tratamiento con insulina son las hipoglucemias y el aumento de peso. Añadir fármacos orales a la insulina puede significar poder bajar la dosis de ésta y minimizar estos efectos, aunque también podrían sumarse los secundarios propios de los antidiabéticos orales elegidos.

Las sulfonilureas, meglitinidas, inhibidores DPP-4 y análogos GLP-1 promueven la liberación de insulina por el páncreas; la metformina y los inhibidores de la alfa-glucosidasa reducen la absorción de glucosa en intestino; la metformina y las glitazonas aumentan el consumo de glucosa y la sensibilidad de la insulina en tejidos periféricos; los inhibidores SGLT-2 bloquean la absorción de glucosa a nivel del túbulo renal aumentando su excreción por la orina.

Presentación

Actualmente la administración habitual de insulina es mediante plumas. La dosis se mide en unidades siendo distinta la potencia entre los diferentes análogos de insulina. Esto hace que sea necesario ajustar la dosis si al paciente se le va a cambiar de insulina glargina U300 o de una degludec a insulina glargina U100 o al contrario.

La insulina glargina U100 se presenta en forma de solución inyectable en pluma precargada que contiene 100 unidades/ml. Cada pluma contiene 3 ml de solución inyectable, equivalente a 300U de insulina glargina. Es una solución incolora y transparente.

Potencia

La potencia de esta insulina se establece en unidades. La pluma precargada administra insulina en incrementos de 1 unidad hasta un máximo de 80 unidades de dosis única.

Las unidades de insulina glargina son exclusivas y no son las mismas que las UI o las unidades utilizadas para expresar la potencia de otros análogos de insulina.

Así la insulina glargina en forma de 300 unidades/ml y la insulina glargina 100 nos son bioequivalentes ni son directamente intercambiables de tal forma que si va a cambiar insulina glargina 300 unidades/ml a insulina glargina 100 unidades/ml una vez al día se debe reducir la dosis en un 20% para disminuir el riesgo de hipoglucemia.

En los últimos años se han desarrollado dispositivos que cada vez hacen más fácil la administración de insulina. Estos sistemas permiten una dosificación mas exacta y una administración mas sencilla. También hacen que los pacientes acepten mejor el inicio de la insulinización. La dosificación de 1 en 1 unidad, la administración de hasta 80U en una inyección y una menor resistencia en el embolo son características importantes a la hora de elegir un sistema de administración.

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Teresa Marín Becerra y Antonio Manuel Henríquez y los endocrinólogos Laura Pérez-Olivares, Inmaculada Moreno Ruiz, Olalla Meizoso Pita, M.ª Ángeles Gonzalo Redondo e Ignacio Lara Capellán, de Madrid; Mercedes Mielgo Carriz, María Santiago Acero y Ainhoa Abad López, endocrinólogos del Hospital La Zarzuela, de Madrid; los médicos Generales Lucía Jiménez Andrés, Francisco José Motilva Peralta y Jesús Fraguas Gutiérrez.

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