Elena Martín Pérez es la presidenta electa de la Asociación Española de Cirujanos (AEC) y será también la primera mujer en llevar las riendas por un periodo de dos años, en concreto del año 2022 al 2024, de la organización de los cirujanos españoles. La Dra. Martín es jefa del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid y una apasionada de su especialidad.
La candidatura de Elena Martín, también profesora asociada de Cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y hasta ahora vicepresidenta 1ª de la AEC, y su equipo apostaron en su campaña por una gestión de la sociedad médico-científica basada en el trabajo desinteresado y leal por los socios, y “por una asociación cercana a la población y en la que prime la transparencia, la innovación, la creatividad y la modernización. Porque para nosotros es un privilegio ser cirujanos y cirujanas”.
Entre los objetivos que se marca figura también la conciliación laboral-familiar para todo el colectivo, “porque se ha avanzado mucho, pero todavía queda mucho camino por recorrer”, sostiene, al tiempo que se refiere a que la pandemia por el virus SARS-COV2 ha supuesto un antes y un después en Cirugía y una oportunidad de modificar y mejorar los planes de actuación.
¿Hay más cirujanos que cirujanas? ¿Cuál es la relación actual de la profesión por sexos, teniendo en cuenta que en Medicina en general casi el 60 por ciento son mujeres?
En el momento actual la Asociación Española de Cirujanos cuenta con 5.412 socios. De ellos, 3.870 son senior y 1.038 son junior. Aunque en los socios senior hay un porcentaje mayor de hombres (58 por ciento frente a un 42 por ciento de mujeres), en los socios más jóvenes, esta cifra se invierte y el 61 por ciento son mujeres frente a un 39 por ciento de hombres. Esto indica cómo ha ido cambiando el perfil en la profesión, ya que ahora hay muchas mujeres cirujanas en los hospitales y previsiblemente irá aumentando en los próximos años.
Socialmente la Cirugía es vista como el “top médico” profesional. ¿Se refleja eso en la demanda que tienen de MIR nuevos?
Las plazas de Cirugía General y del Aparato Digestivo no son de las que más se solicitan y escogen entre los primeros números del MIR. El número con el que se ha elegido la plaza es muy variable. En el año 2009 el número 1 fue solicitado para nuestra especialidad; en la última convocatoria de 2020, el primer número elegido para Cirugía General fue el 37. Pero en esta última convocatoria, de las primeras 750 plazas, se escogieron solo 15 de Cirugía General. Es una especialidad muy completa y resolutiva, muy dinámica, con diversas patologías, con trabajo multidisciplinar que implica a muchas especialidades, que voy a decir yo, que soy una absoluta apasionada de mi especialidad. Sin embargo, esto hace que sea una especialidad dura, en el sentido de que es muy amplia, hay que estudiar mucho, las guardias son duras con muchas horas de trabajo extra, ya que las cirugías empiezan, pero no se sabe cuando terminarán. Además, se necesita un alto grado de resistencia a la frustración. Esto hace que muchas veces los futuros especialistas se planteen prioridades y expectativas vitales que hacen que no sea elegida entre los primeros puestos.
¿Tenemos tantos cirujanos como necesitamos?
En 2019, se llevó a cabo un informe sobre la “Estimación de la Oferta y Demanda de Médicos Especialistas. España 2018-2030” para el análisis de la situación existente con el fin de estimar las necesidades futuras del sistema por cada especialidad. Según este estudio, en el momento actual habría un déficit del 2,5 por ciento de especialistas en Cirugía General y del Aparato Digestivo, pero esta especialidad es una de las que tiene peor pronóstico de déficit de profesionales a corto y medio plazo, ya que las tendencias en 2024 y 2030 de la diferencia en porcentaje entre la oferta y demanda/necesidad de efectivos en la especialidad es superior al 10 por ciento. En este sentido, el Ministerio de Sanidad ha ofertado para esta convocatoria MIR 7.989 plazas, de las cuales 227 corresponden a la especialidad de Cirugía General y del Aparato Digestivo, que ha ido aumentando progresivamente en los últimos años, por ejemplo, en 2020 fue de 210.
Ligada a la pregunta anterior, posiblemente en los grandes hospitales de las grandes metrópolis no haya carencia. ¿Ocurre también en los hospitales de pequeñas ciudades y/o en los comarcales?
Realmente también se ha puesto de manifiesto por las Comunidades Autónomas (CCAA) el problema de falta de disponibilidad de algunos tipos de especialistas en determinados puestos. En el informe citado, algunas CCAA indican dificultades para contratar especialistas en Cirugía General, pero en menor medida que otras especialidades como Medicina Familiar y Comunitaria o Pediatría. No obstante, desde la AEC queremos hacer un diagnóstico de la situación, analizando la estructura y organización de los servicios de Cirugía de todo el país, en cuanto a profesionales y recursos técnicos que los integran. Con esta información, además de la que podamos recabar de las CCAA, podremos detectar las necesidades de recursos humanos y técnicos, así como hacer una previsión de necesidades de cirujanos para los próximos años.
Cuando un cirujano accede a su plaza, hacia los 30 años, a la velocidad que avanza la tecnología, ¿cómo se encontraría 10 años después: obsoleto tal vez? ¿Tienen suficiente oferta por parte de la Administración para una actualización permanente? ¿O esto es un asunto que queda en manos de cada uno?
En nuestro país existen dificultades de financiación para la formación de los profesionales y para la puesta en marcha de proyectos. Existe una falta de financiación pública para la formación tanto de los especialistas en formación (MIR) como de los especialistas ya consolidados. Esto ha hecho que la financiación de la formación haya recaído en la ayuda en toda una serie de iniciativas por parte de la industria farmacéutica o de organizaciones como la AEC. La AEC, con el fin de potenciar la formación continuada de los cirujanos, ha destinado más de 240.000 euros a becas en el año 2020, incrementando progresivamente la dotación económica desde los años previos. Así, se destinan becas de formación para residentes y especialistas que sirvan de ayuda para estancias de formación en centros de Cirugía de reconocido prestigio, tanto nacionales como internacionales. También se destinan becas para proyectos de investigación para la realización de estudios multicéntricos en el campo de la Cirugía General y Aparato Digestivo. La actual crisis económica obligará inevitablemente a racionalizar el gasto y nos da una oportunidad para reinventar nuevas formas de aprendizaje, sobre todo a nivel de plataformas de formación virtual. Además, debemos trabajar en las políticas de transparencia con la industria farmacéutica, desde el punto de vista ético y de incompatibilidades, para que pueda existir una colaboración con las sociedades científicas y con los cirujanos en particular.
La Cirugía está ligada a la innovación tecnológica permanente. ¿Están los hospitales españoles a un nivel similar a países de nuestro entorno?
Creo que los hospitales españoles estamos a un nivel muy alto, no solo por los medios materiales que tenemos, sino sobre todo por disponer de cirujanos que son conocidos a nivel internacional que participan en foros, proyectos multicéntricos y líderes de opinión. Los cirujanos apostamos por la innovación. Lideramos la formación en Cirugía laparoscópica y apostamos por la formación en nuevas tecnologías como la Cirugía robótica, la Cirugía guiada por la imagen, conocimiento e implementación de impresión 3D, la inteligencia artificial o el ‘big data’, entre otras.
Una de las quejas que más se oyen en la calle es el largo período de espera para intervenciones, digamos que no sean urgentes. ¿Es cierto esto? ¿Qué medidas proponen para reducir plazos de espera?
En España, según un informe sobre listas de espera realizado por la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del Sistema Nacional de Salud (SNS), a junio de 2020 más del 33 por ciento de pacientes que están pendientes de ser operados, llevan más de seis meses en lista de espera, con tiempo medio de 170 días. Realmente esto ha empeorado comparado con los datos del año 2019 donde estos datos eran de un 16 por ciento y 115 días respectivamente. Esto, además es diferente entre CCAA con oscilaciones en el porcentaje de pacientes con más de 6 meses en lista de espera que van del 1 al 64 por ciento. Debemos establecer un plan que permita reducir las listas de espera de estos procedimientos quirúrgicos que no son oncológicos ni urgentes. Creo que lo principal es establecer una priorización de los procedimientos a realizar en primer lugar y con más premura, según la repercusión que esta demora pueda influir en cada paciente en particular dependiendo de la patología y de sus condiciones. Algunas de las medidas propuestas serían establecer turnos de cirugía los fines de semana, planificando jornadas extra con cirugías de tarde e incluso establecer conciertos con la Medicina privada.
¿Podríamos dividir la respuesta a la pregunta anterior en un antes y después del 14 de marzo?
La pandemia provocada por el virus SARS-COV2 ha supuesto un antes y un después en Cirugía y una oportunidad de modificar y mejorar los planes de actuación. Evidentemente, la pandemia ha hecho que muchos procedimientos se hayan suspendido sobre todo de la patología benigna no urgente. Esto ha hecho que aumenten las listas de espera y es algo en lo que tenemos que dirigir nuestros esfuerzos. La pandemia ha afectado considerablemente la actividad quirúrgica de nuestro país. La situación fue diferente según las CCAA y, dentro de ellas, las ciudades y los hospitales. En algunas zonas, prácticamente todas las intervenciones se suspendieron incluso a los pacientes oncológicos y se dedicaron prácticamente todos los recursos materiales y humanos al tratamiento de esta enfermedad. Los cirujanos dejamos los quirófanos y tuvimos que redefinir nuestro papel, pasamos también a primera línea, integrándonos en equipos multidisciplinares, en Urgencias, salas COVID y de reanimación para ayudar al resto de especialidades médicas en el tratamiento de los pacientes COVID-19.
¿Han colaborado con otras especialidades?
Sí. Hemos tenido que trabajar colaborando en equipo con nuestros propios compañeros cirujanos y con los de otras especialidades para establecer planes de programación de quirófanos para reanudar la cirugía minimizando el riesgo de infección a los pacientes y profesionales, y reintroduciendo así lo programado de forma escalonada, con circuitos seguros y cribado de pacientes previo al procedimiento quirúrgico. La toma de decisiones sobre qué tipo de Cirugías programar cambiaba de forma rápida, en un escenario lleno de incertidumbres en función de la ocupación de recursos asistenciales por pacientes COVID y con una escasa evidencia científica. Con el fin de disminuir el riesgo de contagio por coronavirus, se suspendieron las consultas externas presenciales y ahora hemos visto como se pueden emplear nuevas tecnologías como las consultas telemáticas que pueden usarse para mejorar la asistencia a nuestros pacientes.
¿Qué medidas propondría usted para que esta larga lista de operaciones de Cirugía menor se redujese a términos de semanas, no de meses?
En primer lugar, hay que hacer un análisis de la situación en la que estamos en estos momentos, de los pacientes y patología en lista de espera y de la evolución de la pandemia en cada zona. Debemos establecer un plan de acción en el que se incluya la priorización de los procedimientos, valorando la repercusión de la demora según la patología y las condiciones del paciente y la necesidad de inversión económica necesaria. Como resultado de este análisis, el plan debe contemplar ampliar la capacidad propia de cada hospital en particular mediante cirugía los fines de semana, de tarde e incluso establecer conciertos con hospitales privados.
¿Cree que el descenso en la actividad quirúrgica por la pandemia puede tener repercusión en la salud pública? ¿Cómo podría ahora paliarse?
Por una parte, tenemos los pacientes oncológicos y, por otra, pacientes con patología benigna. Durante la pandemia, tuvimos que aplazar las cirugías 4-6 semanas o más en los pacientes oncológicos. Afortunadamente durante el momento más duro, se continuaron llevando a cabo los comités oncológicos multidisciplinares y se pautaron ciclos adicionales de quimioterapia en pacientes oncológicos donde no era posible operar. Un metaanálisis reciente de 34 estudios publicado en en la revista British Medical Journal con más de un millón de pacientes oncológicos observó que por cada cuatro semanas de demora en la cirugía aumenta la mortalidad del 6 al 8 por ciento. Incluso el retraso en la quimioterapia adyuvante en cáncer de colon se asoció con un 13 por ciento de mortalidad.
¿Y las patologías benignas también sufrieron importantes demoras?
Sí. Ello ha hecho que en algunos casos aumenten las complicaciones secundarias a las mismas. Por ejemplo, una encuesta nacional sobre el tratamiento de la colelitiasis en España durante la fase inicial de la pandemia por COVID-19, observó que el 96,7 por ciento de los centros suspendieron las colecistectomías electivas, y en el caso de colecistitis aguda no complicada se optó por tratamiento conservador en vez de cirugía. En estas patologías benignas, es necesario que diseñemos una estrategia adecuada para recuperar la actividad quirúrgica ordinaria con el fin de disminuir no sólo los pacientes pendientes de operarse, sino también las complicaciones derivadas del retraso de la intervención y su repercusión en el estado de salud de la población.
Por último, desde la Sociedad Científica que presidirá dentro de dos años, ¿cuáles son los objetivos programáticos que se marcan?
Un objetivo importante de nuestro programa es consolidar el papel de la AEC como una sociedad científica de referencia para el Ministerio y las autoridades sanitarias de las comunidades. Creemos que la AEC debe ser un órgano de representación de los cirujanos españoles, como interlocutor con las instituciones sanitarias públicas, las sociedades científicas y otros agentes sociales. Debe participar de forma activa en la toma de decisiones de nuestra profesión y garantizar la defensa de los intereses de la AEC y de sus socios ante la Administración. Uno de los ejes principales de nuestro programa es el socio como objetivo primordial de la AEC y por ello debemos promover la formación, a través de la ampliación de la oferta de formación existente con cursos online, becas para estancias formativas y formación de los socios en técnicas quirúrgicas innovadoras, entre otros. Otro de los objetivos fundamentales es el apoyo y la promoción de la investigación, facilitando la investigación colaborativa a través de proyectos multicéntricos y registros financiados por la AEC, estableciendo estándares de calidad y auditoría de resultados. Otro de los objetivos es conseguir una mayor apertura y visibilidad de la AEC en la sociedad. Queremos impulsar la relación con otras sociedades e instituciones y establecer contactos con asociaciones de pacientes, elaborar documentos de información fiable y científicamente contrastada y llevar a cabo una labor de divulgación educativa sobre patologías susceptibles de tratamiento quirúrgico. Asimismo, es importante impulsar la relación con otras sociedades e instituciones y fomentar los programas de cooperación humanitaria.
Nota de redacción:
Esta entrevista se realizó a finales de diciembre, principios de enero para el número de enero/febrero de la Revista EL MÉDICO.
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