A finales del pasado mes de noviembre Pilar Garrido asumió la presidencia de FACME, en un año difícil donde las sociedades científicas tienen un papel destacado en el abordaje de la pandemia.
¿Cuáles son sus objetivos prioritarios en FACME?
Los objetivos prioritarios en este momento se apoyan en la consolidación de las líneas de trabajo en las que FACME viene trabajando desde hace tiempo. Pero, como es lógico, desde hace unos meses hay una línea muy sólida relacionada con la pandemia COVID-19 con una doble vertiente. Por un lado, aportar conocimiento en los problemas asociados a la propia patología y, por otro, colaborar en todas aquellas áreas no menos importantes, pero a las que se les ha prestado menos atención debido a las necesidades generadas por la COVID-19. La formación sanitaria ha sido otra línea de trabajo que creemos va a ser un eje fundamental en 2021.
¿Qué papel tienen y han tenido las SSCC en la pandemia de la COVID-19?
Las sociedades científicas tienen un papel clave. En la primera ola quizás pasó desapercibido a pesar de que, tal y como FACME puso de manifiesto en su informe, las sociedades científicas elaboraron más de un centenar de documentos. Esta información está disponible en la página web de FACME, constituyendo un extraordinario repositorio de información. En el momento actual, nuestra principal contribución está siendo aportar conocimiento científico y técnico para la toma de decisiones estratégicas y, a la vez, poner a disposición de las autoridades nuestras propuestas. Para ello, hemos creado un consejo asesor articulado en forma de grupos de trabajo, en el que participan las sociedades científicas con experiencia en cada uno de los temas.
¿Con qué herramientas cuentan para trabajar en este sentido?
FACME representa a más de 100.000 médicos agrupados en las sociedades científicas de sus áreas de interés. Por tanto, todas las recomendaciones y sugerencias emanadas se basan en la mayor evidencia disponible y cuentan con un aval científico extraordinariamente sólido. Como adelantaba, hemos recopilado más de un centenar de iniciativas desarrolladas por las sociedades científicas para la homogeneizar las recomendaciones para la ciudadanía y prestar apoyo a las administraciones central y autonómicas.
¿Cómo están trabajando con la Administración?
Estamos trabajando de forma estrecha con las administraciones a través del consejo asesor, constituidos por el momento por 11 grupos de trabajo, que llevan a cabo su labor en áreas relacionadas con COVID, pero también en el mantenimiento de la atención médica a pacientes no-COVID, prevención y medidas de Salud Pública o apoyo a la investigación clínica. Este consejo asesor además vela para que se cuente con expertos designados por las sociedades científicas en los grupos evaluadores y decisores de las administraciones públicas.
¿Cuáles son las líneas prioritarias en la situación actual de la pandemia?
Defender que prevalezca el criterio científico en la toma de decisiones, que los comités de expertos sean transparentes y reconocidos por sus pares y que las decisiones sean homogéneas a igualdad de situación clínica o epidemiológica. Nos preocupan aspectos que requieren una atención inmediata, como la colaboración en aspectos relacionados con la vacunación, pero también hay que tener la mirada en el medio plazo, por ejemplo, en la atención a los pacientes no COVID.
¿Cómo trabajan para que se las tenga en cuenta en las decisiones de gestión?
Es importante visibilizar que el conocimiento científico técnico está en las sociedades científicas y que FACME es un interlocutor muy útil en aspectos transversales. A lo largo del último año hemos hecho un enorme esfuerzo de comunicación y hemos fomentado el contacto con representantes de las administraciones (nacional y autonómicas). Este trabajo ha empezado a dar sus frutos y esperamos que el año que ahora empieza consolide esta tendencia.
¿Qué tienen que aportar las SSCC a estas decisiones?
Todo el conocimiento científico-técnico reside en las sociedades científicas. Por tanto, las decisiones avaladas por ese conocimiento serán las mejores que se puedan tomar. Esa es nuestra mayor aportación.
¿Cuál es el papel de las SSCC en cuestiones relativas a prevención y Salud Pública?
Como en el resto de áreas, generar evidencia y contribuir a mejorar aspectos organizativos y estratégicos. Y para ello contamos con expertos en esta área dentro de nuestras sociedades.
La COVID-19 ha impulsado la telemedicina, ¿ha llegado para quedarse?
En la primera ola aprendimos que puede ser útil y contribuir a resolver determinados problemas. Por tanto, no hay duda de que ha venido para quedarse, pero es necesario establecer un marco regulatorio y definir en qué situaciones aporta valor, entre otros aspectos. En otras palabras, integrarla como una herramienta más que añadir a la necesaria atención presencial.
¿Qué aporta a la asistencia?
Mantener un contacto con el paciente evitando desplazamientos puede ser útil en determinadas situaciones, pero no en otras. Por tanto, es un área en el que hay trabajar.
Y, ¿a la gestión clínica?
La gestión clínica es esencial, ahora más que nunca. FACME siempre ha defendido que es imprescindible contar e involucrar a los clínicos en la gestión. Por ello, sin duda, será un tema sobre el que trabajaremos en el 2021.
¿Cómo se va a implicar FACME en la implantación de la transformación digital de los procesos?
La transformación digital es una realidad. Dentro de nuestro comité asesor hemos desarrollado también un grupo para “la transformación digital del sistema sanitario”. Trabajaremos para dar un asesoramiento a la administración en estos aspectos y confiamos en formar parte de las decisiones que tomen.
¿Qué grupos de trabajo son los más activos en FACME?
Por razones obvias, el que primero empezó a trabajar para poder aportar recomendaciones fue el grupo de vacunación. De hecho, antes de empezar la campaña ya habíamos tenido reuniones, tanto con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) como con la Dirección General de Salud Pública (DGSP) en las que los expertos designados por cada sociedad científica pudieron plantear preguntas y aportar conocimiento. Creemos también que es muy importante contribuir informando a la ciudadanía en esta época de fake news. Por ello, en breve saldrán a la luz documentos sencillos elaborados por expertos que esperemos ayuden a la toma de decisiones informadas en determinados ámbitos relacionados con la vacunación.
¿Qué líneas quiere impulsar?
Además de los aspectos relacionados con la pandemia, FACME está trabajando en un documento sobre formación continuada para poner el valor el trabajo de las SSCC en ese ámbito. También hay otras áreas que nos gustaría desarrollar, pero de momento tendrán que esperar hasta que no sea necesario dedicar tantos recursos a la pandemia.
¿Qué proyecto o proyectos son prioritarios?
En este momento, es prioritario todo lo que tiene que ver con la pandemia, incluido el abordaje de los pacientes no COVID y el impacto en su atención.
Durante la pandemia, ¿cómo es la relación de FACME con la administración (Ministerio, consejerías)?
Buena; hemos sido muy pertinaces para que la Administración cuente con el criterio de las sociedades científicas y hemos tenido reuniones, tanto con el Ministerio como con algunas consejerías. Seguiremos teniéndolas en adelante. Las relaciones son buenas.
En cuanto a la formación, el Dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica en su apartado 47.2 señala que “se prohibirá financiación de estas actividades, directa o indirectamente, por la industria”. ¿Cómo se va a financiar la formación?
Es una buena pregunta. FACME está trabajando en un documento que visualice el enorme esfuerzo que realizan las sociedades científicas en formación, tanto continuada como especializada, y la cuantía económica que esto supone. Hasta el momento, la inversión en este tipo de formación que realiza el Sistema Nacional de Salud no cubre ni las mínimas necesidades formativas ni la de todos los profesionales.
¿Se debe trabajar de forma conjunta con industria en este aspecto?
Las sociedades científicas tienen entre sus fines contribuir a la mejor formación de sus asociados y para ello colaboran con distintos agentes, incluidas las administraciones y la industria. Todo ello debe hacerse de forma transparente y bajo un marco regulatorio y legal adecuado.
¿Qué cambios pueden producirse en la postpandemia?
Lamentablemente no tenemos previsión de cuándo estaremos hablando de postpandemia, por lo que habrá que afrontar la situación de cada momento con la vista en el futuro, pero con la adaptación necesaria para dar respuesta a esos momentos concretos.
¿Qué se ha aprendido del 2020?
Que la comunicación con la población es fundamental, que las decisiones deben ser homogéneas y apoyarse en razonamientos científico-técnicos, que es un error trabajar de espaldas a la profesión, que ha habido buenas prácticas y que deben conocerse para implementarse de forma generalizada o, por ejemplo, que es necesaria una planificación a medio y largo plazo para evitar que cualquier problema sobrevenido traspase las previsiones. Es el caso de la planificación de los recursos humanos.
Nota de redacción:
Esta entrevista se realizó a finales de diciembre, principios de enero para el número de enero/febrero de la Revista EL MÉDICO.
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