La Red de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias se enfrenta a nuevos retos, como la inclusión de los pacientes en el proceso de evaluación, la evaluación de tecnologías emergentes o conseguir una mayor transparencia en el papel de la industria. Todo ello sin olvidar propósitos para 2020 como la extensión de la cultura evaluativa a todo el Sistema Nacional de Salud, especialmente a todos los niveles de gestión y a la toma de decisiones.
La AETS ha cumplido 25 años, ¿qué retos ha cumplido y cuáles están por cumplir?
El objetivo de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS), que se crea dentro del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) mediante el R.D. 1415/1994, de 25 de junio, es el de ofrecer valoraciones objetivas de los impactos en salud, social, ético, organizativo y económico de las técnicas, procedimientos e intervenciones sanitarias, para contribuir a sustentar sobre bases científicas, las decisiones de autoridades y demás agentes sanitarios. En este contexto, desde el año 2012, una parte relevante de las funciones y competencias de prestación de servicios técnicos de la AETS quedan enmarcadas en la “Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud” (RedETS). Entre estas, destaca el participar en el desarrollo de la cartera común de servicios del SNS mediante la evaluación de las nuevas técnicas, tecnologías o procedimientos, con carácter preceptivo y previamente a su utilización en el SNS. En cuanto a los retos por cumplir, estos son múltiples. Para empezar, destacaría el objetivo de expandir y extender la cultura evaluativa a todos los niveles de la gestión sanitaria y de la toma de decisiones. También el mejorar la divulgación de la actividad de ETS; establecer mecanismos de colaboración transparente con la industria; y por último mejorar el proceso de integración de los usuarios y de los pacientes en los procesos de evaluación de tecnologías.
Si bien estos son retos a futuro, ¿cuáles se abordarán de cara a este 2020?
De cara a este año, quizás señalaría contribuir a la extensión de la cultura evaluativa en el SNS; divulgar toda la actividad que hacemos y mejorar el proceso de integración de los usuarios y de los pacientes en los procesos de evaluación de tecnologías. También tenemos que mejorar los mecanismos de colaboración con la industria. Por último, en el plano de los recursos humanos tenemos que cuidar a los que trabajan en la Red e intentar atraer y retener a más especialistas.
Recientemente se celebraba la VI Reunión de la Red de Agencias, ¿qué conclusiones se sacaban en este foro? ¿Se abordaba alguno de estos retos?
En dicho foro, más que hablar de retos tuvimos la oportunidad de dar a conocer varios aspectos en los que trabajamos en RedETS, como mostrar de forma transparente el impacto de los informes RedETS con evaluación del coste-utilidad, las iniciativas actuales dirigidas a generar evidencias de calidad y mostrar las diferentes experiencias de participación de agentes de interés (pacientes, profesionales o industria) en nuestros procesos de ETS.
Centrándonos en el trabajo de la red, precisamente, el trabajar en red en vez de como una agencia única fue un tema de debate. Con los años de experiencia, ¿qué cree que aporta este modelo respecto a otros?
El trabajo en red maximiza los recursos disponibles y evita duplicidades. Hay agencias que ya trabajan en esto desde hace 25 años. Llevamos trabajando en red oficialmente desde 2012, y extraoficialmente desde mucho antes. Siempre hemos pensado que el trabajo conjunto para apoyar la toma de decisiones tiene que apoyarse en pruebas científicas y homogéneas entre las distintas agencias. Por ello, desde 2012 se ha trabajado en la elaboración de toda una línea de trabajo en la RedETS, para el desarrollo metodológico de herramientas comunes para favorecer el reconocimiento mutuo de los informes entre las agencias que componen RedETS.
¿Y cómo se consigue una equidad cuando no todas las CC.AA. tienen una agencia que las represente?
Porque la Red de Agencias no evalúa solo para las Comunidades Autónomas que están representadas en la red, sino para todo el Sistema Nacional de Salud. A través de la Comisión de Prestaciones, Aseguramiento y Financiación, y de forma razonada, se pueden hacer solicitudes de inclusión o exclusión de técnicas en la cartera de servicios comunes, desde dentro y desde fuera de RedETS. Así, la RedETS participa en el desarrollo de la cartera común de servicios del SNS mediante la evaluación de las nuevas técnicas, tecnologías o procedimientos, con carácter preceptivo y previamente a su utilización en el SNS.
Para que esto sea así, ¿cuáles son los factores que más influyen a la hora de realizar la evaluación de una tecnología sanitaria?
Los dominios habituales en nuestros informes son la seguridad, la efectividad, la eficacia, los procesos organizativos, éticos y económicos. Asimismo, existen otros criterios, como pueden ser la sostenibilidad del sistema, la equidad, la igualdad, el grado de innovación o la necesidad médica que también deben ser tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones.
Si este sistema está tan estandarizado desde hace años, ¿cómo se adapta en el caso de la evaluación de las tecnologías emergentes? ¿Cómo se afronta la misma ante la falta de guías y las diferencias de los informes?
Para este tipo de tecnologías, ya en el 2016, la RedETS publicó una guía de procedimiento para llevar a cabo el Plan de Actuaciones en la Detección Temprana de Tecnologías Nuevas y Emergentes en la RedETS. En la misma, se establece el procedimiento para identificar, priorizar y evaluar las tecnologías emergentes de manera homogénea por las diferentes agencias de RedETS.
Otra de las áreas sobre las que se ha trabajado es mejorar la transparencia en el papel que tiene la industria. Actualmente, ¿cuál es el papel de la industria en esta evaluación y cómo ha mejorado este aspecto?
Está claro que las relaciones de las agencias con la industria deben ser similares, independientemente de que se evalúe un medicamento o un producto sanitario. No hay que tener reparos respecto a las relaciones con la industria, pero tienen que estar protocolizadas y ser transparentes y claras. Dentro de la RedETS, algunas agencias ya trabajan con la industria, pero queremos dotarnos de un procedimiento común para todas. Ya hay un grupo que está trabajando para ver posibles vías de armonización en ese sentido.
Otro de los retos a corto plazo es introducir al paciente en esta evaluación, ¿cómo será su rol?
En 2017, tanto desde el Ministerio, como desde la propia Red, reconocimos la importancia y necesidad del valor de la participación de los pacientes, de los ciudadanos, de los cuidadores y de los usuarios en la evaluación de tecnologías. Tienen un conocimiento y unas perspectivas que deben ser tenidos en cuenta. Aquel año, la Red hizo una declaración pública sobre una estrategia progresiva de participación. Gracias a ello, elaboramos un manual metodológico, una herramienta común para todas las agencias, sobre cómo debe ser esta participación y planteamos una estrategia a corto, a medio y a largo plazo. Así, a corto plazo, se han realizado pilotos que nos van a permitir evaluar el procedimiento y sus resultados para ver qué tenemos que cambiar. A medio plazo, la estrategia pasa por formar a los técnicos de las agencias, para incorporar a los pacientes en los informes, y para incorporar metodologías de análisis de preferencias, aspectos sociales, etc., que deben ser tenidas en cuenta. Todo ello con el objetivo final era incorporar a los pacientes en todos los procesos de evaluación de tecnologías sanitarias a largo plazo. Pese a ello, cabe recordar que hoy día todas las agencias de RedETS tienen incorporado la participación de pacientes en los procesos de evaluación en mayor o menor medida, desde la formulación de la pregunta de interés, la selección de medidas de resultado o establecimiento de recomendaciones.
Si bien todo este proceso afecta a la evaluación de la tecnología antes de su implantación, ¿es posible evaluar también a posteriori? ¿Qué beneficios tendría medir el impacto de esa tecnología una vez implantada y ver si ha cumplido expectativas?
Es posible y deseable. Para empezar, porque es importante desde un punto de vista económico y ético. Debemos revaluar para ver lo que aporta poco valor y que nos pueda permitir utilizar esos recursos en algo que sí pueda aportarlo. En ocasiones, las tecnologías no se quedan obsoletas en su conjunto, sino en una parte y debemos revaluar para intentar quitar la parte que se ha quedado obsoleta o que no es coste-efectiva, lo que no es fácil. Sin embargo, las tecnologías que ya están implantadas no generan el mismo interés. Damos por sentado que son efectivas, mientras que miramos con lupa las tecnologías nuevas y emergentes a la hora de introducirlas.
Por último, si esta es la situación en España, ¿en qué situación estamos en la evaluación de tecnología sanitaria respecto a Europa?
Para entender el entorno europeo, hay que recordar que, en 2005, nació EUnetHTA, compuesta por 35 organizaciones, entre ellas casi todas las unidades de evaluación de la red española. En 2009, todas las unidades españolas estaban representadas, y la mayoría han participado en las tres joint actions realizadas. En concreto, la AETS forma parte actualmente del Comité Ejecutivo de EUnetHTA porque, además, lideramos el segundo de sus paquetes de trabajo. De esta forma, podemos decir que tenemos un papel muy activo y España está muy reconocida en este ámbito dentro de Europa. A la hora de crear un modelo europeo, la red española ha sido sin duda un referente como modelo de trabajo coordinado entre las diferentes agencias que forman RedETS.
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