Durante la reunión ‘Cicatriz dolorosa. Borrando huellas’, organizada por Grünenthal, y que ha sido organizada en formato de talleres monográficos simultáneos, se ha profundizado en el conocimiento de buenas prácticas en el manejo multidisciplinar del dolor neuropático postquirúrgico. Alejandro Ortega, especialista en Anestesiología y Reanimación de la Unidad del Dolor del Hospital Asepeyo de Coslada, y uno de los coordinadores de la Jornada, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO INTERACTIVO.
¿Es difícil controlar o reducir el dolor en la cicatriz?
Es más difícil controlar al paciente con dolor, en general. El dolor crónico afecta al paciente en muchos aspectos de su vida, no solo en la cicatriz, sino en toda su esfera emocional, el sueño, etc. Este es el tratamiento complejo, es decir, el del paciente en su totalidad. Paliar el dolor en la cicatriz puede ser difícil, pero recuperar la funcionalidad de la persona y su situación general previa es más complicado. El paciente con dolor detiene sus labores cotidianas, deja de interaccionar con sus familiares y amigos, no practica actividades que hacía habitualmente. Recuperar al paciente funcionalmente es el objetivo del abordaje de este tipo de dolor.
¿Qué aporta el parche de capsaicina al paciente con dolor en la cicatriz?
El parche tiene sobre todo un buen balance entre eficacia y efectos secundarios, por lo que es preferible antes que tomar una medicación con muchos más efectos no deseados y un incumplimiento terapéutico más complejo. Es muy difícil que un paciente tome todos los días una medicación con frecuentes reacciones adversas.
Su aplicación es muy sencilla, y tiene un beneficio a largo plazo, de hasta tres meses. De esta forma, se asegura el cumplimiento terapéutico. La eficacia también está demostrada por la evidencia científica. Además, el parche de capsaicina tiene la ventaja de que el paciente no tiene que estar tomando una medicación constantemente.
¿Está bien definido el paciente candidato a este tipo de tratamiento?
Cada paciente es diferente, y tenemos que definir los valores predictivos de eficacia del parche. Se han desarrollado mejores herramientas de diagnóstico, y cada vez se va a profesionalizar más. El diagnóstico robótico, el big data y las nuevas tecnologías nos van a ayudar. Toda esta información nos servirá de soporte para tomar las mejores decisiones y para elegir los mejores tratamientos.
En un futuro estos valores predictivos servirán para pasar de la actual Medicina basada en guías y en evidencia a una Medicina basada en datos que nos pueda ayudar a crear los perfiles de eficacia, pero no son solo perfiles físicos, sino también genéticos, de ambiente, psicológicos, etc. En definitiva, se trata de un abordaje biopsicosocial de todo el paciente, que no siempre es fácil.
¿El profesional sanitario debe explicarle al paciente en qué consiste el parche y cuáles son sus beneficios?
Para mí uno de los aspectos clave en este sentido es tener una buena colaboración con la unidad de Enfermería, porque es una garantía para potenciar todos estos aspectos positivos del parche de capsaicina. Este fármaco tiene una muy buena relación eficacia-seguridad, pero se puede potenciar mucho más con una labor de Enfermería de proximidad, de tiempo, de asistencia. La enfermera puede estar durante una hora pendiente del paciente, por lo que crea un clima de atención que no se puede alcanzar en las consultas masificadas. Es difícil conseguir esta intimidad con el paciente tanto durante el tratamiento como en una valoración posterior del parche.
¿Cómo les ayuda a los profesionales sanitarios la organización de encuentros interdisciplinares como este de Madrid?
Nos ofrece la posibilidad de compartir el conocimiento entre diferentes especialidades y nos da un tiempo para hablar, tiempo del que a veces carecemos en el hospital. Durante las sesiones interdisciplinarias se han presentado casos difíciles. Es un lujo disponer de este momento para compartir experiencias e intentar mejorar los tratamientos. Esta reunión es muy provechosa para nosotros como profesionales porque podemos discutir entre nosotros.
Han hablado del abordaje multidisciplinar, pero ¿se consigue en la práctica diaria?
En la práctica se hace una consulta multidisciplinar cuando hay un problema importante. Es más difícil sistematizarlo en muchos pacientes, es decir, es complicado plantear de una forma sistemática esas reuniones para unir protocolos. En la práctica, a veces cada uno hace la guerra por su cuenta y ante un paciente con dolor intenta derivarlo a un especialista. Desgraciadamente, los pacientes van pasando de especialista en especialista. Estas reuniones sirven para conocer los puntos en común y para unificar criterios.
¿Cuáles son los beneficios de un abordaje precoz del dolor?
Sabemos que tratar el dolor de forma precoz es beneficioso para el paciente, se trata de una de las conclusiones que todos tenemos clara. El tratamiento precoz del dolor es una garantía para la prevención del dolor crónico, y ese tratamiento precoz se debe hacer en cada una de las especialidades. Por eso, estas reuniones en las que hablamos del manejo de los nuevos tratamientos pueden ayudar a prevenir ese dolor.
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