Aproximadamente el 15% de los pacientes que se atienden en Atención Primaria están diagnosticados de diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2; es decir de un cupo de 1.800 pacientes, aproximadamente hay unos 250 pacientes con diabetes. La mayoría, un 80%, son tipo 2; casi todos diagnosticados y llevados en consulta y solo un 20% de tipo 1; diagnosticados en Atención Primaria, pero alguno de ellos controlados por atención Especializada, sobre todo en Endocrinología.
Gracias a los programas de prevención primaria, en el adulto se detecta pronto una diabetes. Esporádicamente se puede diagnosticar una nueva, con glicadas mayores de 7; pero son pacientes que no acuden a consulta habitualmente. La prevención primaria, aunque no hace disminuir la incidencia de la diabetes, sí hace que se diagnostique antes y por tanto se controle mejor desde un principio, controlando la aparición de complicaciones micro y macrovasculares.
Los pacientes con mayor riesgo cardiovascular son los que más se controlan en consulta. Por tanto, es difícil un debut diabético con glicadas altas si ya se le estaba controlando por su hipertensión arterial, dislipemia y la obesidad.
Deteccción
Y es que el diagnóstico de la DM2 se hace teniendo en cuenta las analíticas periódicas de control de salud que se realizan en la población general, en especial en la población de más riesgo, los que tienen antecedentes familiares de diabetes y la asociación de obesidad y sedentarismo, que se llevan a cabo en el centro de salud. Por eso, el papel del medico de Atención Primaria es fundamental el seguimiento del diabético, centrándose en control metabólico y educación sanitaria específica de la DM2, y la monitorización y tratamiento de los factores de riesgo asociados a ella (HTA, dislipemia, obesidad…).
Cuando existe mal control metabólico, complicaciones de órgano diana o intolerancia a fármacos se hace la derivación a especializada, que depende del médico de Atención Primaria, de sus conocimientos, de su experiencia personal y de sus habilidades.
Educación sanitaria
En este contexto, hay que recordar que en el centro de salud tanto el médico como la enfermera juegan un papel igual de importante. El papel de la enfermería es fundamental en la implantación de la educación sanitaria, donde se ofrece información sobre hábitos alimenticios (alimentación variada, equilibrada, completa y personalizada), ejercicio adecuado (mantener una vida sana, ejercicio personalizado en relación a particularidades físicas del paciente), cuidado de pies (higiene, cuidado de uñas, calzado), control de síntomas de hipo e hiperglucemia, manejo del tratamiento, manejo de aparatos de control glucémico y de administración de insulina, control del peso, de la hipertensión arterial, del colesterol…
En caso de detectar mal control es cuando el médico entra a valorar causas y buscar soluciones o alternativas de tratamiento. Desde el centro de salud se da apoyo tanto al paciente como a su entorno, ya que es importante que sus familiares sepan cómo actuar en situaciones de urgencia, como podría ser una hipoglucemia.
Adherencia
Hay varios factores que pueden terminar en un problema de adherencia, como son la edad, el entorno cultural y social, el nivel de educación, así como su personalidad, condicionan el resultado del tratamiento. Algunos pacientes no cumplen el tratamiento debido a la creencia de que no han sido tratados correctamente. Otras veces la causa es un simple olvido o dificultades a la hora de conseguir la medicación. La depresión o la existencia de trastornos cognitivos como el Alzheimer también son de las principales razones para el incumplimiento.
También influyen los efectos adversos y la complejidad del régimen terapéutico. Por ello, la simplificación del tratamiento aumenta la adherencia del paciente a la terapia y de este modo la probabilidad de resultados positivos. El precio de los fármacos también puede pesar en la falta de adherencia, al igual que la cronicidad que supone la diabetes.
Al hablar de las causas relacionadas con el profesional sanitario, hay que destacar la falta de tiempo en la comunicación médico-paciente, especialmente en niveles básicos asistenciales, unido a dificultades en la comunicación entre ambos, constituye un motivo para el abandono del régimen terapéutico. En algunos casos, sobre todo en enfermedades crónicas, es necesario monitorizar periódicamente al paciente para garantizar el éxito del tratamiento.
Simplificar pautas
Entre las medidas para mejorar el cumplimiento está simplificar el régimen de prescripción, reduciendo el número de dosis diarias con la utilización de formulaciones de liberación controlada o reduciendo el número de fármacos diferentes utilizando combinación a dosis fijas.
También se pueden implementar pautas de recordatorios o ayudas de memoria (a través de llamadas telefónicas, mensajes postales o correo electrónico), de sistemas de dosificación con alarmas que recuerdan la hora de la toma o de organizadores de medicación. El apoyo social y familiar es importante en el cumplimiento terapéutico, sobre todo en las personas mayores.
Hay que recordar que la contención del gasto debería de no afectar a fortalecer la equidad en el acceso, potenciar la eficiencia y alcanzar la máxima calidad, como estándares de calidad en la atención del paciente diabético.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Ángel Faure Grima, Blanca Lagaron Cabello, Olena Guta, Nuria Ruiz Huguet y Julián Garcés Resa, del Centro de Salud Cintruenigo.
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