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miércoles, 27 de febrero de 2019

“Una evaluación científica de alta calidad determina el valor real y el avance relativo que aporta la tecnología sanitaria”

La Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS), encuadrada en el Instituto de Salud Carlos III, fue creada en 1994 para ofrecer valoraciones objetivas del impacto sanitario, social y económico de las técnicas y procedimientos de uso médico-sanitario, con el fin de ayudar en la toma de decisiones sobre su introducción en la práctica clínica. Su director explica la importancia de que las instituciones y profesionales sanitarios apuesten por la formación sobre la evaluación de estas tecnologías y sean conscientes de que desinvertir puede ser la opción más coste-eficiente.

¿Cómo valora el nivel de la tecnología sanitaria en España en cuanto a su aportación a la salud y la mejora de la calidad de vida de los pacientes en los últimos años?

El nivel de implantación y uso de tecnología sanitaria en España puede ser valorado de forma general como uno de los mejores de los países desarrollados, tanto por su actualización como por el grado de accesibilidad a toda la población española. Esto es un factor más que contribuye a los destacados buenos resultados globales en términos de salud y esperanza de vida de la población española. Las tecnologías sanitarias está claro que pueden mejorar tanto la efectividad como la eficiencia de los sistemas de salud, aportando soluciones que hacen que los procesos sean más rápidos y seguros, los diagnósticos más precisos, y por tanto aportan beneficios tanto para el paciente mejorando su salud y su calidad de vida, como para el profesional y para el conjunto del sistema sanitario.

¿Cuál es la contribución social de la innovación en tecnología sanitaria?

La innovación en tecnología sanitaria permite satisfacer las necesidades clínicas no resueltas, facilitando el acceso de la población a las técnicas más avanzadas. Esto supone una mejora de la asistencia permitiendo un uso más eficiente de los recursos, también produce un valor social ya que facilita la equidad y la calidad de la asistencia sanitaria e igualmente produce un valor económico al aportar mejoras de la productividad y la competitividad.

¿Puede destacar alguna de las áreas en las que más se ha avanzado en los últimos años en el terreno de la tecnología sanitaria y cuáles son los avances de futuro?

Se pueden destacar los avances y progresos en la Medicina Molecular, en genómica y proteómica y en el desarrollo de la Inmunoterapia y de la Medicina Personalizada. También nuevas tecnologías e intervenciones sanitarias en áreas de Medicina Preventiva y Salud Pública (como vacunaciones o cribados de enfermedades), Medicina Regenerativa, impresión 3D, robótica, bioinformática y telemedicina.

¿Qué importancia tiene y debería tener la evaluación de resultados en salud a la hora de incorporar tecnologías sanitarias?

Los resultados en salud constituyen el principal pilar de la investigación de la efectividad y la eficiencia. Hay que tener en cuenta la importancia de la opinión del paciente en la toma de decisiones médicas y la investigación de resultados en salud (IRS) basada en la práctica clínica habitual, y prestar mayor atención a variables importantes, como la calidad de vida y la satisfacción del paciente. Una evaluación científica de alta calidad puede determinar el valor real y el avance relativo que aporta la tecnología sanitaria en cuestión y dirigir las prioridades de la investigación, así como elevar los estándares de calidad de la misma, lo que redunda en la mejora en el acceso a la tecnología sanitaria en función de las necesidades de los pacientes.

¿Cómo cree que desde el sector público se puede asumir el impacto económico de las tecnologías sanitarias?

La creciente complejidad de algunas tecnologías sanitarias, la difusión rápida de las mismas y su uso intensivo, junto al aumento en la expectativa de vida y el envejecimiento de la población, plantean retos importantes a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios públicos. En el futuro en el sector público se deberán afrontar decisiones colectivas y consensos sobre las prioridades y acuerdos para asumir costes y riesgos, una vez analizadas las evaluaciones económicas de algunas tecnologías con especial impacto.

¿Qué criterios se siguen para la financiación e incorporación al sistema público de nueva tecnología sanitaria?

La Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias realiza sus Informes de Evaluación de Tecnologías Sanitarias en el marco de la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS). Esta se creó en febrero de 2012, por acuerdo del Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS). De forma expresa, encontró su reflejo normativo en el Real Decreto-ley 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del SNS y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones. La RedETS participa en el desarrollo de la cartera común de servicios del SNS mediante la evaluación de las nuevas técnicas, tecnologías o procedimientos no farmacológicos.

¿Cómo se decide qué tecnologías debe cubrir el sistema público?

Las propuestas de actualización de la cartera de servicios, inclusión/exclusión/modificación, son formuladas a la Comisión de Prestaciones, Aseguramiento y Financiación del Ministerio de Sanidad, por el propio Ministerio, por las administraciones sanitarias de las comunidades autónomas o a instancia de terceros interesados, cuando exista una petición motivada. Al igual que en el proceso de identificación, la fase de priorización se encuentra reglada, de modo que es la misma comisión que he mencionado la que tiene la competencia de priorizar las técnicas a evaluar y para ello emplea la herramienta de priorización PRITEC que tiene en cuenta 17 criterios en 5 dominios para llevarla a cabo.

¿Quién toma la decisión sobre la inclusión de las tecnologías en la cartera de servicios?

Con las técnicas priorizadas, RedETS elabora un plan anual de trabajo en cuyo marco se realizan los Informes de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (no vinculantes), siendo el Consejo Interterritorial quien tiene las competencias para tomar la decisión de inclusión, exclusión o modificación de técnicas y procedimientos no farmacológicos en la cartera común de servicios. Además, las comunidades autónomas pueden incorporar otros servicios en sus carteras, para lo cual establecen los recursos adicionales necesarios.

¿Cuál es su opinión acerca de la entrada limitada de innovaciones tecnológicas en hospitales y centros sanitarios y de la obsolescencia de los equipos?

Es cierto que existe una cierta resistencia a desinvertir por varias razones. En primer lugar, porque es un concepto que tiene una connotación negativa. Parece que está relacionado con quitar algo, cuando no se trata de quitar algo sin más, sino de dejar de prestar algo porque se considera obsoleto, inadecuado  o porque aporta poco valor en relación a otros productos. Esto es importante siempre desde un punto de vista económico y ético, cuando quitar lo que aporta poco valor te permite utilizar esos recursos en algo que aporte más valor. En esta línea, también hay una cierta reticencia de los clínicos y de los propios pacientes, que están acostumbrados a utilizar algo y se resisten a un cambio.  Asimismo, las tecnologías no se quedan obsoletas en su conjunto, sino en una parte, y desinvertir no significa quitarlo todo. Lo que hacemos es revaluar para intentar adecuar la parte que se ha quedado obsoleta o que no es coste-efectiva, y eso no es fácil. Igualmente, las tecnologías que ya están implantadas no generan el mismo interés. Damos por sentado que son efectivas, mientras que miramos con lupa las tecnologías nuevas y emergentes a la hora de introducirlas.

¿Qué importancia conceden al acceso igualitario de toda la población a la tecnología sanitaria y cómo cree que se debería avanzar?

El objetivo de la RedETS es asesorar en la toma de decisiones sobre incorporación, desinversión y uso apropiado de las tecnologías sanitarias con la finalidad de promover la equidad, la cohesión y la sostenibilidad del SNS. El proceso de evaluación de tecnologías sanitarias puede y debe servir prioritariamente para mejorar el acceso a las mismas por parte de la ciudadanía, así como la calidad de la investigación, para dirigir las prioridades de las mismas, garantizar la sostenibilidad del SNS y mejorar la eficiencia de los recursos destinados a investigación, entre otros aspectos.

Respecto a la incorporación de nuevas innovaciones a centros de salud y hospitalarios, ¿cómo valora la formación e información que reciben los médicos?

Es un aspecto en el que creemos que es necesario mejorar para conseguir una efectiva identificación y transferencia de resultados de evaluación a la práctica clínica. Entre los aspectos en los que se podría avanzar están el tiempo de realización de los informes, la falta de cultura de evaluación, la escasa fuerza en las conclusiones de los informes, una falta de visibilidad (debido a estrategias parciales de difusión y de diseminación de nuestros informes) y una carencia de comunicación efectiva entre las agencias y los distintos colectivos.

¿Cómo se puede mejorar en estos aspectos?

Una dinámica generada en el sistema sanitario con cesiones temporales a los centros de equipos e instrumental de prueba ha fomentado que los profesionales interesados en su rápida introducción recelen de la evaluación de tecnologías, por lo que creemos que es fundamental mejorar la formación en el ámbito de evaluación de tecnologías sanitarias. Además de contribuir a la extensión de la cultura evaluativa en el SNS también tenemos que establecer mecanismos de colaboración transparente con la industria y mejorar el proceso de integración de los usuarios y de los pacientes en los procesos de evaluación de tecnologías.

De cara a las entidades que representan a los profesionales y los pacientes, ¿cómo se podría avanzar en este terreno?

Igualmente deberíamos pensar en estrategias de comunicación con sociedades científicas, gestores y líderes de opinión, ya que estos son también grandes impulsores de las tecnologías. La apertura a los pacientes, cuidadores, usuarios, así como a la industria en las distintas fases del proceso de evaluación, también puede contribuir a este objetivo y ayudar a mejorar el uso y aceptación de los informes de evaluación.

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