La rinofaringitis aguda es una infección de las vías respiratorias que afecta a la faringe y a las cavidades nasales. La mayoría de los casos tienen origen viral, debido a una infección otorrinolaringológica, como la faringitis o la bronquitis. Se trata de una patología benigna, si bien muy contagiosa. Las guías de sociedades científicas, como la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), indican que la prevención es la principal herramienta para evitar el contagio de la rinofaringitis.
También conocida como catarro de vías altas, la rinofaringitis aguda es la enfermedad infecciosa más frecuente en la edad pediátrica, y uno de los motivos principales de consulta en Pediatría de Atención Primaria. Desde SEMERGEN explican que este tipo de catarro es frecuente durante los primeros tres años de vida, especialmente en bebés a partir de los seis meses, ya que su sistema inmunitario todavía no es maduro. Se calcula que los niños que acuden a escuelas infantiles tienen de entre tres y ocho episodios cada año.
Los síntomas de la rinofaringitis son muy parecidos a los del resfriado. En primer lugar, suele aparecer el dolor de garganta seguido de una fiebre moderada inferior a los 39ºC. Otros síntomas habituales son la secreción nasal, dolor de cabeza y tos ligera. Son menos habituales las náuseas y los vómitos.
Estos síntomas suelen tener una duración de entre ocho y diez días, y solo se aconseja acudir al médico si los niños desarrollan complicaciones bacterianas, como la otitis media, la bronquitis, la sinusitis o la laringitis.
El tratamiento de la rinofaringitis es sintomático, ya que se cura de forma natural. El paracetamol alivia el dolor de garganta, y los antipiréticos reducen la fiebre. También se puede recurrir a los descongestionantes para calmar la congestión nasal, excepto si el paciente es pediátrico, en cuyo caso se recomienda una solución salina. Los antibióticos solo se recetan cuando la rinofaringitis se complica con una infección bacteriana, ya que en el resto de las ocasiones no tienen utilidad para la infección viral.
Otros consejos no farmacológicos son el descanso, mantener la habitación con una temperatura agradable, buena hidratación y toma de bebidas calientes. Para evitar el contagio, es aconsejable que el paciente se cubra la nariz y la boca con un pañuelo desechable al toser y estornudar. También debe lavarse las manos de forma frecuente, sobre todo después de estornudar o toser.
Rinofaringitis crónica
La rinofaringitis crónica se distingue de la aguda por su tiempo de evolución, y se considera crónica cuando dura más de tres semanas. Al no tener un componente infeccioso, los tratamientos más utilizados son sintomáticos, como los complejos de vitaminas, los mucorreguladores, pomadas nasales, etc. Los médicos recomiendan a los pacientes evitar los ambientes adversos, tanto muy secos como muy húmedos. Otros factores que empeoran los síntomas son el alcohol, el hábito tabáquico, el aire acondicionado o una calefacción demasiado elevada.
Las causas por las que una rinofaringitis se convierte en crónica pueden ser múltiples, si bien los especialistas indican que la inflamación crónica de la mucosa faríngea puede deberse, entre otros, a factores como el tabaco, el alcohol, las corrientes de aire, determinadas condiciones laborales e, incluso, algunos tratamientos farmacológicos que producen una disminución en la secreción de moco.
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