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jueves, 28 de febrero de 2019

“La innovación está en buscar nuevas formas para responder mejor a las necesidades del paciente”

“No podemos confundir renovación tecnológica con innovación. No se innova por el mero hecho de adquirir nuevos equipamientos, sino solo si somos capaces de cambiar las formas de trabajo, de tratamientos o resultados en salud”, señala el doctor Manuel Bayona, director gerente AGSS (Málaga) y presidente de la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (SEDAP). Para el doctor Bayona, la clave no está en las máquinas nuevas ni en la tecnología punta, que también, sino en la formación continuada y en la actualización permanente del profesional sanitario, tanto para el uso de estas nuevas tecnologías como para el desarrollo y la aplicación de nuevos procedimientos de atención al paciente.

Innovar en Atención Primaria es hacer las cosas de otra manera, mientras que la tecnología es tan solo la herramienta inteligente que te permite hacerlo o no”, sentencia el doctor Manuel Bayona, al tiempo que sostiene que el primer mandamiento de un directivo es practicar con el ejemplo. “No se puede pedir innovación en el trabajo diario escondido detrás de una mesa de despacho”, apostilla el presidente de la SEDAP.

Se cita con tanta frecuencia y de forma tan diversa la innovación que tal vez no todos hablemos de lo mismo. ¿Qué podemos entender por innovación sanitaria en Atención Primaria?

Innovación, según el Diccionario de la Academia, es la “creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado”. Así que resulta evidente que “no solo de crear vive el hombre”, porque pueden surgir fantásticas ideas innovadoras, pero que no sean en absoluto sostenibles en el mercado. Recuerdo del MKT-Mix la necesidad de un ineludible equilibrio entre las 4Ps: Producto-Precio-Promoción-Place. Crear o modificar un producto implica ajustarlo a un coste razonable, comunicarlo eficazmente y ponerlo al alcance de sus clientes de manera efectiva, y esto sirve tanto para un revolucionario producto tecnológico, como para la clásica AP de Salud Comunitaria. Por otra parte, si buscamos la palabra innovación en la red, lo primero que aparece es “palabra de mujer” y esto es significativo. Durante siglos de historia de la humanidad la mujer ha tenido un lugar secundario en los avances de la ciencia, como lo ha tenido la AP en el avance de la salud. Han bastado los últimos años para que se evidencie el papel decisivo de una y de otra, así como su enorme influencia en la buena salud de la ciudadanía. De modo que yo definiría la innovación en AP como las acciones que permiten llevar a cabo cambios adaptativos (a circunstancias diversas), para seguir manteniendo la buena salud en las personas y en la comunidad.  Quién la lidere y promueva, cómo se haga, con tecnología y/o con talento, o qué recursos se utilicen, son otra cuestión, como lo es también la reflexión sobre la velocidad a la que AP en particular y el sector salud en general, deben innovar para adaptarse a los cambios sociodemográficos o tecnológicos que están transformando la sociedad actual. Se quiera o no, la evolución va a ser imparable y las innovaciones no son más que nuevas formas de hacer las cosas para responder a las necesidades de los pacientes.

Escuchamos opiniones que ponen el valor de la innovación sanitaria como un fin en sí mismo. ¿Es así o quizá sea la calidad de vida del paciente la finalidad?

Innovar en salud es una forma de entender este trabajo en todas sus vertientes. Es pensar en abierto para responder a las necesidades de nuestros pacientes, más que pensar en los procesos asistenciales tal y como los hemos aprendido y se han hecho durante toda la vida, máxime cuando disponemos de datos y resultados en salud que marcan la utilidad real y el impacto de lo que hacemos. La aparición de nuevas herramientas, tecnologías u otras formas de aprender, implican que no tenemos más remedio que desarrollar nuevas formas de relación con los pacientes, potenciar el trabajo en equipo, la coordinación entre profesionales y los resultados en salud.

Suele hacerse sinónimo hablar de innovación y tecnología. ¿Cuáles son los aspectos tecnológicos que en su opinión sería más urgente innovar en AP?

Decíamos que innovar es hacer las cosas de otra manera, mientras que la tecnología es la herramienta inteligente que te permite hacerlo o no. Si observamos el cambio producido con la tecnología digital, el sentido de la propiedad ha cambiado por el uso y consumo de servicios. El ejemplo más claro está en la música. La compra de CD ha dado paso a la descarga de la música que en cada momento queremos escuchar. Si pensamos en el sector de la banca, ya no necesitamos disponer de una oficina cercana al domicilio para hacer transacciones, porque una aplicación en tu teléfono móvil te permite operar en cualquier lugar y momento del día, de manera fácil y cómoda. Es evidente que antes o después, el cambio en salud se producirá, incorporando innovación (otra forma de hacer las cosas) de manera continuada en el tiempo, e irán surgiendo herramientas y tecnología que la harán efectiva. Muchas de ellas ya existen, y será cuestión de tiempo ver cómo va cambiando el modo de trabajar en los centros de AP.

¿Los costos son el referente absoluto en tecnología o debe haber otras directrices en las inversiones tecnológicas? (RayosX, TAC, escáneres, análisis…)

El precio de las cosas no siempre está relacionado directamente con su valor; y por otra parte sabemos que el tiempo conlleva un abaratamiento de la tecnología. Hay que tener en cuenta que en el sector salud el conocimiento útil está dentro de las organizaciones (por ahora), y hace falta poner más en valor la innovación que se produce, en lugar de que las tecnológicas pongan precio a dicha innovación.

Máquinas nuevas sí, ¿pero la innovación en el personal sanitario? Preparación para nuevas técnicas y herramientas, otras maneras de tratar al paciente… ¿es difícil conseguirlo, se hace esfuerzos por lograrlo, la administración racanea…?

No podemos confundir renovación tecnológica con innovación. No se innova por el hecho de adquirir nuevos equipamientos, sino que se innova si con los nuevos equipamientos somos capaces de cambiar las formas de trabajo, de tratamientos o de resultados en salud. Es una cuestión cultural, y la clave está en la formación continuada y en la actualización permanente del profesional sanitario, tanto para el uso de nuevas tecnologías como para el desarrollo y la aplicación de nuevos procedimientos, y en esto la administración no debería de escatimar en recursos.

Tecnología y personal, pero ¿la innovación también debe darse también en la gestión de los centros? ¿En qué aspectos?

Por supuesto que la innovación también debe darse en la gestión de los centros. El primer mandamiento de un directivo es practicar con el ejemplo. No se puede pedir innovación en el trabajo diario escondido detrás de una mesa de despacho.  Es necesario estar atento a las necesidades de pacientes y de profesionales y facilitar siempre la mejor manera de hacerlas compatibles y de satisfacerlas de manera paralela y no unas a expensas de las otras.

Con una población tan envejecida, ¿innovar sería también incrementar la asistencia domiciliaria? ¿está bien establecida? ¿debiera implementarse?

El domicilio es el espacio natural para las personas, con problemas de salud o sin ellos, y además es el espacio anhelado por las personas mayores, padezcan o no procesos crónicos. Estoy convencido de que hay que potenciar la asistencia y sobre todo los cuidados en el domicilio, incentivándolo adecuadamente, porque siempre será más ventajoso atender al paciente en su domicilio que hacerlo en el hospital. Será más económico, más gratificante y, además, un importante generador de empleo cualificado.

Gestión y organización. En consulta con mi médica de AP a las 9, a las once me hicieron la exploración pedida y a las 12 me atendió de nuevo ya con los resultados. ¿Es lo habitual en AP? ¿Debería serlo?

Debería de serlo si esa atención es necesaria. En los centros de salud la demanda es muy variada, y va de cuestiones irrelevantes a problemas de salud importantes, pasando por gestiones diversas, promoción y prevención, pruebas, urgencias, etc.  La clave está en clasificar, ordenar y priorizar esa demanda, para atribuir a cada caso el espacio, procedimiento y tiempo necesarios, de manera que los pacientes vean resuelta su demanda y los profesionales no se vean desbordados para poder atenderla.

Reclamación profesional permanente: más tiempo para atender al paciente. ¿Es difícil conseguirlo? ¿Tal vez desburocratizando la consulta? Por ejemplo, el papeleo de las bajas de continuidad al modo de como se hacen las recetas electrónicas.

En las últimas décadas la tecnología pretendía modernizar los centros de salud, mejorando la calidad, la continuidad asistencial y la burocracia. Eran objetivos de la receta electrónica, que implicaba la reducción de un 30 por ciento del tiempo que los profesionales sanitarios dedicaban a la prescripción, o la historia digital que permite ver la cronología sanitaria de los pacientes a su paso por AP, urgencias y hospitales. Sin embargo, la tecnología no ha mejorado la satisfacción de la mayoría de los profesionales de AP en su trabajo diario, que se sienten saturados y desmotivados. La tecnología en salud no puede llevar rémoras como la sensación de inutilidad, la sobrecarga de trabajo añadido o el escaso beneficio que como sanitario aporta. Es necesario reconducir los procesos de innovación tecnológica y de incorporación de nuevas herramientas, aportando la formación práctica necesaria y el sentido y utilidad que verdaderamente tienen.

¿Una consulta con un mes de demora es síntoma de buena gestión?

Dependerá del tipo de consulta y de la gestión que se haga. Respecto al tipo de consulta, no se puede echar todo en el mismo saco, porque no todas las consultas tienen el mismo objetivo ni la misma prioridad. Podría asegurar que en cualquier buen centro de salud no hay un mes de demora para un problema de salud, aunque pueda tener consultas planificadas y programadas en el tiempo.

En lo referente a la innovación en AP, la existencia de una potente red sanitaria privada, ¿estimula o es un hándicap para avanzar en innovación?

La AP creo que es poco atractiva para la Medicina privada, sobre todo si tenemos en cuenta el “paquete completo” que representa, y que va desde el importante número de actuaciones diarias en centros de salud y consultorios remotos de poblaciones dispersas y alejadas de núcleos urbanos, a la atención en el domicilio, la atención pediátrica, a embarazadas, programas de salud, vacunación, analíticas, atención a urgencias y emergencias, etc. etc. Y por supuesto la atención a personas con problemas crónicos, los cuidados y el coste en medicamentos que conllevan. Creo que, aunque muy mejorable, la inversión pública en AP de salud permite garantizar la asistencia y cuidados de manera equitativa a toda la población, viva donde viva, y esto es poco atractivo para el sector privado, cuyo objetivo, legítimo, es el negocio.

¿La relación entre AP y hospitales (medicina especializada) es la deseable o se puede mejorar? ¿Esto también es innovación?

En España la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria ha supuesto un gran avance en la tradicional Medicina de Familia que se practicaba hace décadas. Actualmente, tan especializada es la Medicina Interna, por ejemplo, como lo es la Medicina de Familia. Dicho esto, sí que es no solo deseable, sino imprescindible, y aunque la relación entre niveles asistenciales sea buena, hay que mejorar la coordinación entre AP y los hospitales. La innovación será efectiva si la AP lidera el proceso de atención de los pacientes de manera integral, porque los pacientes no son propiedad de ningún servicio asistencial. Primaria debe de ser quien coordine la atención sanitaria que reciben los pacientes, desde una urgencia puntual a un tratamiento continuado en Oncología. Esa sería la gran innovación del sector salud.

Tecnología, personal, gestión, administración… volviendo al inicio, el principio rector de la innovación en estas áreas debe ser el mejor servicio al paciente y ¿el muro a salvar serían los costes? O ¿tal vez la inercia del propio funcionamiento del sistema?

En general, la inercia de la Administración pública supone una pesada carga, pero en salud afortunadamente hay una masa crítica muy importante, liderada por profesionales que apuestan por la calidad, la innovación y la mejora continua. Además, hay mucho talento y compromiso con el paciente. Por otra parte, hay que tener en cuenta que en AP existen diferentes perfiles profesionales, que van desde el médico de familia o la enfermería, a las matronas, odontólogos, salud pública, salud mental, técnicos, trabajadoras sociales o personal administrativo, cuya cualificación es muy alta.  En este contexto de conocimiento y tecnología, la clave del avance y la innovación está en el trabajo en equipo y en la capacidad de trabajar en red, para abordar los retos de la cronicidad y la dependencia, potenciar el envejecimiento activo, desarrollar nuevas prácticas como la telemedicina, y en definitiva, para que lo excelente de cada colectivo profesional se ponga al servicio de las necesidades de los pacientes. Es la manera más práctica de seguir siendo excelentes profesionales, cada uno en lo suyo, y de obtener los mejores resultados posibles.

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