La fiebre es una elevación anormal de la temperatura corporal, como respuesta a una agresión determinada
¿Qué causa la fiebre?
En
general la fiebre ocurre por un cambio en el termostato interno, como
respuesta a una reacción inflamatoria inespecífica o directamente por la
acción de componentes microbianos. Al estar cambiado el termostato, el
organismo busca generar calor y lo hace disminuyendo la pérdida de calor
a través de la piel, disminuyendo la sudoración y aumentando el tono y
actividad muscular, lo que genera escalofríos.
¿Qué temperatura se considera fiebre?
La
temperatura normal es entre 36° y 37° pero un alza hasta 37,5° puede
ser fisiológica. Aunque no existe un consenso, en general entendemos
como fiebre la temperatura sobre 38° por vía rectal (la que tiene una
diferencia de entre 0,5 y 1° mas que la temperatura axilar).
¿Qué tipo de termómetro se debería utilizar?
Tampoco existe
un acuerdo generalizado. El termómetro ideal debe ser seguro, confiable
y conveniente. En Chile el más usado es el termómetro de mercurio que
cumple con esos requisitos, pero su rotura puede ser riesgosa para un
niño. El termómetro digital puede ser una buena alternativa, pero es
menos confiable, sobre todo si su batería no está en buen estado. El
termómetro ótico es caro y de tecnología complicada, por lo que a veces
cuesta obtener una temperatura real.
¿Cómo se toma la fiebre y cada cuánto rato?
Lo
ideal es tomar una temperatura central que es más confiable y por lo
tanto debiera ser tomada por vía rectal. Pero esto es difícil y poco
práctico en niños más grandes, por lo que se sugiere tomar la
temperatura rectal en niños menores de dos años y axilar en los mayores.
También se puede tomar por vía oral o inguinal. Se debe mantener uno a
dos minutos en el recto y cinco minutos en la axila. Es recomendable
tomar con la frecuencia que sea necesaria hasta lograr un control de la
temperatura. Por lo general cada cuatro a seis horas está bien.
¿Siempre hay que tratar de bajar la fiebre?
La
fiebre puede ser un mecanismo defensivo frente a una determinada
infección facilitando la respuesta inmune e inhibiendo el crecimiento
bacteriano o viral. Por otro lado, la fiebre ocasiona malestar general,
irritabilidad y rechazo alimentario. Además, aumenta el gasto metabólico
y el consumo de oxígeno, con mayor exigencia respiratoria y
cardiovascular. En condiciones normales no afecta mayormente, pero en un
niño con enfermedades crónicas pulmonares, cardíacas o diabetes puede
ser muy perjudicial.
Por último la fiebre puede precipitar
convulsiones en niños susceptibles. Por lo tanto se debería bajar la
fiebre sobre 38,5°axilar o 39° rectal y sobre 37,5° axilar o 38° rectal
en niños con enfermedad crónica o riesgo de convulsiones.
¿Cómo saber si es síntoma de algo grave?
La
mayor parte de las veces la fiebre es causada por infecciones virales
autolimitadas. Inicialmente, independiente del origen de la fiebre, los
síntomas son muy similares y puede que no exista ninguna alteración en
el examen físico. Tampoco hay una relación exacta entre la cuantía de la
fiebre y la gravedad de la enfermedad (salvo en lactantes pequeños). En
todo caso se debe tener especial cuidado en cualquier cuadro febril que
se prolongue por más de 48 horas, o si se acompaña de compromiso del
estado general, rechazo alimentario, gran irritabilidad o somnolencia o
signos meníngeos (rigidez en la nuca).
¿En caso de ser necesario, qué hay que hacer para bajar la fiebre?
En
primer lugar se debe desabrigar al niño y mantenerlo en un ambiente
termo neutral (22-25°) y si es necesario iniciar medidas físicas como un
baño de tina tibio (no frío) o compresas húmedas en el tórax, abdomen y
que abarquen las axilas e ingles.
En forma simultánea se debe usar algún antipirético, previa consulta con su pediatra.
¿Cuándo hay que consultar al médico?
Debería
consultar a su pediatra o en un servicio de urgencia, cualquier niño
febril menor de 6 meses o que tenga más de 48 horas de evolución.
También si tiene fiebre muy alta (sobre 39°) y se acompaña de
escalofríos, cianosis o reticulado de la piel.
Otro motivo de
consulta inmediata es el decaimiento, la irritabilidad y el rechazo
alimentario; también la presencia de vómitos o diarrea abundante y
dificultad respiratoria. Por último, todo niño con enfermedad crónica,
tratamiento inmunodepresor o con antecedente de epilepsia o convulsiones
febriles debiera consultar precozmente ante la presencia de fiebre.
¿Qué cuidados generales hay que tener con un niño con fiebre?
El
niño debe ser mantenido en reposo en un ambiente tibio con el mínimo de
ropa posible. Debe recibir una alimentación liviana, sin obligarlo a
comer y es muy importante que reciba líquidos en forma abundante para
asegurar una hidratación adecuada. Debe estar a cargo de un adulto
responsable y atento a cualquier cambio en la evolución.
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