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lunes, 10 de febrero de 2025

La ciencia feminista es imprescindible para mejorar los parámetros de salud

La ciencia también puede -y debe- ser feminista. Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra el 11 de febrero, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) recuerda que la inclusión de las mujeres en las disciplinas científicas contribuye a generar una mayor diversidad y equidad en la investigación, al avance de la ciencia. Así, considera que la ciencia feminista es imprescindible para mejorar los parámetros de salud y la prevención.

A este respecto, la SEE recuerda que el 11 de febrero no es una fecha más y que desde el punto de vista de la salud pública y de la epidemiología se debe tener muy en cuenta: “La inclusión de las mujeres en la ciencia, y por tanto la promoción de una ciencia feminista e inclusiva, mejora la calidad de la investigación, genera políticas públicas inclusivas, aborda los problemas de salud de manera completa y efectiva, mejora los sistemas de salud y la atención en salud, y es capaz de eliminar las desigualdades en salud y construir una sociedad y un futuro justo, inclusivo y equitativo”, concluyen los y las expertas.

Una ciencia feminista

De esta forma, el Grupo de Trabajo sobre Género, Diversidad afectivo-sexual y Salud de la SEE considera que integrar la perspectiva de género en la investigación es “un imperativo ético” que permite abordar mejor los problemas de salud, beneficiando al conjunto de la sociedad.

De acuerdo con la sociedad científica, promover una ciencia feminista e inclusiva tiene implicaciones positivas para la Salud Pública y para la Epidemiología, ya que transforma el modo en el que se investigan, comprenden, explican y abordan los problemas de salud global. En definitiva, explican que la investigación con perspectiva de género posibilita una mejor comprensión de las desigualdades de género en salud.

Desde la SEE advierten de la necesidad de impulsar la innovación científica en este sentido, y por tanto el desarrollo de políticas y programas que promuevan la igualdad de género y la diversidad. Y es que, una comunidad científica no homogénea es capaz de generar innovaciones inclusivas y equitativas que beneficien a la totalidad de las personas.

Aplicación en la Salud Pública

Concretamente, en el ámbito de la Salud Pública, ofrece enfoques multidisciplinarios que aportan una mejor comprensión de las necesidades de salud de los distintos colectivos que componen la sociedad y, por tanto, un diseño de soluciones y programas más efectivos y accesibles para todas las personas.

La sociedad científica apunta que, cuando la ciencia es inclusiva y feminista, las políticas públicas que se desarrollan son más justas y equitativas, con capacidad para abordar y reducir las desigualdades en salud, mejorando los sistemas sanitarios. Además, el enfoque epidemiológico se vuelve más innovador y los problemas de salud se abordan bajo multitud de perspectivas, por lo que las soluciones son más eficaces y benefician a toda la sociedad.

Aplicación de la perspectiva de género

Por otro lado, la inclusión de la perspectiva de género en la ciencia y la investigación permite realizar análisis de población más exhaustivos e identificar patrones invisibles. Esto se traduce en datos epidemiológicos más precisos que se pueden emplear para mejorar las estrategias de prevención dirigidas a las necesidades de cada grupo específico de población. Por último, una ciencia feminista fomenta el liderazgo y representación de las mujeres en la ciencia y en los puestos de toma de decisiones en el ámbito de la salud pública y de la epidemiología.

 

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