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jueves, 19 de diciembre de 2024

“Hay que seguir avanzando en la renovación urgente de los programas formativos de las especialidades médicas”

Javier García Alegría, expresidente de FACME, hace balance de este último año y reivindica el papel de las sociedades científicas como los asesores adecuados por su conocimiento. En esta entrevista habla, entre otras cosas, del déficit de médicos, y señala que hay que seguir avanzando en la renovación urgente de los programas formativos de las especialidades médicas.

¿Cuáles son los mayores logros de FACME en este último año?

A lo largo del año, la Federación ha tenido iniciativas importantes para las sociedades científico médicas españolas. A través de diversos encuentros con representantes del Ministerio de Sanidad se ha insistido en la necesidad urgente de abordar cuestiones como la renovación de los programas formativos de las especialidades médicas y las comisiones nacionales, la situación actual y futura de las plantillas de profesionales del Sistema Nacional de Salud, la aplicación de la directiva del Parlamento Europeo de reconocimiento de cualificaciones profesionales que implica la recertificación de profesionales o el desarrollo del Decreto de las Áreas de Capacitación Específica (ACE) y los Diplomas de Acreditación Avanzada (DAA).

¿Cómo se han llevado a cabo?

Se ha establecido una línea de colaboración con el ministerio con el fin de avanzar en estas cuestiones, situando a los médicos especialistas y a las sociedades científicas como una fuente fiable de conocimiento y asesoría. Además, FACME ha elaborado diversas aportaciones a normativas de especial calado como el nuevo sistema europeo de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, el Reglamento sobre el Espacio Europeo de Datos Sanitarios o el sistema de elección y adjudicación de plazas de formación sanitaria. También hemos aportado experiencias de las sociedades científicas y de sus miembros ante un elemento disruptivo y totalmente revolucionario como es la aplicación de la inteligencia artificial en Medicina.

¿Cuáles han sido los desafíos a los que se ha enfrentado?

El desafío de FACME es dar protagonismo y relevancia las sociedades científico-médicas para el diseño de las políticas sanitarias, de manera que las autoridades se apoyen ellas, pues en estas organizaciones es donde reside el conocimiento científico y la experiencia profesional para proponer medidas que redunden en una mejora del sistema sanitario.

¿Cuáles se han resuelto?

Un ejemplo sería la creación de la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico y la figura de asesor científico en el gabinete de cada ministerio. Desde FACME nos congratulamos de esta iniciativa, ya que es imprescindible que los responsables de las decisiones en materia de salud, y en otros ámbitos políticos, cuenten con el asesoramiento de los expertos de las sociedades científicas. La federación es una del comité asesor de la citada oficina.

Y, ¿cuáles quedan por resolver?

Hay aspectos científico-profesionales que son cruciales y que deben impulsarse para mejorar el Sistema Nacional de Salud. Entre estos se encuentra la completa y urgente renovación de las comisiones nacionales y de los programas formativos de las especialidades médicas; la implantación de la recertificación profesional; el desarrollo de Áreas de Capacitación Específica (ACE) y de los Diplomas de Acreditación Avanzada (DAA); la actualización del Registro de Profesionales y la adecuación de la oferta MIR a las necesidades reales de especialistas. Aunque estos últimos meses se han dado algunos pasos, nos gustaría que se progresará con mayor celeridad en estos temas de interés compartido para la profesión médica, para las sociedades científicas y para el sistema sanitario.

¿Cómo se va a trabajar para resolverlos?

Insistiendo de nuevo a las autoridades sanitarias en la importancia y la prioridad de estos aspectos en un mundo altamente cambiante. No podemos perder tiempo. También ofrecemos nuestra ayuda y colaboración para sacar adelante estos proyectos con premura. Como país, no nos podemos permitir unos procesos tan prolongados en comparación con otros de nuestro entorno.

¿Cómo valora la incorporación de la inteligencia artificial a la práctica de la Medicina y de la investigación?

La IA es una tecnología completamente disruptiva que está cambiando la humanidad y de manera muy especial la Medicina y la asistencia sanitaria. Las herramientas actuales de IA cubren toda la vida de los humanos y es una realidad incontestable e irreversible que tenemos que afrontar. Los médicos y las sociedades científicas debemos contribuir a su desarrollo e implantación, y ayudar a contestar los numerosos interrogantes que se han abierto. Entre los ellos, cabe mencionar su evaluación previa a la incorporación a los centros sanitarios; los aspectos éticos y la regulación legal, y el impacto en la relación médico-enfermo en cada una de las especialidades médicas, en los cambios necesarios para adaptar la formación médica y el desarrollo profesional continuado a este escenario tan novedoso. Vamos a garantizar la equidad y cómo se va a financiar.

¿En qué momento nos encontramos en su aplicación?

En algunas especialidades médicas las aplicaciones prácticas han sido espectaculares. Depende de la posibilidad de estandarización de la información, aunque creo que ninguna disciplina va a quedar al margen de la IA.

¿Es necesaria una mayor formación de los profesionales para utilizarla correctamente?

La ventaja que tenemos es que estamos empezando un camino que tenemos que recorrer juntos, algo impensable hace poco tiempo. Afrontar esto tiene dos caras. La primera, es el indudable atractivo intelectual que supone este cambio revolucionario. La segunda, es el reto de actualización personal y su implantación en las distintas organizaciones sanitarias. El papel de las sociedades científicas, como ha sido siempre, es crucial para la formación y actualización de los profesionales.

¿Cómo es la relación de FACME con la Administración en materia de formación y colaboración?

En general, las relaciones son con las autoridades del Ministerio de Sanidad, aunque hemos tenido reuniones puntuales con diversas consejerías de Salud para abordar algunos asuntos concretos. También hemos tenido reuniones con diversos grupos parlamentarios para informar y defender nuestras propuestas que tratan de mejorar el SNS.

¿Qué pasos se han dado en este año?

Tras un tiempo de estancamiento como consecuencia de varias circunstancias como la pandemia, los avatares políticos de los últimos años y los cambios en los responsables de la administración sanitaria, el Ministerio de Sanidad tiene que recuperar el liderazgo en todos sus ámbitos de competencia. En las diversas reuniones mantenidas con Sanidad hemos encontrado una muy buena predisposición y un compromiso de abordar estos asuntos con premura.

¿Qué le pide a la Administración para el futuro?

Que cuente con FACME y con las sociedades científicas, que nos escuchen y que tengan en consideración nuestras recomendaciones técnicas. Todos queremos tener el mejor sistema sanitario posible y reforzarlo tras los tremendos desafíos y riesgos a los que ha sido sometido estos últimos años. Tenemos que mantener y mejorar lo que se ha construido con el esfuerzo colectivo durante décadas. Basta mirar lo que está sucediendo en el NHS británico, un espejo en el que nos hemos mirado mucho tiempo, que está sometido a una tremenda crisis reconocida por su propio Gobierno y Parlamento. Han llegado tarde pese a unas señales premonitorias y así estiman que revertir la situación actual en las demoras asistenciales va a requerir al menos cinco años. En 2021, FACME hizo una propuesta de intervenciones para afrontar las consecuencias de la pandemia que sabíamos que iban a ser tremendas en distintos ámbitos asistenciales. Muchas de las predicciones del documento se han cumplido.

En cuanto a la formación, ¿se ha avanzado en los programas formativos actualizados de las especialidades médicas?

Debemos seguir avanzando en la renovación urgente de las comisiones nacionales de la especialidad y de los programas formativos de las especialidades médicas. Sanidad ya han puesto en marcha la actualización de los programas formativos, algunos datan de hace más de 25 años, pero se debe seguir avanzando con celeridad y establecer un cronograma de actualización para aportar mayor certidumbre tanto a las sociedades científico-médicas como a las comisiones nacionales. Hay pocas razones operativas para que las comisiones no vayan trabajando en paralelo. De esta forma, se fortalecerá la calidad formativa y la práctica médica en España y nos adecuaremos a los estándares europeos. En algunas especialidades están bastante alejados de esta referencia.

Y, ¿en la recertificación de los médicos especialistas en ejercicio?

FACME le ha trasmitido a Sanidad todo el trabajo que han desarrollado las sociedades científico-médicas con la elaboración del Modelo de Recertificación FACME y se ha puesto a su disposición el propio modelo, el procedimiento de trabajo, la estructura de profesionales, el programa e incluso las plataformas que ya tienen activas algunas sociedades. Hay una demanda real por implantarlo, pero estamos esperando a los avances por parte del ministerio.

¿Qué pasos se han dado en la relación con la industria farmacéutica?

La industria farmacéutica y de tecnológica médica es estratégica en un país. En España, la relación de los profesionales, de las sociedades científicas y de FACME con ella está sometida a códigos éticos y a una política de transparencia. La investigación biomédica en nuestro país, en múltiples campos del conocimiento, ha tenido un crecimiento muy importante en los últimos años. Por ejemplo, en 2023 la Agencia Española del Medicamento aprobó la realización de casi mil ensayos clínicos y en un tercio de los realizados en la Unión Europea hubo participación española. Hay diversas características que favorecen e incentivan este liderazgo y nos hacen ser optimistas: unos profesionales con una muy alta cualificación, una extensa red de centros, tanto públicos como privados, unos procedimientos estandarizados y actualizados de aprobación de estudios, y una cooperación fluida con la industria farmacéutica y tecnológica con una estricta regulación. La investigación clínica genera beneficios para los pacientes, mejora la excelencia clínica y la calidad asistencial, permite incorporar y entrenar a los profesionales más jóvenes en metodología de investigación y es un claro incentivo para los profesionales y para las instituciones en las que se realiza.

¿Hacia dónde van los nuevos proyectos formativos?

Tenemos una iniciativa formativa muy interesante con Fondos de Reconstrucción Europeos del Ministerio de Sanidad. Esta iniciativa se está desarrollando en conjunto con múltiples sociedades científicas de FACME con un catálogo muy amplio de temas de formación acreditada de interés transversal para distintas especialidades. Esperamos dar docencia gratuita para los miembros de las sociedades científicas, a unos 25.000 médicos especialistas y residentes en formación en los dos próximos años.

La falta de médicos, ¿es una preocupación para FACME?

Los datos globales no apoyan que haya un déficit generalizado de médicos si tenemos en cuenta su número por población en comparación con otros países de nuestro ámbito y su evolución temporal en la última década. Por otra parte, es cierto que faltan algunos especialistas determinados y en algunas zonas. La demografía médica se concentra en ciudades de gran tamaño, lo que genera una gran heterogeneidad territorial. Es esencial tener el mapa exacto de la distribución actual de recursos para abordar los déficits de ciertos médicos especialistas y hacer predicciones para los próximos años. Esta foto fidedigna de la actual plantilla del SNS se puede lograr con la actualización del registro de profesionales y contando con los datos de las sociedades científicas, entre otras fuentes conocidas.

¿Qué medidas se han tomado?

El problema de determinadas carencias tiene un origen multifactorial y, más que hablar del número de especialistas, tendríamos que hablar del tiempo médico disponible. Hay que tratar de reducir las labores administrativas o rutinarias que no aportan un valor añadido a la toma de decisiones médicas y, desde luego, mejorar las condiciones laborales que incrementen el tiempo médico disponible. Por el momento, ha sido aumentar la oferta de plazas del grado y el número de las facultades de Medicina, medida tomada con la anuencia de las consejerías de salud. Estas medidas son de dudosa eficacia y diferidas en el tiempo, tomadas por la urgencia política, de las que no conocemos las consecuencias futuras. Los problemas complejos no tienen soluciones sencillas.

¿Cómo se encuentra la situación con respecto a hace unos años?

Los datos de colegiación en España indican un crecimiento marcado en los últimos años. Sin embargo, no conocemos con precisión su distribución y su tiempo de trabajo en la Sanidad pública y/o privada. Esta carencia de información hay que solventarla cuanto antes para tomar medidas fundamentadas en una realidad precisa.

 

Nota de redacción:

Esta entrevista se realizó cuando Javier García Alegría era aún presidente de FACME.

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