La relación entre la luz y la depresión es un área de estudio importante. Se ha demostrado que la luz juega un papel significativo en la salud mental y en el estado de ánimo. Evidentemente, las horas de luz no es el único factor determinante para una descompensación del estado de ánimo, que es una patología de origen multifactorial, pero sí que hay una clara relación.
La luz natural, en particular la luz solar, es esencial para regular el ritmo circadiano, que es el reloj biológico interno que controla los patrones de sueño y vigilia, así como otros procesos fisiológicos. Una exposición adecuada a la luz durante el día ayuda a mantener un ritmo circadiano saludable. Cuando este ritmo se ve alterado, se pueden desencadenar problemas de sueño y aumenta el riesgo de presentar trastornos de la esfera afectiva.
También relacionado con la luz está el trastorno afectivo estacional, que es un tipo de depresión que se produce en ciertas estaciones del año, generalmente durante el otoño e invierno, cuando la exposición a la luz solar es limitada. La falta de luz natural, en particular la disminución de la duración de la luz diurna en estas estaciones puede desencadenar síntomas depresivos.
Importancia de la luz
La exposición a la luz, especialmente a la luz brillante durante el día, suprime la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño y la vigilia. Un desequilibrio en la producción de melatonina puede estar relacionado con problemas de sueño y cambios en el estado de ánimo, lo que puede contribuir a la depresión en algunas personas.
La luz también puede influir en la producción y liberación de neurotransmisores, como la serotonina, que desempeñan un papel importante en la regulación del estado de ánimo. La falta de luz natural puede estar asociada con niveles más bajos de serotonina, lo que puede contribuir a la depresión en algunos casos.
Luminoterapia
El síndrome que recopila la mayor evidencia de eficacia para la técnica de la luminoterapia es el trastorno afectivo estacional. La luminoterapia emplea un determinado patrón de estímulo luminoso, con una intensidad y longitud de onda, cuya aplicación se realiza en distintos momentos del día, y controlando el tiempo de exposición.
Se ha comprobado que la aplicación por las mañanas es más efectiva que por las tardes, incluso aunque por las tardes se aplique el doble de dosis. Además también se ha visto que una sola sesión es suficiente. También se sabe que la luz brillante es más efectiva que la luz tenue y que cuanto más larga es la sesión, más eficaz resulta la técnica.
En un metaanálisis con más de 20 ensayos clínicos aleatorizados y una muestra de 1.120 pacientes se ha visto que la fototerapia tiene un efecto leve-moderado en la mejora de síntomas depresivos. Su mayor efecto se ve cuando se utiliza en monoterapia y el paciente tiene una exposición durante al menos 60 minutos por la mañana.
No obstante, es necesario investigar más y hay que tener en cuenta que no sustituye a las terapias que han resultado ser eficaces en el tratamiento de la depresión (psicofármacos, psicoterapia, ejercicio físico y alimentación).
Factores climatológicos
Los factores climatológicos más vinculados a cambios emocionales y conductuales son la temperatura, la luz solar, el viento y las precipitaciones. Los factores climatológicos en general tienen una gran influencia en la aparición o el agravamiento de los síntomas depresivos. Pueden desempeñar un papel en la aparición o exacerbación de la depresión en algunas personas, aunque es importante destacar que la relación entre el clima y la depresión es compleja y varía de un individuo a otro.
Con días lluviosos es frecuente que los pacientes empeoren de sus síntomas depresivos. De hecho, la primera semana de noviembre es la peor del año en este sentido, produciéndose muchas recaídas depresivas, debido, en parte, por el acortamiento de las horas de luz, el inicio de los días lluviosos y el día de todos los Santos que para muchos pacientes trae malos recuerdos.
Un excesivo calor puede no solo ya desencadenar fases maniacas, sino también un elevado estrés que podría producir cuadros depresivos, ansiosos o insomnio.
Por lo tanto, menos horas de luz, días fríos o excesivamente calurosos, podrían desencadenar o empeorar sintomatología de la esfera afectiva. Cuando el tiempo está nublado, es más oscuro por lo que bajan los niveles de energía y manda el mensaje al cerebro de que hay que descansar, lo que dificulta la realización de tareas.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Psiquiatría Antonio Matías Concepción Cáceres, de los policlínicos León y Castillo, C. M. Arnao y C. P. Tahiche Lanzarote; Angustias Carrascosa Godoy, del Hospital Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Albacete; Ariadna Balagué Añó, del Centro de Salud Mental de Adultos Sant Cugat, HUMT; Francisco Javier Zamora Rodríguez, del Hospital Universitario de Badajoz, Unidad de Hospitalización Breve de Psiquiatría; José Luis Gómez Cano, del Centro de Salud Mental de Barajas; José Manuel García Valls, de la Unidad de Salud Mental de Burjassot, en Valencia; Mariana Ochoa Rosales, de la Comunidad Terapéutica del Maresme Nord, y Rafael Ángel Baena Mures, del Centro de Salud Mental Alcorcón, Hospital Universitario Fundación Alcorcón, en Madrid.
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