La depresión es una enfermedad que requiere tratamiento y atención inmediata, explica la psicóloga Luz de Alicia Jiménez Quintero del hospital ABC, quien también trabaja para Big Data Inglaterra desde México, en entrevista exclusiva para El Médico Interactivo México.
Incidencia de depresión en México
La depresión no se debe tomar a la ligera. Es un problema de salud que actualmente en México padece el 9% de la población. La ONU ha señalado que esta enfermedad aumenta cada año el 1.5% en los mexicanos.
Cerca de 2.5 millones de adolescentes, hombres y mujeres, entre los 12 y 24 años, tienen depresión y 9.9 de cada 100 mil tienen ideas suicidas.
3.8%, igual a 280 millones de habitantes en el mundo, tienen depresión. Esto refleja la magnitud del problema.
Aumento de depresión por COVID
La depresión en este periodo que todos vivimos en la pandemia se elevó 25%, se cree que del 9% paso a 15%. Una de las causas más relevantes fue la pérdida de seres queridos. Las personas no pudieron vivir el duelo. Las consultas psicológicas aumentaron 43%.
Tipos de depresión
Para categorizar el tipo de depresión se necesita una entrevista con el paciente, su entorno, circunstancias, tipo de síntomas, estudios orgánicos donde se puedan ver implicados procesos hormonales anormales, alteraciones neurológicas o una bioquímica que puede revelar alguna alteración.
Hay dos tipos de depresión la psicógena y orgánica. En la primera, el individuo pasa por situaciones que impactan su integridad, su estado del yo, atraviesa diferentes periodos como estrés, ansiedad, frustración, dando paso a la depresión.
La depresión orgánica está basada en procesos neurológicos o mecanismos neurofisiológicos que cuando son inestables provocan depresión, por ejemplo, el hipotiroidismo, el ovario poliquístico y alteración de estrógenos en la mujer.
A nivel neurológico se observa una alteración en el circuito de Papez, que esta mediado por neurotransmisores como la serotonina y dopamina que bajan de nivel y quedan menos tiempo en el espacio presináptico donde se llega a una conexión neuronal.
Cuando se altera el circuito de Papez, que implica el sistema límbico, áreas de cíngulo, lóbulo frontal que regula las emociones, el juicio y criterio, el paciente ya no tiene un criterio normal, dentro de estándares aceptables, se altera la realidad y lo que siente, por lo que tendrá afectividad negativa.
Esta tiene que ver con una alteración de la realidad y afecta a la forma en la que se procesan las emociones. Aparece desánimo, tristeza, miedo e ira.
La depresión persistente, distimia o ciclotimia, que tiene todos los síntomas anteriores, pero en menor intensidad, le pude durar al paciente hasta dos años. Después de este tiempo se recupera, son funcionales y pueden llevar una vida normal.
Cuando hay síntomas persistentes que duran más de cuatro meses, ya se considera un trastorno mental que puede durar bastante tiempo dependiendo del tipo de tratamiento y de depresión.
Las mujeres tienen mayor predisposición a la depresión
Las mujeres pueden tener depresión perinatal o postnatal debido a trastornos hormonales a la hora de concebir un bebé y también en el curso de la menopausia.
Otros factores que llegan a desencadenar depresión son la baja estima, ser dependiente, traumas de la niñez, maltrato físico, abuso sexual, pérdida de un ser querido.
¿Cuándo la depresión se convierte en enfermedad?
Cuando el paciente pasa más de cuatro meses con los síntomas de depresión debe acudir con el especialista, psiquiatra o psicólogo que evalúan, canalizan y en algunos casos determinan si se requiere un tratamiento farmacológico.
Que dependiendo del tipo de depresión será el tratamiento. Hay diferentes fármacos, de los más usados esta la Sertralina y la Fluoxetina.
Cabe mencionar que el trastorno de depresión mayor es el más difícil de diagnosticar. Se debe abordar a la brevedad posible y generalmente en un hospital psiquiátrico, porque el paciente ya es disfuncional, ya no puede trabajar ni convivir, lo que afecta a toda la familia.
Detectar a tiempo, función del médico de primer nivel
El médico general o familiar puede detectar síntomas o sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío, sentimientos de desesperación o pesimismo, irritabilidad, frustración o intranquilidad, culpabilidad, inutilidad, impotencia, pérdida de interés, fatiga, disminución de la energía, dificultad para tomar decisiones, concentrarse, dormir, memorizar.
También puede haber cambios en el apetito y peso de forma incongruente, dolor de cabeza e intentos suicidas. Esto es lo que puede observar el médico de primer nivel y canalizar al paciente con el especialista.
Qué podemos hacer
Que desde el núcleo familiar se den factores protectores que aludan a la autoestima e independencia. Que los padres nos faciliten las cosas, eso implica que los hijos se esfuercen menos y al enfrentarse a la vida se dan cuenta que tienen que trabajar para obtener lo que desean.
Buena educación, disciplina, responsabilidad y compromiso respecto a las tareas individuales de casa, la higiene personal y el amor propio ayuda a la prevención de padecer depresión.
Actuar de acuerdo con nuestros valores: responsabilidad, solidaridad, respeto, reciprocidad, actos de amor para con uno mismo y con los otros. Todo puede ayudar a ser más fluctuantes en nuestros sentimientos.
Porque siempre tenemos medios cognitivos que nos compensan o medios contextuales que ayudan a equilibrarlas emociones.
Por último, acudir con regularidad con el médico, tomar terapia psicológica o apoyo profesional.
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