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martes, 30 de noviembre de 2021

Clínica del COVID de larga duración

Muchos pacientes con COVID-19 prolongada padecen el síndrome de fatiga crónica y otros problemas respiratorios meses después de su diagnóstico inicial, según un estudio publicado en ‘JACC: Heart Failure’, el primero de este tipo en identificar una correlación entre ambas patologías.

El síndrome de fatiga crónica es una afección médica que suele aparecer tras una infección vírica y que provoca fiebre, dolor y cansancio prolongado y depresión. Muchos pacientes con COVID-19, algunos de los cuales nunca fueron hospitalizados, han informado de síntomas persistentes después de recuperarse de su diagnóstico inicial de COVID-19.

Estos pacientes tienen PASC (Secuelas Post-Agudas de la Infección por SARS-CoV-2), pero son más comúnmente denominados «de largo recorrido». La fatiga severa, las dificultades cognitivas, el sueño no reparador y la mialgia (dolores musculares) se han considerado los principales síntomas de los pacientes con PASC, lo que es similar a lo que los investigadores observaron tras la epidemia de SARS-CoV-1 de 2005, donde el 27% de los pacientes cumplían los criterios de encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) después de cuatro años.

Asociada a un daño orgánico residual

«La recuperación de la infección aguda por COVID puede estar asociada a un daño orgánico residual –afirma la doctora Donna M. Mancini, profesora del departamento de cardiología de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai y autora principal del estudio–. Muchos de estos pacientes informaron de falta de aire, y la prueba de ejercicio cardiopulmonar se utiliza a menudo para determinar su causa subyacente».

Añade que «los resultados de la prueba de ejercicio cardiopulmonar demuestran varias anomalías, como la reducción de la capacidad de ejercicio, la respuesta ventilatoria excesiva y los patrones respiratorios anormales, que afectarían a sus actividades normales de la vida diaria».

Casi todos los pacientes (88%) mostraban patrones respiratorios anormales denominados respiración disfuncional. La respiración disfuncional se observa con mayor frecuencia en los pacientes asmáticos y se define como una respiración rápida y superficial.

Los pacientes también presentaban valores bajos de CO2 en reposo y con el ejercicio, lo que sugiere una hiperventilación crónica. Además, la mayoría de los pacientes (58%) presentaban evidencias de deterioro circulatorio para el rendimiento máximo del ejercicio, ya sea por disfunción cardíaca y/o perfusión pulmonar o periférica anormal.

«Estos hallazgos sugieren que, en un subgrupo de pacientes de larga duración, la hiperventilación y/o la respiración disfuncional pueden ser la base de sus síntomas. Esto es importante, ya que estas anomalías pueden abordarse con ejercicios de respiración o ‘reentrenamiento'», apunta Mancini.

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