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jueves, 15 de julio de 2021

Un probiótico de 4 cepas bacterianas aumenta anticuerpos IgG e IgM en pacientes positivos para el COVID-19

Un estudio aleatorio, cuádruple ciego y controlado con placebo ha analizado los datos de 300 pacientes ingresados por COVID-19 sintomáticos con edades comprendidas entre 18 y 60, ha puesto de manifiesto que los pacientes tratados con el probiótico AB21TM tenían unos niveles de anticuerpos IgG e IgM contra el virus SARS-CoV2 significativamente más altos tanto a los 15 como a los 30 días del tratamiento. “Es decir, no era algo puntual que luego desapareciera, sino que dichos niveles subían a los 15 días y, a los 30 días, el efecto era aún mayor”, explica a EL MÉDICO INTERACTIVO Jordi Espadaler, director de Innovación de AB-BIOTICS, que ha presentado estos resultados en el Congreso del International Human Microbiome Consortium, celebrado en Barcelona.

Es decir, las personas del grupo tratado con probiótico desarrollaron una inmunidad más fuerte frente al coronavirus, puesto que desarrollaron anticuerpos más deprisa y en más cantidad.

Tal y como detalla Espadaler, “vimos que esta inmunidad se correlacionaba con una menor duración de síntomas. Es la primera vez que se demuestra este efecto de un probiótico con un coronavirus en un ensayo aleatorizado de estas estas dimensiones. Se ha visto que un probiótico administrado oralmente llega al intestino y estimula la inmunidad contra un virus respiratorio. Además, esto se asocia a un efecto clínico en la reducción de los síntomas y del daño pulmonar que se observa en radiografías”.

Síntomas asociados

Los síntomas asociados a la COVID-19 que se evaluaron en el ensayo fueron fiebre, dolor de cabeza, la sensación de ahogo o de falta de aire, dolores musculares y tos. Las personas que recibieron el probiótico presentaron una duración media de los síntomas significativamente menor que los que recibieron el placebo.

También se observaron resultados similares en otros síntomas no tan frecuentes en la COVID-19 como la diarrea y las náuseas.

Un dato destacado por Espadaler es que la medición de la fiebre se hizo de forma homogénea en los 300 pacientes y para ello les regalaron a cada uno un termómetro de infrarrojos de la misma marca.

Daños pulmonares

En cuanto a los daños pulmonares, éstos se midieron con radiografías llevadas a cabo al inicio del estudio, a los 15 días y al mes. Dichas imágenes se evaluaron mediante un software de inteligencia artificial y una puntuación basada en la escala Brixia, donde una puntuación mayor se asocia a mayor severidad de la enfermedad y a mayor riesgo de muerte. Se pudo observar que las lesiones pulmonares se reducían más, tanto a 15 días como a 30 días, en el grupo tratado frente al placebo.

Cepas seleccionadas

En cuanto a la elección de las cepas, Espadaler menciona que se ha optado por tres lactobacilos y un pediococcus: L. plantarum CECT 7484 (KABP-022), L. plantarum CECT 7485 (KABP-023) y L. plantarum CECT 30292 (KABP-033) y Pediococcus acidilactici CECT 7483 (KABP-021).

La que se encuentra en mayor proporción es el L. plantarum CECT 30292 (KABP-033), que representa la mitad del contenido probiótico, mientras que la otra mitad se reparte a partes iguales entre las otras tres cepas. Esta composición se llevó a cabo teniendo en cuenta resultados previos de laboratorio donde se vio que eran capaces de interaccionar con distintas células del sistema inmune. De esta forma, “desarrollamos cepas bacterianas que realmente fueran capaces de producir una señal para el sistema inmunitario”.

Siguientes pasos

Los pasos a seguir se centran en dos líneas, seguir investigando mecanismos de acción del probiótico. “Tenemos resultados en el laboratorio, pero queremos saber qué pasa en los humanos”, detalla Espadaler.

En cuanto a la parte clínica, hay que ver cómo evoluciona la pandemia. “Pero no hay nada que nos haga pensar que este mecanismo hallado en los probióticos sea exclusivo para el COVID-19. Alerta al sistema inmune y va más allá del intestino”, apunta el especialista, quien añade que el probiótico se queda en el intestino y despierta a determinadas células del sistema inmune, que son las que producen anticuerpos frente al coronavirus. “Por eso, pensamos que debería funcionar con otros virus respiratorios”, añade.

Estudio presentado internacionalmente

“El congreso IHMC ha reunido a los principales investigadores y especialistas en el estudio de la microbiota y nos ha permitido actualizar a lo largo de tres días sobre los últimos avances en este campo”, explica uno de los miembros del comité científico y organizador, Francisco Guarner.

Los datos completos del estudio clínico aleatorizado realizado con AB21TM serán publicados próximamente en un artículo en revista científica internacional, siguiendo el método habitual de revisión por pares.

Ver ponencia completa de Jordi Espadaler, director de Innovación de AB-BIOTICS, en el Congreso del International Human Microbiome Consortium:

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