Más de la mitad de la población tiene la falsa creencia de que los síntomas asociados al reflujo gastroesofágico solo se deben a alimentos concretos o a comidas copiosas, por lo que no tienen en cuenta otros factores de estilo de vida a la hora de prevenirlos. De hecho, un 14% no hace nada por remediarlos. Así lo concluye la encuesta ‘Mitos sobre la protección esofágica y reflujo’ realizada por el Instituto #SaludsinBulos a 1.200 personas, con el aval de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una patología muy frecuente, que afecta al 10% de la población. La mayor parte de los casos son leves, pero alrededor de un 12% pueden presentar inflamación o ulceración de la mucosa esofágica, o incluso un esófago de Barrett, según datos de la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM). ASENEM y el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCOF) se han unido al Instituto #SaludSinBulos, SEMERGEN y ASENBAR (Asociación de Enfermos con Esófago de Barrett) en la campaña ‘ReflujosinBulos’, que cuenta con la colaboración Laboratorios Norgine.
¿Cómo lo afrontan los pacientes?
El hábito más seguido por las personas que sufren síntomas asociados a reflujo es la evitación de las comidas picantes o muy especiadas. “Si bien es cierto que la alimentación juega un papel clave en las enfermedades del esófago como el reflujo gastroesofágico, hay mucha confusión sobre este asunto y los pacientes no tienen muy claro qué pueden comer y qué no, evitan algunos alimentos y con eso creen que pueden solucionarlo. Además, no consultan al médico para ver cuál puede ser el origen, pues puede estar originado por estrés, por la toma de otros fármacos o por daños en el esófago”, subraya la doctora Mercedes Ricote, coordinadora del Grupo de Trabajo de Aparato Digestivo de SEMERGEN.
El hecho de que los pacientes busquen la solución por su cuenta y no recurran a un profesional sanitario, “puede ser peligroso, ya que, si no ponemos solución o reducimos la sintomatología y se continúa exponiendo al esófago a los ácidos gástricos, la mucosa esofágica seguirá dañándose y hará que con el tiempo sus células se vuelvan más vulnerables a la acción del ácido”, advierte la Dra. Ricote. En consecuencia, se pueden originar patologías como el Esófago de Barrett o incluso el cáncer de esófago.
Sintomatologías
Los síntomas más comunes del reflujo gastroesofágico son el ardor o acidez en la parte posterior del esternón. “Estos suelen evolucionar de forma favorable con tratamientos antisecretores que, en muchas ocasiones, mantenemos durante largos periodos de tiempo. Por eso es importante consultar desde el principio para así encontrar la mejor solución”, comenta la doctora Ana Accarino, presidenta de ASENEM. Además, añade, serán precisos unos cambios en el estilo de vida, como evitar el sobrepeso, el consumo de tabaco y alcohol, así como las grasas y las comidas picantes.
“También cuando la molestia es leve o no se alivia de forma completa con el antisecretor, solemos indicar otros fármacos como los antiácidos o los protectores de la mucosa del esófago”, subraya la Dra. Accarino.
Dudas sobre reflujo gastroesofágico
La confusión entre las personas que sufren reflujo se manifiesta en los remedios que siguen para evitar los síntomas asociados. Solo un 14% de los encuestados evita las comidas ricas en grasas y las bebidas gaseosas, un 8% opta por evitar el café y un 6% el chocolate. “Todos estos alimentos pueden disminuir la presión del esfínter esofágico inferior, de tal manera que este se relaja y favorece la subida de contenido gástrico”, añade la experta.
Otros aspectos poco contemplados y que pueden tener su repercusión en los trastornos asociados al reflujo son los hábitos de estilo de vida. “Es importante comer de forma relajada y lenta, masticar bien los alimentos, no comerlos ni muy fríos ni muy calientes para no dañar la mucosa esofágica y seguir unos horarios regulares. Además, conviene realizar comidas ligeras y poco abundantes”, sostiene la Dra. Ricote.
Además, es importante “evitar las prendas muy ajustadas en la cintura, reducir el estrés, no fumar y se deben esperar dos horas después de cenar o comer para acostarse o tumbarse, algo que, por lo general, muy poca gente hace”, indica. De hecho, según la encuesta el 43% no espera ese tiempo para acostarse después de las comidas.
Por su parte, los pacientes, “al principio no le dan apenas importancia, se ayudan de cualquier remedio como el bicarbonato o algún antiácido y ya está, no son conscientes de las consecuencias que esto puede tener e incluso llegan a ver sus problemas como normales, por lo que tardan mucho en consultar con un profesional sanitario”, explica Juan Carlos Hernández, presidente de ASENBAR.
Desde el Instituto #SaludSinBulos se insiste en la importancia de recurrir a fuentes fiables para informarse sobre problemas comunes como pueden ser la acidez o el reflujo y evitar los mitos que circulan por Internet.
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