En las enfermedades reumáticas, la Enfermedad Pulmonar Intersticial Difusa (EPID) se asocia principalmente a las conectivopatías, aunque no en todas por igual, y también a la artritis reumatoide. Actualmente no existe un tratamiento que evite la aparición de dicha complicación, pero sí se sabe que hay factores que favorecen su desarrollo como es el tabaco en la artritis reumatoide o el contacto con ciertos tóxicos, como la sílice o los disolventes, en la esclerosis sistémica o esclerodermia. Así lo ha manifestado la Dra. Paloma García de la Peña, reumatóloga de la Fundación de Investigaciones Inmunes, en el marco del V Curso de Enfermedad Pulmonar Intersticial Difusa, organizado por la Sociedad Española de Reumatología.
“Sin duda, un buen control de la actividad de base, la detección precoz de la EPID y la individualización de cada caso a la hora de pautar un tratamiento son fundamentales a la hora de evitar el deterioro de la función pulmonar”, ha indicado la especialista y coordinadora del curso. La formación ha contado con la colaboración de Boehringer Ingelheim y Bristol Myers Squibb.
Prevalencia
Respecto a la prevalencia, la Dra. García de la Peña ha asegurado que “los datos son muy variables”. Igualmente, a precisado que “en el caso de la artritis reumatoide la prevalencia está entre un 8-15%, aunque teniendo en cuenta las formas subclínicas este porcentaje alcanza el 30%. En el caso de la esclerosis sistémica (o esclerodermia) esta cifra se sitúa entre un 35-55%, siendo más frecuente su aparición en pacientes con anticuerpos anti-topoisomerasa 1. Si hablamos de las miopatías inflamatorias, la presencia de ciertos anticuerpos no solo se asocia a mayor riesgo de desarrollar EPID, como en el caso del Jo1, sino también a su curso rápidamente progresivo y grave como puede ser al detectar anticuerpos anti-MDA5”.
Asimismo, la especialista ha destacado que “es indudable que su presencia se asocia a mayor morbilidad y mortalidad, siendo en algunas enfermedades la primera causa de mortalidad debida a la misma, como en la esclerodermia”.
Pronóstico y abordaje
Por su parte, el Dr. Iván Castellví, también coordinador de esta formación y del Servicio de Reumatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), ha explicado que la EPID no evoluciona siempre de la misma manera. Depende de la propia enfermedad reumatológica, de diferentes características epidemiológicas (como el sexo o la edad) o, en algunos casos, del patrón de EPID. “Sí sabemos que no progresa en todos los casos y por eso es muy importante detectar de manera precoz aquellos casos en los que sí se pueda dar esta progresión”, sostiene el especialista.
A su juicio, “esta complicación tiene que tratarse de manera multidisciplinar para poder obtener la mejor decisión terapéutica que pueda beneficiar a los pacientes”. “Es importante recordar a los pacientes que tener hábitos de vida saludable como una dieta mediterránea, hacer ejercicio de manera regular (dentro de las posibilidades) y no fumar les ayudará probablemente a tener una mejor evolución y, sobre todo, a sentirse mejor”, añade el Dr. Castellví.
Novedades terapéuticas y retos
Por otro lado, la Dra. Patricia Carreira, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid), ha recalcado que “la principal barrera es la ausencia de tratamientos que puedan curar o incluso mejorar esta enfermedad. Por el momento, hay que conformarse con la posibilidad de terapias que sean capaces de estabilizar o ralentizar el avance de la misma”. Otra gran barrera que es imprescindible superar, ha añadido la también coordinadora del evento, es la del diagnóstico precoz.
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