En la última entrega con relación al Día Mundial Contra el Cáncer, que se conmemoró el día 4 de febrero, El Médico Interactivo México entrevistó al Dr. Martín Granados García, jefe del departamento de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), quien nos habló de la neoplasia maligna conocida como cáncer de tiroides.
Actualmente, este cáncer ocupa la tercera causa de muerte en México y del 60 hasta el 80% de los casos de cáncer son detectados en etapas avanzadas, sin contar que han acudido a un promedio de 7 médicos y diversos tratamientos erróneos, antes de lograr un diagnóstico y un tratamiento especializado.
¿Cómo se manifiesta este tipo de neoplasia?
Regularmente, se manifiesta como un nódulo que es detectado por el paciente, un médico general o un observador casual o que es revelado por un estudio de imagen indicado para una razón distinta, es decir, por casualidad, ya que suele ser asintomático e indoloro. Cabe mencionar que la presencia de dolor puede ser indicador benigno, por ejemplo, puede indicar una tiroiditis fácilmente tratable.
¿Cuál es el área de oportunidad del médico general para referir a tiempo?
La mayor ayuda de un médico general será poder sospechar desde el inicio e informarse. Por ejemplo, en este año se ha publicado que el cáncer de tiroides ya es la segunda neoplasia maligna más frecuente en mujeres y el promedio de edad en el diagnóstico está alrededor de los 45 años. Sin embargo, es posible desarrollarlo desde los 15 hasta los 90 años.
Es importante volver un hábito la exploración en el cuello. Esto facilitará la detección oportuna de alguna neoplasia significativa. Deben estar pendientes de cualquier aparición anormal y prepararse para generar un diagnóstico clínico y referir a tiempo a los especialistas.
Todo médico interesado puede informarse sobre el cáncer de tiroides en diversos medios, desde los textos clásicos, las revistas médicas nacionales e internacionales, YouTube, los colegios y asociaciones médicas, entre otros, la oferta para el médico es vasta.
Cómo generar una sospecha
Distinguir el tipo de nódulos a través de dos medios para sospechar: el ultrasonido de cuello que preferentemente debe realizarse por una persona dedicada a exploración de cuello y experta, y la biopsia dirigida con una aguja delgada. En este estudio citológico 7 de cada 10 pruebas tienen un diagnóstico acertado para sospechar a tiempo.
Los paneles genéticos pueden ayudarnos a la identificación de mutaciones en los casos de neoplasia folicular, cuando no estamos seguros de que el nódulo sea benigno o maligno como son B-RAF, TERT y RAS. Desafortunadamente, estos estudios no han sido validados en nuestro país y no son fácilmente disponibles, por lo cual sigue siendo muy importante el ultrasonido y la biopsia.
Opciones de tratamiento
Las opciones de tratamiento dependen directamente de la extensión de la enfermedad y el eventual pronóstico del paciente. Lo más común sigue siendo la cirugía a través de incisión en el cuello bajo con la hemitiroidectomía o tiroidectomía. Pacientes menores a 45 años, con tumores menores a 2 centímetros, sin variedades histológicas agresivas, sin evidencia de cáncer metastásico y cuyo tumor no se ha trasladado a la glándula tiroides puede recibir una cirugía parcial.
Aquellos casos con variantes agresivas, ganglios en el cuello, metástasis e invasión de estructuras adyacentes, tendrá que recurrir a la tiroidectomía total y, a veces, una disección del cuello. Algunos pacientes requerirán de un tratamiento complementario o coadyuvante con base en Yodo-131, un isótopo radiactivo que es sensible a las células tiroideas anormales y neoplásicas.
Hay un registro muy pequeño de pacientes (entre 1 y 2%) que pueden ser refractarios al yodo, mismos que requerirán fármacos como los inhibidores de tirosina quinasa. Los más usados son sorafenib y lenvatinib. Una cantidad aún menor de pacientes requerirá tratamiento de radioterapia al cuello, en ocasiones, con fines paliativos.
Sobrevida
En general, el 90% de los pacientes presentan cáncer diferenciado de tiroides y el 90% de estos entran en el grupo de buen pronóstico con una registro de supervivencia a 10 en un 98%. Solo un 10-11% del grupo de mal pronóstico tienen una supervivencia del 46% a 10 años, que tampoco es un muy mal pronóstico.
El 10% de los casos restantes tienen un diagnóstico de cáncer anaplásico de tiroides. Es una variedad muy rara y agresiva que cada vez se encuentra menos.
Factores de riesgo
Frecuentemente puede relacionarse con exposición a radiación. Otra causa importante puede ser la deficiencia de yodo en la dieta que ha ido disminuyendo gracias a una correcta suplementación alimenticia. También hay un porcentaje de aproximadamente 5% de los pacientes que pueden explicar la aparición del cáncer por síndromes genéticos. Sin embargo, la mayoría no tiene una causa reconocible. Por ejemplo, en mi experiencia como parte de un hospital de referencia es posible observar que solo el 5% tienen un antecedente como los ya mencionados.
Actualmente, podemos observar que aunque la incidencia va en aumento, la mortalidad no, lo que nos da una idea de que había muchos casos sin diagnosticar y que no fueron mortales, ya que fallecen por otras razones. Hoy podemos hablar de un fenómeno de sobrediagnóstico.
Recientemente se ha investigado sobre la relación de este tipo de cáncer con la modificación de la dieta y la falta de actividad física, cuyos estudios aún no son concluyentes.
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