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martes, 17 de noviembre de 2020

Cómo mejorar la asistencia del prematuro y su familia en tiempos de COVID-19

Cuando nacen, los recién nacidos prematuros extremos están inmersos en un complejo proceso de desarrollo y maduración orgánica, particularmente del cerebro, que tiene lugar entre las semanas 26 y 38 de gestación. Es por ello que, una vez que nacen, el cerebro del prematuro ha de llevar a cabo este desarrollo y maduración del cerebro fuera del útero, en el entorno de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). Además de los numerosos riesgos que para su desarrollo cerebral suponen los graves problemas de salud que pueden presentar durante las primeras semanas, también el desarrollo y la maduración del cerebro pueden verse perjudicados negativamente cuando los estímulos que reciben estos bebés tan vulnerables no son los adecuados en cantidad, calidad e intensidad. Es un punto que desde la Fundación NeNe queremos poner de relieve coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial de la Prematuridad, este 17 de noviembre.

En el presente, disponemos de sólidas demostraciones de que una asistencia individualizada, con intervenciones de cuidado y estímulos ajustados a su estado de desarrollo y que integre a su familia tiene un impacto positivo en el desarrollo del cerebro y las capacidades funcionales de estos niños a largo plazo, y logra un mayor bienestar psicoemocional en el niño y su familia. Entre las medidas asistenciales estrella, destaca la presencia continuada y protagonista de los progenitores en el cuidado, la lactancia materna, y el contacto piel con piel precoz, continuado y prolongado. Todas ellas responden a los derechos básicos de los niños y sus familias y son intervenciones muy beneficiosas, de bajo coste económico y enorme trascendencia para el futuro de estos niños.

Retroceso en los cuidados de los recién nacidos prematuros

Durante los meses que llevamos de pandemia, hemos apreciado que las madres COVID 19 embarazadas, rara vez transmiten la infección a sus hijos durante la vida fetal, pero también la transmisión horizontal después del parto es infrecuente, incluso cuando los bebés permanecen en la misma habitación que sus madres y son amamantados por ella. Y aquellos que se infectan presentan cuadros de escasa gravedad y buena evolución.

Esta buena noticia se ha visto eclipsada por las medidas instauradas en los planes de contingencia, persiguiendo proteger la salud de todos los recién nacidos ingresados, sus familias y los profesionales sanitarios. Estas medidas han perturbado muchos de los aspectos del cuidado del recién nacido prematuro con beneficios demostrados y considerados imprescindibles. Los planes de contingencia fueron trasladados a la Medicina Neonatal sin tener en cuenta el carácter único y excepcional que las medidas estrella tienen para favorecer el neurodesarrollo y la salud global de los bebés prematuros.

Las medidas de contingencia aplicadas han dificultado el ofrecer cuidados de calidad al neonato prematuro y su familia. Así, las unidades neonatales de forma dispar han interrumpido su política de puertas abiertas y el enfoque integrador de la familia en el cuidado de sus hijos, restringiendo la entrada a un solo progenitor y con límites de tiempo.

A tenor de estas medidas, los progenitores volvieron a ser considerados visitas para sus hijos, retrocediendo una décadas de un día para otro en el papel que desempeñan dentro de las unidades de Neonatología, cuando se ignoraba el enorme beneficio que suponen para sus bebés. La no integración de las madres y padres durante la larga hospitalización de sus prematuros, además de privarles de un derecho básico, provoca estrés emocional y sufrimiento en las familias, y repercute en el desarrollo neurosensorial y emocional del recién nacido prematuro.

Además, la implantación de normas drásticas homogéneas no ha tenido en cuenta las necesidades de la familia y del neonato prematuro de forma individual, ni aun cuando este estaba extremadamente grave. Por ello, debemos explorar en las actuales circunstancias fórmulas y estrategias novedosas que preserven la calidad de los cuidados que promueven el mejor neurodesarrollo de estos pequeños pacientes.

Intervenciones como el cuidado piel con piel, la lactancia materna, el reclutamiento de donantes en los bancos de leche y los programas de alta precoz domiciliaria, así como los programas de seguimiento se vieron muy constreñidos durante los primeros meses de la pandemia. Aunque estos últimos aspectos se han ido normalizado. La Fundación NeNe, hoy más que nunca, en el Día Mundial de la Prematuridad, quiere visibilizar y revindicar la necesidad de recuperar todos los pilares esenciales e imprescindibles en el cuidado de los bebés prematuros.

Avances gracias a la crisis

En el presente sería conveniente auditar los resultados de las estrategias establecidas dentro de los servicios de Neonatología para vencer las dificultades inherentes a esta situación: disponer de datos objetivos sobre cuál ha sido el impacto de esta pandemia nos ayudaría a conocer qué aspectos han de ser reforzados desde el punto de vista docente y asistencial y qué estrategias son más eficaces para mantener la calidad del cuidado del bebé prematuro en una pandemia que se prevé larga.

La pandemia continúa y con ella las dificultades, pero hemos comenzado a descubrir estrategias para sortearlas e incluso en determinados aspectos hemos descubierto las ventajas que esta crisis puede traer a nuestra práctica asistencial. Y es que la pandemia nos ha precipitado aceleradamente al mundo virtual. Hemos aprendido que la telemedicina puede ser una herramienta de gran utilidad, por cuanto puede aportar en gran medida asistencia, apoyo y atención continuada a las familias, e incluso formación como las escuelas de padres virtuales y seguimiento de los prematuros tras el alta. De hecho, el seguimiento tras el alta por vídeo puede ser una modalidad clave en estos tiempos, al permitirnos a los neonatólogos evaluar visualmente el estado físico de prematuros que conocemos bien y permitirnos una interacción profunda con las familias que no es posible por teléfono. Por otro lado, la telemedicina puede ayudar a reducir el tráfico de otros familiares del niño por el hospital y evitar una posible propagación de la infección y la enfermedad por COVID-19. Pero para conseguir eficacia en la aplicabilidad con la telemedicina precisamos que los hospitales dispongan de sólidas plataformas en línea, algo que debió reforzarse el pasado verano y, por ello, la actual situación nos ha pillado con los deberes sin terminar de hacer.

Otra estrategia apenas desarrollada que ha de ser considerada durante el ingreso son las cámaras web para transmisión en vivo del estado del bebé a la familia. Esto puede suplir la falta de contacto directo de los progenitores, hermanos y abuelos con el bebé prematuro, siempre que se respete de forma estricta la confidencialidad y seguridad comunicativa. Además, hemos descubierto el potencial valor de las redes sociales para mejorar la experiencia socioemocional de familias.

En cuanto a cambios organizativos en las unidades de Neonatología, hemos perdido los recelos a trabajar en plataformas virtuales y comprobado que las reuniones mediante telemedicina o mixtas pueden ser ventajosas para la discusión de casos entre profesionales y tienen la ventaja de facilitar la incorporación de enfermeras, así como de especialistas aliados involucrados en el cuidado de los neonatos prematuros. Un aspecto que creemos crucial y que ha de instaurarse sin demora es el cribado sistemático y periódico con los test diagnósticos (antígenos y/o PCR) no solo a los profesionales, sino también a los padres de niños prematuros que tendrán un ingreso prolongado. Esto rebajaría la tensión y los miedos en familias y cuidadores, y facilitaría recuperar con menos dificultad el escenario de atención centrada en la familia.

La Fundación NeNe considera relevante mejorar la formación de los equipos profesionales en Psicología y Sociología y reforzar los servicios sociales para poder afrontar los desafíos sociológicos que supondrá asistir a los recién nacidos prematuros y sus familias en el contexto de la crisis económica que se prevé tras la pandemia, con sus consecuencias.

Todas estas estrategias han de ser reforzadas con el fin de vencer los desafíos que tenemos por delante para mantener la calidad del cuidado del recién nacido prematuro en una pandemia que se prevé larga y que puede no ser la última.

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