Después de varios meses de trabajo, el Grupo de Trabajo de Reacreditación y Desarrollo Profesional de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) ha consensuado que sean siete las competencias transversales dentro del desarrollo profesional. Estas son bioética, comunicación asistencial, trabajo en equipo, gestión de calidad y seguridad del paciente, orientación al paciente y razonamiento clínico, gestión clínica y orientación a resultados, y aspectos médico-legales de la profesión médica.
Según ha explicado a EL MÉDICO, Benjamín Abarca, secretario de FACME y responsable de este grupo de trabajo, este consenso “supone, en primer lugar, reafirmar que es fundamental que FACME y la Organización Médica Colegial (OMC) continúen de la mano impulsando el desarrollo profesional”. La OMC lo hace a través de la validación periódica de la colegiación y FACME a través de la reacreditación de los profesionales, dando al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social una solución unánime de toda la profesión.
Este hecho también indica, en palabras de Abarca, que aunque sigue siendo necesario avanzar en las competencias de cada una de las especialidades, era imprescindible trabajar de forma conjunta las competencias trasversales para buscar esa necesaria homogenización. “Eso es lo que se ha conseguido y consensuado”, afirma orgulloso.
Propuesta de inicio
Para llegar a este consenso, lo que se ha hecho es seguir la propuesta básica de la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud de 2012, con los apartados de ética y profesionalismo que corresponde a la validación periódica de la colegiación (VPC) y recertificación de las sociedades científicas. Así, las actividades de tipo A comprenden competencias transversales comunes a todas las especialidades y competencias clínicas específicas de cada especialidad, preservando el peso en cada especialidad. La propuesta de puntuación es de un máximo de 10 puntos para las transversales y de 50 para las específicas, y un mínimo de 5 puntos las transversales y 20 puntos las específicas.
Las actividades tipo B incluyen la formación médica continuada, con un máximo de 30 créditos, y con un mínimo de 6, en un mínimo de 3 años diferentes, con un total de 20 puntos. Se mantienen esos 20 puntos para que por sí misma, con la formación, se pueda alcanzar este apartado B; la docencia, con un máximo de 100 horas lectivas, con un mínimo de 4 actividades, en un mínimo de 3 años diferentes o la acreditación de curso de formación en metodología docente y evaluación de competencias, con un total de 10 puntos; investigación, donde se recogen publicaciones, proyectos de investigación, comunicaciones científicas, documentos de consenso…, con un máximo de 6 aportaciones a valorar, lo que suman 10 puntos, y otros méritos, como son los premios, becas, sociedades científicas, actividades editoriales…, con un máximo de 6 aportaciones a valorar, que pueden llegar a sumar 10 puntos.
Excepciones
En el documento de consenso, tal y como destaca Abarca, se propone no incluir la formación, salvo que se haga de forma excepcional en alguna competencia en función de la especialidad, en el apartado A, dado que tiene su lugar propio en el apartado B, con un peso relevante que permite, cumpliendo con este objetivo, dar por alcanzado dicho apartado.
También hay que saber que si alguna especialidad propone la excepcionalidad de utilizar la formación como instrumento de evaluación del apartado A, esas actividades no podrían considerarse simultáneamente en el apartado B, ya que supondría contabilizarlas por partida doble. No obstante, si alguna especialidad así lo considerase, se podrían valorar los distintos tipos de complejidad y exigir cubrir competencias obligatorias que se marquen como prioridad 1.
Elementos de evaluación
A la hora de hacer la acreditación de estas competencias transversales, se cuenta con unos instrumentos de evaluación. Abarca detalla cada uno de ellos. En bioética se dará a elegir una de las siguientes posibilidades: informe de reflexión, informe de práctica clínica, consulta al comité de ética (si es el caso de la especialidad/si aplica), feedback 360º y formación (si es el caso de la especialidad/si aplica). En la competencia de comunicación asistencial, hay que optar por un informe de reflexión (si es el caso de la especialidad /si aplica), un feedback 360º y un informe de autoridad (jefe de servicio/gerente).
Por su parte, en trabajo en equipo se escogerá entre feedback 360º, certificación de grupo de trabajo multidisciplinar (trabajando y en activo) e informe de autoridad (jefe de servicio/gerente). En gestión de calidad y seguridad del paciente, se decantará entre notificación de eventos adversos, informe de proyecto de mejora realizado, feedback 360º, reclamaciones (si es el caso de la especialidad/si aplica), acreditaciones en calidad o participación en proyecto de centro (si es el caso de la especialidad/si aplica). Las que se pueden elegir en orientación al paciente y razonamiento clínico son el informe de reflexión, feedback 360º, reuniones/actividad con asociaciones de pacientes, consejo de salud o equivalente e informe de autoridad (evaluación de desempeño profesional por la institución a la que pertenece) (si es el caso de la especialidad / si aplica).
En gestión clínica y orientación a resultados hay cuatro posibilidades: informe de resultados (con resultados), feedback 360º, ADX-productividad (cumplimiento de objetivos) e informe de autoridad. Aquí habría que acreditar un máximo de 2 actividades de más de 6 meses cada una. Para la última, aspectos médico-legales de la profesión médica, las opciones son informe de práctica clínica, feedback 360º y formación (a evaluar por las especialidades que lo proponen).
Abarca puntualiza que “el feedback 360º pese a ser una muy buena prueba para evaluar competencias parece muy compleja para aplicarla a la acreditación de profesionales ya en ejercicio. Pese a ello, se mantiene como opción alternativa, cuando así sea posible, incluso contemplando la posibilidad de con una prueba de feedback 360º para abordar de forma conjunta varias de las competencias transversales propuestas”.
Puntos comunes
El representante de FACME asegura que con este consenso se ha conseguido que todas las sociedades científicas dispongan de unas competencias trasversales homogéneas que eviten diferencias significativas de cada una de ellas, desarrollando, de esta forma, un cuerpo común para el conjunto de las sociedades.
En este contexto, Abarca recuerda que la recertificación es una herramienta para la potenciación, mantenimiento y mejora del nivel de competencia del colectivo profesional. “Un medio para garantizar un ejercicio profesional competente y seguro. Además, es una excelente oportunidad de adaptación a la nueva realidad social y de acrecentar el prestigio profesional”. En definitiva, es un compromiso ético para el médico con la formación médica continuada, para mantener la competencia laboral durante toda su vida profesional.
Abarca asegura, en este sentido, que desde luego no es una imposición exterior, coercitiva y limitadora. “Tampoco es un objetivo o fin en sí misma, ni puede ser una evaluación por organizaciones que son ajenas a su disciplina. No es algo ajeno a su realidad asistencial, que comprometa independencia profesional de los médicos y desde luego no es un examen”.
Trabajo conjunto
A la hora de trabajar en este consenso, no se han encontrado grandes escollos. De hecho, el secretario de FACME señala que la colaboración de las sociedades científicas ha sido “sencillamente espléndida”, concretamente el trabajo desarrollado por el subgrupo que se encargó de proponer las competencias trasversales. “No ha habido más escollos que las lógicas propuestas para llegar a una posición final, que tengo que resaltar ha sido por consenso”.
En esta línea, hay que recordar que cada una de las competencias trasversales tiene matices distintos para cada especialidad en función de su área de conocimiento. Por ejemplo, no es lo mismo una competencia como la comunicación para una especialidad de ciencias básicas que para otra cuya base sea la relación médico-paciente. En definitiva, son competencias trasversales comunes a todas las especialidades, pero con los matices propios de cada especialidad.
El grupo de trabajo creado en el seno de FACME ha solicitado al grupo de gerentes de una propuesta de elaboración de unos criterios de homogeneidad que deberían cumplir las herramientas informáticas para dar respuesta a la propuesta del documento técnico del proceso de evaluación del desarrollo profesional de la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud. Al haber ahora elecciones todo queda a la espera de la formación del nuevo Gobierno.
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