Un estudio revela que el gasto en malaria en 2016 fue un total de 4.300 millones de dólares a nivel mundial, muy por debajo del objetivo de financiación anual de 6.600 millones de dólares establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Sigue habiendo un desafío persistente a medida que los fondos se estancan”, apunta el doctor Joseph Dieleman, autor principal del estudio, economista de salud y profesor asistente en el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos.
“Se necesitan más recursos. Esto es particularmente evidente en los países más pobres, especialmente cuando buscan controlar, o incluso eliminar, la enfermedad”, añade este experto. En concreto, los investigadores apuntan que se necesita un aumento de más del 50 por ciento en recursos anualmente para cerrar la brecha de 2.300 millones de dólares y cumplir con el objetivo de la OMS. Dieleman enfatiza que el primer estudio de este tipo llena un vacío importante en la comprensión del gasto en malaria a nivel mundial.
Publicado en la revista médica internacional ‘The Lancet Infectious Diseases’, el análisis proporciona estimaciones exhaustivas y comparables del gasto total en la enfermedad, y también hace un seguimiento del gasto del gobierno, de su bolsillo y de los donantes. “Estas estimaciones empoderan a los donantes, incluidos organismos gubernamentales, corporaciones, fundaciones y filántropos, así como el programa nacional de control de la malaria de cada país, para evaluar la mejor manera de cubrir las brechas cruciales entre el financiamiento actual y los objetivos globales que se acercan rápidamente”, dice.
El estudio abarca de 2000 a 2016 y 106 países organizados en tres grupos: países de control de la malaria, países en eliminación de la malaria y países que eliminaron la enfermedad después de 2000. Los países de control de la malaria son aquellos que buscan controlar agresivamente la enfermedad en áreas de alta carga, mientras que los países de eliminación de la malaria han declarado formalmente, o están considerando seriamente, un objetivo basado en la evidencia para detener la transmisión de la malaria a nivel nacional.
Los investigadores encontraron que las fuentes de financiación de la malaria cambiaron sustancialmente durante el periodo de estudio de 17 años. Los gastos gubernamentales representaron más de la mitad (55,3 por ciento o 643 millones de dólares) del gasto mundial en malaria en el 2000, pero en 2016 representaron una participación mucho menor del 28,2 por ciento (1.200 millones). En comparación, el gasto gubernamental representó el 60,1 por ciento del gasto mundial para el VIH/sida el mismo año en los 106 países del estudio.
Por el contrario, la asistencia para el desarrollo para la malaria fue un importante impulsor del crecimiento general del gasto en malaria entre 2000 y 2016, con un incremento del 18 por ciento anual. Con 2.400 millones en 2016, la asistencia para el desarrollo representó más de la mitad (56,5 por ciento) del gasto total en malaria ese año, frente al 14,7 por ciento (171 millones) en 2000.
A 11 años de la fecha fijada para terminar con la epidemia
Aunque la asistencia para el desarrollo para la malaria representó más de 10.000 millones en gastos totales entre 2000 y 2010, se estabilizó en los últimos años, con niveles de 2018 prácticamente sin cambios desde 2010. Para mantener el progreso, los autores del estudio señalaron que hace falta financiación por encima de los niveles actuales de asistencia para el desarrollo para la malaria.
“Estamos a 11 años de la fecha fijada por Naciones Unidas para ‘terminar con la epidemia’ de la malaria”, afirma la autora principal, Annie Haakenstad. “El mundo está mirando y, a menos que surjan más recursos financieros, ese objetivo representará una gran oportunidad perdida”, añade.
Además, el estudio expone amplias variaciones en el gasto en malaria en los 106 países, dependiendo de si los países buscaban controlar la propagación de la enfermedad o eliminarla. Entre 2000 y 2016, se gastaron casi 30.000 millones en malaria en los 47 países de control, lo que representa la mayor parte (72,8 por ciento) del gasto total a nivel mundial en la enfermedad. Solo en 2016 se gastaron 2.600 millones en estos países.
Los hallazgos demuestran que, a medida que la incidencia de la malaria disminuye hacia cero, la financiación gubernamental se convierte, con mucho, en la mayor fuente de obtención de fondos. En 2016, los gobiernos de los países de eliminación aportaron una mayor proporción (47,9 por ciento) del gasto en malaria que los de los países de control (28,3 por ciento).
Otros hallazgos son que el gobierno de Estados Unidos ha sido la mayor fuente de fondos para la malaria desde 2008, con una contribución de 876 millones solo en 2018.
En términos de desembolsos, las mayores proporciones de asistencia para el desarrollo para la malaria en 2018 se distribuyeron a través del Fondo Mundial 1.000 millones, o 42,6 por ciento del total) y las agencias de ayuda bilateral de Estados Unidos, incluyendo la Iniciativa de Malaria del Presidente (374 millones, o el 15,5 por ciento del total).
Entre 2000 y 2016, una cuarta parte del gasto total en malaria se produjo en los 41 países que la eliminaron. Con cuatro de cada cinco casos de malaria en todo el mundo en el África subsahariana, la proporción del gasto en malaria en la región en 2016 ascendió a 2.700 millones, o el 62,8 por ciento del gasto mundial en malaria.
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