Durante las primeras seis semanas y a veces 12 la mayoría de los bebés duermen
de manera irregular. Tienes suerte si antes de este momento notas que está
surgiendo algún patrón de sueño. Si no, después de los tres o los cuatro
primeros meses, puedes ayudar a que tu bebé adquiera un patrón de sueño
regular, siempre y cuando actúes de forma consistente y positiva.
Puede ser difícil decidir qué es lo mejor que se puede hacer,
especialmente cuando hay tantos consejos disponibles. Pero tú eres la experta
en tu bebé, y sabes qué es lo que funcionará mejor para tu familia. Por lo
tanto, decide lo que tú quieres, y hazlo. Los bebés son extremadamente
adaptables:
Puedes enseñarle al tuyo a que duerma contigo o sin ti,
en tu cama o en su cuna. La decisión es tuya. Es mucho más probable que sigas
de manera consistente un plan que consideras el adecuado para ti en lugar de un
plan sacado de un libro o una revista.
Cada vez que tu bebé se despierte de noche, tendrás que
volver a hacer lo que hiciste para ayudarlo a que se quedara dormido la primera
vez. Si lo alimentas para que se duerma, necesitarás hacer lo mismo cada vez
que se despierte; si lo dejas solo para que se duerma por sí mismo, esto es lo
que él esperará.
Hay sólo dos puntos esenciales para cualquier plan:
1. Una vez que comiences un curso de acción, has de ser
consistente. Si decides que no vas a mecer a tu bebé para que se duerma, sino
acostarlo en su cuna soñoliento pero despierto y que volverás cada cinco o diez
minutos para tranquilizarlo con amorosos susurros pero sin cargarlo, no te
desalientes a los 45 minutos. Si renuncias entonces, le habrás enseñado que
vale la pena insistir con sus llantos la mayor cantidad de tiempo posible,
porque al final lo tomarás en brazos.
2. Dale a tu plan un plazo de tiempo para que funcione,
al menos una semana o dos. Cada nuevo plan que intentes significará que le
estás pidiendo a tu bebé que aprenda un nuevo conjunto entero de hábitos de
sueño. Los viejos hábitos tardan en desaparecer, y los nuevos tardan en establecerse.
No confundas a tu bebé con cambios continuos. Sigue tu plan al menos durante
una o dos semanas.
Tu bebé conciliará el sueño más fácilmente si usas una
rutina predecible y relajante a la hora de irse a dormir, y tú estarás más
preparada para decirle buenas noches una vez que hayas compartido un rato de
amorosa cercanía con él. También será más probable que se duerma si intentas
evitar que haga una siesta a última hora de la tarde.
Si tu bebé todavía no se queda dormido a pesar de todos
tus esfuerzos, es posible que te resulte útil hablar con el doctor.
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