El uso excesivo de β2-agonistas de acción corta (SABA) continúa siendo un marcador clave de mal control del asma, con implicaciones clínicas graves que requieren una intervención temprana desde Atención Primaria. Identificar este patrón de abuso permite optimizar el tratamiento y reducir el riesgo de exacerbaciones severas, hospitalizaciones y mortalidad asociada. Desde EL MÉDICO INTERACTIVO hemos debatido sobre este asunto con un grupo de médicos habituados a ver pacientes con asma que utilizan estos medicamentos.
Por poner en contexto el uso de SABA en el ámbito del manejo del asma, el doctor Wilson Villarroel, del Centro de Salud de Malagón (Ciudad Real), subraya que “el uso frecuente del inhalador, síntomas persistentes como tos, disnea o sibilancias, los despertares nocturnos y las visitas reiteradas a Urgencias son signos clínicos de abuso de SABA”. Este esquema clínico, además de reflejar un asma mal controlada, es un predictor de eventos graves.
En su práctica clínica, la doctora Inmaculada Sánchez-Migallón, del Centro de Salud de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) apunta que “el 13,1 % de los pacientes tratados con SABA refirieron haber sufrido más de dos exacerbaciones graves en el último año”, lo que también se puede considerar por un uso excesivo de estos fármacos. Estudios recientes respaldan estas observaciones al asociar el uso exclusivo de SABA con un mayor riesgo de ingreso hospitalario y una mortalidad aumentada.
Criterios de abuso de SABA
Desde el punto de vista de la prescripción, se debe considerar abuso “al consumo de más de tres inhaladores anuales, equivalente a más de 600 dosis, ya que duplica el riesgo de hospitalización por asma, según recoge la guía GINA 2024”, destaca el doctor Villarroel.
Por tanto, para detectar el uso excesivo de SABA, la revisión de la prescripción es una herramienta fundamental, al igual que la necesidad de revisar la técnica de inhalación, el tipo de dispositivo, las moléculas y las dosis prescritas, incluso, la adherencia al tratamiento. También debe evaluarse el nivel de conciencia del paciente respecto a su enfermedad y sus preferencias terapéuticas.
No hay que olvidar, advierte la doctora María Beatriz Esteban, del Centro de Salud Fuente del Maestre (Badajoz), que el uso excesivo de este tipo de inhaladores y el mal control del asma son conceptos relacionados, pero diferenciables en la práctica clínica. “El abuso de SABA es, en realidad, una consecuencia de un mal control subyacente del asma”, afirma.
Según la experta, el uso del inhalador más de dos veces por semana para aliviar síntomas es indicativo de abuso. Por otro lado, si esta frecuencia se mantiene, junto con síntomas persistentes, especialmente nocturnos, y exacerbaciones frecuentes, “debe interpretarse como un claro signo de que el tratamiento de mantenimiento no está bien ajustado” y debe ser revisado.
Principales consecuencias
En cualquier caso, si un paciente depende demasiado de estos medicamentos, es importante reevaluar integralmente el manejo de la enfermedad, resalta la doctora Esteban, ya que las consecuencias puedes ser graves para el paciente.
Por su parte, el doctor Juan Luis Díaz, del Centro de Salud de La Solana (Ciudad Real), subraya que el uso excesivo de β2-agonistas de acción corta implica importantes riesgos clínicos a largo plazo, ya que “se asocia con un aumento significativo de exacerbaciones graves y las visitas a Urgencias”. Estudios como SABINA, incluso, han revelado una correlación entre el abuso de SABA y un incremento en la mortalidad por asma.
A esto se suma la pérdida progresiva del control de la enfermedad: “El alivio sintomático con SABA puede enmascarar un control deficiente, retrasando la instauración del tratamiento preventivo adecuado”, advierte el facultativo.
Otras consecuencias incluyen la desensibilización de los receptores β2, lo que reduce la eficacia broncodilatadora, así como la aparición de dependencia psicológica al inhalador. A menudo, este patrón también refleja una baja adherencia a los corticosteroides inhalados (ICS), fundamentales en el manejo del asma.
Herramientas de evaluación clínica
En este escenario, la vigilancia activa del uso de SABA y el seguimiento riguroso del asma son fundamentales para evitar esas complicaciones. Para ello, la doctora Irene Macías, médica de Urgencias en el Hospital Tierra de Barros (Badajoz), propone integrar herramientas de evaluación clínica en la rutina asistencial para detectar precozmente patrones de abuso.
Entre las medidas recomendadas, destaca el uso de cuestionarios validados como el Asthma Control Test (ACT), analizando no solo la puntuación global, sino también ítems específicos, como el uso de medicación de rescate. Añade que “en cada consulta de seguimiento o actualización del tratamiento, debe valorarse el número de prescripciones y retiradas en farmacia del estos fármacos”.
Además del seguimiento clínico y la revisión de prescripciones, también es necesario implementar un enfoque integral que incluya la educación del paciente, la optimización del tratamiento y el trabajo interdisciplinar en el entorno clínico.
El doctor J. Gerardo Navarro, del Centro de Salud Vistabella (Murcia), insiste en la necesidad de reforzar la educación sanitaria: “Es fundamental informar al paciente sobre el uso adecuado de SABA y los riesgos asociados a su abuso, como el aumento de exacerbaciones”. Destaca la elaboración de planes de acción personalizados para el automanejo del asma, que incluyan instrucciones claras sobre cuándo y cómo usar este tipo de inhaladores.
Estrategias efectivas
El experto sugiere incluir revisiones trimestrales o semestrales en pacientes con sospecha de mal control, especialmente si han acudido a Urgencias por exacerbaciones. En el plano terapéutico, recomienda “asociar tiotropio o corticosteroides inhalados cuando proceda, y en tratamientos combinados, utilizar un único dispositivo para mejorar la adherencia”. Asimismo, reclama ser más insistente en la enseñanza de la técnica inhalatoria correcta y recuerda que “el tratamiento de base puede hacer también de rescate, con menor riesgo de efectos sistémicos”.
“Hay que priorizar los corticosteroides inhalados como terapia de mantenimiento y fomentar la adherencia al tratamiento preventivo”, indica el doctor Navarro. Plantea además la implementación de esquemas terapéuticos que combinen control y alivio, lo que puede contribuir a reducir la necesidad de SABA.
Otra línea de actuación es la mejora de la coordinación entre médicos de familia, farmacéuticos y otros profesionales. “Una comunicación fluida entre niveles asistenciales garantiza un abordaje más eficaz del paciente asmático”, afirma.
Finalmente, el especialista hace hincapié en la necesidad de formación continua de los profesionales sanitarios: “Es clave capacitar al personal en las guías actualizadas de manejo del asma y el uso racional de medicamentos para mejorar los resultados en salud”, concluye.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores: Wilson Villarroel Ledezma, Juan Luis Díaz Elbal, Mª Alicia López Álvarez, J. Gerardo Navarro Gómez, Inmaculada Sánchez-Migallón Muñoz, María Beatriz Esteban Rojas, Pilar Moraleda Velasco e Irene Macías Hernández.
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Referencias:
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- Global Initiative for Asthma. Asthma management and prevention for adults, adolescents and children 6–11 years (2024). A summary guide for healthcare providers. Published December 2024. Available from: ginasthma.org
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- Navarro Ros FM, Maya Viejo JD. Preclinical Evaluation of Electronic Health Records (EHRs) to Predict Poor Control of Chronic Respiratory Diseases in Primary Care: A Novel Approach to Focus Our Efforts. J Clin Med. 2024;13(18):5609. Published 2024 Sep 21. doi:10.3390/jcm13185609.
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