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viernes, 24 de mayo de 2024

Frenar el envejecimiento pasa por aumentar la longevidad de manera saludable

Frenar el envejecimiento pasa por aumentar la longevidad de manera saludable. Esto es lo que ha quedado patente en el congreso de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), que se clausura mañana en la capital de España. Durante el mismo se ha abordado en una de sus mesas si es posible frenar el envejecimiento. Miguel Sánchez Viera, coordinador del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la AEDV (GEDET), ha insistido en que la clave es prolongar el tiempo de vida sin déficits de salud.

Para lograrlo, diferentes investigadores se han centrado en el análisis de las denominadas ‘zonas azules’, que son diferentes partes del mundo con estilos de vida saludables. “El envejecimiento es un proceso largo, con un papel fundamental de la genética y los estilos de vida. Tiene factores críticos como una dieta rica en frutas y verduras, con nutrientes antioxidantes, que empiezan a considerarse nutricéuticos. Ya hay suplementos con evidencia, que actúan sobre la disfunción mitocondrial. Y fármacos, como la metformina, que empiezan a tener evidencia. La hidratación también es clave, tanto oral como tópica. Junto con ejercicio regular y sueño saludable”, ha enumerado.

Inmunosenescencia

Por su parte, Sari Arponen, internista y cofundadora del Slow Medicine Institute, ha detallado la relación entre envejecimiento e inflamación. Parte de la revisión de 2023 de Carlos López Otin y María Blasco, que añadió componentes que no estaban en su artículo original de 2013. Inciden en la importancia del acortamiento de telómeros, los acontecimientos epigenómicos, la disfunción mitocondrial o la senescencia celular. También en el papel fundamental del sistema inmunitario, el desgaste de las células madre, la inflamación crónica. O la disfunción perixosomal –de la que, como ha recalcado, “apenas se habla”– y disbiosis. “Es un fenómeno multicausal muy complejo, con muchos factores que se interrelacionan”, ha resumido.

Un aspecto que ha subrayado es el papel de la inflamación crónica de bajo grado. “Se produce de manera antropogénica y no se resuelve, a causa del estrés crónico, de dormir poco y mal. O a la falta de micronutrientes como el magnesio, zinc, yodo o vitamina C”.

“Si se habla de envejecimiento –ha proseguido– debe hablarse de inmunosenescencia. Todos estos fenómenos ya citados determinan cómo envejece el sistema inmune. Este fabrica citoquinas pro-inflamatorias relacionadas con muerte celular, con diferentes tipos. Estos van desde la necroptosis, necrosis, piroptosis o la ferroptosis, con diferentes cascadas moleculares”.

En su opinión, no debe hablarse de cumplir años, “sino de cuánto tiempo se vive con una buena salud. La microbiómica y la metabolómica también son clave, pero falta mucho para que se incorporen a la práctica clínica”.

Importancia del exposoma

Otro factor que debe tenerse en cuenta es el exposoma. Está condicionado por factores tan distintos como la calidad del aire, los metales pesados, el clima, el estrés o los pesticidas. También por los ambientes urbanos, los factores sociales, la soledad, o la actividad física, que tienen reflejo en el genoma.

“Se está buscando el santo grial, la muerte de la muerte. Y que el cuerpo físico nos mantenga de manera indefinida. Esto no se va a lograr sin el exposoma, sin ejercicio físico intenso, sin una buena nutrición ni buen sueño. Hay que contrarrestar la inflamación, sin duda. Pero hay que cambiar de estilo de vida. Y cuidar el cuerpo a diario, lo que requiere de determinantes socioeconómicos de la salud”, ha concluido.

Frenar el envejecimiento pasa por aumentar la longevidad de manera saludable

Los moderadores, Almudena Nuño y Miguel Sánchez, durante la mesa. AEDV

Fomentar hábitos saludables

También ha participado Almudena Nuño, dermatóloga del Instituto de Medicina y Dermatología Avanzada (IMDA). Nuño ha insistido en la importancia de las recomendaciones de estilo de vida para el paciente, fomentando los hábitos saludables. “El envejecimiento se asocia a hacerse mayores y a diversas enfermedades, con diferentes estrategias tratables. Los factores asociados a mayor longevidad son estar casado, tener un nivel educativo alto, unos ingresos altos, consumir verdura y fruta, etc. Y a realizar actividad física de forma regular, no fumar, no beber y una buena calidad de sueño, entre otros”, ha recalcado.

Destaca la dieta mediterránea, rica en aceite de oliva. Posee polifenoles y ácidos grasos saludables, que reducen causas de mortalidad. Esta dieta sigue siendo una de las mejores opciones para alimentarse. Además, existe evidencia de que la recomendación de consumo de cinco piezas de fruta al día es muy beneficiosa. “Es importante, además, comer en horas de sol, cuando el cuerpo está preparado para el metabolismo”, ha añadido.

Relaciones sociales

Un aspecto que ha advertido es el de la restricción calórica, “especialmente tras los 65 años, ya que induce pérdida de hueso y de masa muscular. Por otro lado, no debe olvidarse el impacto del azúcar en la piel.  Esta sustancia daña el colágeno y el papel clave de la microbiota en el envejecimiento cutáneo. Y el sueño es muy importante, debe durar de 7 a 9 horas”.

En cuanto al ejercicio de fuerza, ha subrayado que, “en particular, está especialmente recomendado al disminuir las citoquinas proinflamatorias. Sobre todo, para prevenir la enfermedad de Alzheimer”. Por otro lado, ha indicado que el estrés induce daño oxidativo y un aspecto poco citado, el de las relaciones sociales. “Deberían ser una prioridad, la soledad está asociada a comportamientos adversos para la salud. En este sentido, destaca beber más, comer peor o dormir mal”, ha advertido. Por último, ha reiterado el perjuicio que causa el tabaco, incluido el vapeo.

“En un futuro próximo, podremos medir cómo nos afectan todos estos hábitos. Y cómo podemos modificarlos -e, incluso, optimizarlos- en función de nuestros genes”, ha pronosticado.

Concentrarse en estrategias de impacto

Jorge Soto de Delás, dermatólogo de la Policlínica Gipuzkoa, ha revisado en su ponencia el papel de los suplementos. En su opinión, la sociedad “necesita tratar el envejecimiento con políticas de salud pública, para ahorrar costes y promover una saludable longevidad. El envejecimiento es muy complejo. Debe empezar a abordarse antes y no hay marcadores contrastables y generalizados que muestren resultados de las intervenciones. Es tratable con estilos de vida y moléculas, pero vivimos una era de infoxicación. Por eso, hay que concentrar el esfuerzo en estrategias que generen más impacto, como la dieta y el ejercicio”.

Desde su punto de vista, la hormesis es clave, activando la antioxidación natural con actividad física. “Hay que tener precaución con los antioxidantes como suplemento. Y es que, no hay moléculas ni suplementos nutricionales avalados con ensayos. La metformina es el único fármaco que podría usar como antienvejecimiento, aunque no están claras las dosis. Entre otros inconvenientes. El futuro pasa por la personalización”, ha propuesto.

Tratamiento hormonal

“En cuanto a la rapamicina, no se sabe la edad de inicio, ni está claro si la toma debe ser continua. Los senolíticos tampoco tienen suficiente evidente para prescripción poblacional. Sin embargo, la espermidina está en puertas de comenzar a usarse de manera generalizada. Se ha demostrado que reduce la mortalidad y la enfermedad cardiovascular. En cuanto a los polifenoles, 10 mg de ingesta suplementaria de quercetina reduce en un 35 % la fragilidad en personas mayores”, ha recalcado.

Finalmente ha participado Laura Bartolomé, jefa de la unidad endocrina del Instituto de Medicina y Dermatología Avanzada (IMDA) de Madrid. Bartolomé se ha centrado en el tratamiento hormonal en el envejecimiento. Un aspecto que, como ha admitido, genera “opiniones extremas, con un debate encendido. El desafío es garantizar que los años adicionales sean de calidad y plenitud. Por eso hay que tratar la menopausia cuando sea preciso, por el aumento de la esperanza de vida. Nos enfrentamos a un problema de ‘hormonofobia’, el miedo irracional a las terapias hormonales. Se ha cuestionado su uso, pese a que los tratamientos son seguros y efectivos”.

 

 

 

 

 

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